Producción, culpables y solución

Posted on: abril 28th, 2020 by Laura Espinoza No Comments

 

 

No sé qué carajo hemos hecho los venezolanos para merecernos a esta dictadura integrada por delincuentes, terroristas, narcotraficantes, mentirosos y cínicos que han llevado a Venezuela a la peor de sus crisis y que prometen llevarnos más allá: al caos.

 

 

Lo que sí sé es que nuestra única lucha tiene que estar centrada en lograr nuestra liberación. Que pasa por la salida del dictador, acompañado de sus cómplices, y el advenimiento de una democracia con Estado de Derecho, justicia, libertad, igualdad de oportunidades, solidaridad, participación, economía social de mercado.

 

 

La reflexión inicial se debe a la repetitiva política de esa dictadura de perseguir a los que producen. De culparlos de los males del país, sin asumir la responsabilidad casi única que la misma dictadura tiene en todos los problemas del país: políticos, económicos, sociales, culturales, institucionales que sufrimos.

 

 

¿Quiénes son los culpables de la expropiación de millones de hectáreas productivas para convertirlas en tierras devastadas? ¿Quiénes son responsables de haber cerrado, confiscado y haberse adueñado de empresas de diversa índole para acabar con todo y destruir a la nación? ¿Quién debe pagar por haber destruido la producción nacional y llevarnos a esta realidad según la cual el déficit entre necesidad de consumo y producción se eleva y a veces supera el 90%? ¿De quién es la culpa de que no haya combustible para transportar los alimentos y no se pueda fumigar porque no hay gasolina para los aviones de fumigación? ¿Quién debe responder por la pérdida de los ciclos de siembra porque no hay semillas, no hay abono, no hay fertilizantes ni un carajo? ¿Quiénes son los causantes de que la guerrilla y el narcotráfico se hayan metido en nuestras fincas y hayan sometido a los productores agropecuarios a la peor de las inseguridades, riesgos y extorsiones? ¿A quiénes se debe atribuir la destrucción de la moneda que ha hecho que todo esté dolarizado menos los salarios que no llegan a $3 al mes? ¿Quiénes son los culpables de que no tengamos electricidad, agua, gas y que ningún servicio público sirva para nada? ¿Quién ha producido los peores niveles de inseguridad en todo el pais? ¿A quiénes hay que buscar para que le expliquen a los venezolanos por qué tenemos siete años continuos en recesión y ya casi tres años en una absurda hiperinflación?

 

 

¿Qué es lo que pretende esta inservible dictadura? ¿Después de haber hecho todo lo que ha hecho, señalar a los demás como si sus protagonistas no tuvieran nada que ver? ¿Toca de nuevo perseguir a los empresarios con la excusa de defender al pueblo que tanto han humillado desde el poder que usurpan? ¿Qué autoridad tienen después de sus ejecutorias para decir que van a intervenir empresas agroindustriales, que van a controlar precios, que van a hacer ventas controladas? ¿Quien puede creer que el interés de esta dictadura sea resguardar los derechos del pueblo si lo que ha hecho es golpearlo hasta niveles de casi deshauciarlo?

 

 

Por todo esto es que, en lo personal, no creo en acuerdos que puedan levantar la economía si uno de los acordantes ha sido el principal destructor de la misma. Y no tiene la más mínima intención de reconocer sus errores y su maldad y mucho menos de rectificar para que la ciudadanía pueda mejorar sus condiciones laborales y de vida.

 

 

Solo creo en un acuerdo que, impulsado por la presión que debemos seguir generando, saque a Maduro de la presidencia que usurpa, tome las medidas de emergencia necesarias y convoque con un nuevo CNE a elecciones presidenciales y parlamentarias.

 

 

¡Ya esto no podemos calárnoslo mas!

 

 

Se impone un cambio urgente y creo que las condiciones se están dando para lograrlo. ¡Venezuela merece que ese cambio llegue ya!

 

 

juanpguanipa@gmail.com
@JuanPGuanipa

Gobierno de emergencia nacional

Posted on: abril 15th, 2020 by Laura Espinoza No Comments

 

 

La crisis de Venezuela se profundiza ante la desidia y mala intención de una dictadura que todo lo ve desde la perspectiva del uso del poder, para mantenerse en él, aunque no haya respaldo popular. ¿Usted cree que al régimen le duele el desastre al que ha llevado al país? ¿Ha habido alguna actitud que refleje propósito de enmienda en quienes han utilizado el poder para destruir a un país que había sido de vanguardia en América Latina? Hoy hemos perdido la democracia, la libertad, la economía, el respeto al ser humano, el bienestar. Nos toca hacer un gran esfuerzo de reconstrucción, pero antes debemos salir de esto.

 

 

La pandemia del coronavirus ha llegado para complicar más las cosas y constatar, de nuevo, que no hay disposición ni a la proactividad, ni a la sinceridad, ni a nada bueno. Para todos, el desarrollo de esta pandemia está lleno de enigmas y dudas que provienen de un manejo poco serio de algo que puede llegar a ser muy grave para el pais. La dictadura no ha dicho la verdad y lo hemos denunciado con base. Así que todo lo vivido más lo que se vive ahora, configura una realidad trágica para la gran mayoría de los venezolanos, que se debaten entre evitar la pandemia con hambre y salir a la calle a buscar comida y exponerse. Esto último está pasando con un alto porcentaje de la población, que además se arriesga a la humillación de ser detenida y sometida a distintas vejaciones por no cumplir la cuarentena.

 

 

Toda esta situación ha sido denunciada y prevista por las fuerzas democráticas. Por esa razón el Presidente (E) de la República, Juan Guaido, ha hecho una propuesta que ha sido asumida por la mayoría de los países de América y Europa: la conformación urgente de un Gobierno de Emergencia Nacional. Esto implicaría que tanto Maduro como Guaido salgan de los cargos que ocupan, uno por haberlo usurpado luego de la farsa electoral de 2018 y el otro por encargo de los artículos 233 y 333 constitucionales. De acuerdo a la propuesta, se conformaría un Consejo de Estado que asumiría las funciones del Poder Ejecutivo, se elegirían nuevos poderes electoral, judicial y ciudadano y se convocaría en un lapso de 10 meses a elecciones presidenciales libres. Esta es una propuesta racional, sensata, que busca destrancar el juego en momentos de conocida gravedad.

 

 

Aunque la respuesta de la dictadura la conocíamos antes de que fuera anunciada, sabemos que esa propuesta va a ir ganando factibilidad mientras se profundice la crisis generada por ella. Por esa razón, la presión interna e internacional debe intensificarse. Los delincuentes cuyas vinculaciones con el narcotráfico, el terrorismo, la guerrilla, etc., ha sido demostrada, solo entenderán la presión. Ya sabemos que a ellos no les importa nada. Lo único que les importa son ellos mismos y su entorno.

 

 

A nosotros nos corresponde seguir acompañando a la gente, aunque tenga que ser desde la distancia de una cuarentena necesaria, pero que ha sido utilizada por la dictadura para afectar a la gente. Nos corresponde también tomar algunas decisiones de apoyo material, muy limitadas por las circunstancias que rodean la gestión de Guaidó, y por eso enfocadas en los prestadores de servicios de protección de la salud. Igualmente debemos utilizar las herramientas de comunicación con las que contamos para trabajar en la prevención que es responsabilidad ciudadana.

 

Venezuela va a lograr, por su gente, vencer la pandemia y vencer a esta dictadura de oprobio. Y todo lo vivenciado va a servir de aprendizaje. Y debemos –así como han hecho los judíos con el Holocausto– mantener fresca la memoria de lo vivido para que nunca más tengamos que pasar por una experiencia similar. La lección está aprendida, así como la convicción de que todo esto servirá de impulso para lograr lo mejor para el país.

 

 

Juan Pablo Guanipa V.

juanpguanipa@gmail.com

@JuanPGuanipa

 

El camino que Maduro escogió

Posted on: marzo 30th, 2020 by Laura Espinoza No Comments

 

 

La vida nos permite elegir qué queremos hacer con ella. Sin duda, somos también producto de nuestras circunstancias, pero ejemplos de vidas distintas en circunstancias similares hay miles. Así que al final, a cada uno de nosotros nos toca tomar nuestras decisiones. Maduro tomó la suya. Decidió pasar a la historia como un dictador criminal. Ya tenía su pasado vinculado al delito. Ya había decidido ser cómplice del peor de los gobernantes que ha tenido nuestro país, después de él. Decidió violar la Constitución y la ley para hacerse de la presidencia de la república en medio del ventajismo y de la corrupción electoral. Luego, se mantuvo en el poder acudiendo al expediente de la usurpación, cuando fingió un proceso electoral con el
único objetivo de seguir allí sin apoyo, sin votos.

 

 

De sus actos políticos, dictatoriales, delincuenciales, crimínales, podemos escribir decenas de cuartillas. Los venezolanos los conocemos, pero jamás debemos olvidarlos. Pero en la actualidad estos actos se profundizan con el tratamiento que la usurpación le ha dado al COVID-19. Es obvio que ante la profunda e inexplicable catástrofe de nuestro sistema sanitario, el único camino es el aislamiento para evitar el contagio. Pero es absurdo –en cualquier razonamiento democrático, solidario, libre– que se escoja la mentira –que se traduce en la tergiversación de los hechos y en el ocultamiento de la verdad–, la persecución, la represión, el irrespeto al ciudadano, la politización, como herramienta de acción ante el avance del virus.

 

 

Si es lógico exigir el aislamiento, es ilógico no ofrecer alternativas reales a millones de venezolanos que viven del día a día y que, de no poder salir de su casa, es imposible que puedan resolver el problema de alimentación de su familia. Es inaceptable que se juegue con las cifras de personas contagiadas por la enfermedad, para tratar de mostrar resultados irreales, aunque se sepa que las víctimas crecen de manera acelerada. Es condenable que se diga que tenemos todo listo en materia de medicamentos, camas de hospital, unidades y camas de cuidados intensivos, etc., cuando todos sabemos que la destrucción de nuestro sistema de salud se ha intensificado de manera perversa. Queda en evidencia la dictadura cuando escuda su ineptitud y corrupción en las sanciones y anuncia al país que desde dictaduras aliadas viene todo lo necesario para enfrentar la pandemia.

 

 

Es inaceptable que se aproveche esta contingencia para perseguir opositores y tratar de minar el entorno del Presidente (e) Guaidó a quien descalifican pero a la vez le dan la importancia que dicen no tiene. Es inconcebible el trato que le dan al ciudadano común, al que se ve obligado a salir a buscar el pan de la familia, al que se ve forzado a salir a buscar algunos litros de gasolina. Por un lado son irrespetados por algunos representantes de cuerpos de seguridad quienes prefieren la agresión antes que las palabras, y por otro lado son sometidos a impresionantes humillaciones basadas en el trato preferencial que muchos de esos integrantes de organismos de seguridad se dan, asumiendo como justos sus privilegios.

 

 

Mención aparte merecen los médicos, enfermeros y, en general, todos los trabajadores del sector salud. Para ellos no hay herramientas para cubrirse y evitar el contagio. Para ellos no hay trato preferente –lo cual nunca sería un privilegio–. Quienes han permitido que decenas de miles de médicos se vayan del país porque aquí no tienen oportunidades, hoy se jactan de traer a ciento y tantos médicos de Cuba a quienes ponderan y pagan bien –pago que realmente recibe aquella dictadura– mientras a los patrios los tiene sometidos a calamidades inadmisibles. Es inhumano que tengan a centenares de presos políticos –todos inocentes– sometidos a estar en sitios de gran riesgo, cuando en sus casas es donde deberían estar. Mientras tanto, somos los ciudadanos quienes debemos seguir cuidándonos. No hay de otra en esta Venezuela de hoy.

 

Juan Pablo Guanipa V

@JuanPGuanipa

Prepararnos para la gravedad

Posted on: marzo 23rd, 2020 by Laura Espinoza No Comments

 

La alarma que se ha generado en el mundo y la afectación de países desarrollados como Italia, España y Estados Unidos, así como casos impresionantes como el de Irán, nos obligan a ser muy responsables en el tratamiento de la situación venezolana. Es muy malo para nuestro país que este momento tan difícil nos tome con un dictador usurpando la presidencia de la república. Es muy difícil darle credibilidad a las medidas y cifras que surgen de esa inescrupulosa fuente. Recordemos además que, de acuerdo a los expertos, cada vez que escuchemos una cifra oficial, multipliquémosla por 20 para tener idea de cuantos casos en realidad hay.

 

 

Las tres medidas más importantes para poder abordar esta pandemia con menos consecuencias fatales son: el aislamiento, que consiste en quedarnos en nuestras casas y eliminar el acceso de personas distintas a nuestro núcleo familiar; la higiene personal que requiere el frecuente lavado de manos y la masificación de las pruebas para determinar la presencia del virus. Las dos primeras son responsabilidad de los ciudadanos y las familias. En Venezuela, lo hemos dicho, cada día va a ser más difícil aislarse porque para muchos significaría no tener nada que comer. El tercer aspecto, la realización masiva de tests, depende del Instituto Nacional de Higiene que a su vez depende de la dictadura de Maduro. Eso complica las cosas si mantenemos el criterio de que el dictador no tiene ni pizca de credibilidad en la opinión pública nacional. Hoy no sabemos cuántas pruebas se han hecho ni cuantas se proyectan hacer. Esa información es clave pero nadie en la dictadura la da.

 

 

El gran riesgo para nosotros consiste en la expansión del virus, porque todos sabemos que si algo tiene deteriorado nuestro país es el sistema de salud. Veamos la realidad mundial y particular. Países como Alemania han anunciado que 60% de su población se contagiará. España anuncia que lo mismo pasará con el 40% de la suya y Colombia manifiesta que 10% de los colombianos se enfermará. Recordemos que de todos los contagiados, 80% tendrán síntomas inexistentes o muy leves, 20% requerirán hospitalización y 5% necesitarán una unidad de cuidados intensivos por un lapso de 10 a 12 días.

 

 

Con todo nuestro optimismo y sin proyecciones oficiales, supongamos que Venezuela tendrá la mitad del porcentaje que anuncia Colombia: 5% de su población infectada. Estaríamos hablando de 1.500.000 personas, de las cuales 300.000 requerirían hospitalización y 75.000 cuidados intensivos. Esta sería una cifra catastrófica para nuestro país, especialmente si consideramos que, entre sector público y privado, no logramos llegar a 400 camas para cuidados intensivos en todo el territorio nacional.

 

 

A esta situación hay que agregar que la cantidad de médicos que han quedado en Venezuela, luego de la migración de miles de ellos por razones conocidas, no es suficiente para atender lo que puede venir, por lo que la comisión de expertos designada por Guaidó, hace esfuerzos por actualizar a todos, independientemente de su especialidad, en el tema respiratorio y tendrá también que lograr la incorporación de estudiantes, así como ver de dónde saca anestesiólogos cuyo déficit ya es muy conocido en nuestro país y son necesarios para los casos de terapia intensiva. Esa misma comisión ha venido trabajando en monitoreo sanitario y social, produciendo datos que serán muy útiles en los próximos días. También se viene trabajando con organismos internacionales para lograr inversiones que sirvan en la necesaria prevención.

 

 

En Venezuela nos encontramos en fase inicial, si consideramos que hace 10 días se reportó el primer caso y la duración en cada país va a ser de unos tres meses. Así que debemos ser constantes en las previsiones personales y familiares para evitar la propagación del virus. Recordemos que no hay vacuna ni medicamentos que sirvan en este momento. Nos toca a los ciudadanos actuar. Todos somos responsables.

 

Juanpguanipa@gmail.com

@JuanPGuanipa

¡Nuestra determinación!

Posted on: enero 20th, 2020 by Laura Espinoza No Comments

 

 

La dictadura criminal que tiene secuestrada a la nación venezolana, parece dispuesta a todo para mantenerse en el poder. Los últimos acontecimientos y su desmedida actuación así lo quieren mostrar. El 5 de enero asaltaron militarmente el Palacio Federal Legislativo e intentaron concretar la maniobra de cambiar –a realazos– la correlación de fuerzas de la Asamblea Nacional. No lo lograron y acudieron al expediente de la ilegitimidad. El 7 de enero impedían el paso de los diputados y logramos entrar al palacio y al salón de sesiones, hacer la sesión y juramentar a Guaidó como Presidente Encargado de Venezuela. El 15 de enero, día del maestro, atacaron a tiros y piedras a una comisión que hacía una especie de avanzada para ingresar al palacio. Fue, sin duda, un atentado que no se concretó por el blindaje del vehículo en el que se trasladaban el segundo vicepresidente y los jefes de fracción. Pienso que con estas actuaciones, la dictadura paga el costo de la mayor deslegitimación mundial con el único objetivo de manifestarle a su exiguo público interno y a la gran mayoría de venezolanos que la desprecia, que no va a ceder y que como sea se mantiene en el poder.

 

 

Es la determinación del mal. Es la decisión de mantenerse al margen de la constitución y de pisotear las libertades y la democracia. De esta manera intentan decirle a los venezolanos que no hay esperanza, que no habrá forma de sacarlos, que no hay nada que hacer, que debemos resignarnos y acostumbrarnos a vivir lo mal que vivimos, que estamos “cubanizados” y que perdimos todas las razones para luchar.

 

 

Ante esa pretensión de los delincuentes que ocupan a Miraflores, debe surgir muy vigorosa la voz del pueblo venezolano. A ese pueblo que prefiero llamar ciudadanía, que está formado por gente luchadora, que se levanta temprano a ofrecer todo su esfuerzo para llevar calidad de vida a su hogar, le falta quiero decir que esta dirigencia está dispuesta a todo. Es la determinación del bien. Sabemos lo que ha sufrido nuestra gente por la acción o inacción, ineficiencia y corrupción de Maduro y sus cómplices, pero debemos comunicarle con mucha fuerza que estamos dispuestos a desarrollar todas las acciones necesarias y a exigir a la comunidad internacional todas las decisiones y conductas indispensables, para expulsar a estos irresponsables del poder que usurpan y devolverle la tranquilidad a nuestro país. Sabemos que fácil no es, pero queremos que cada venezolano tenga la confianza y la sana y bien dimensionada expectativa de que vamos a hacer todo para lograr nuestro cometido.

 

 

Venezuela no debe ni puede seguir así. Es inaceptable que estemos en los primeros lugares en pobreza, en corrupción, en inflación y devaluación, en emergencia, tragedia y crisis. Es inconcebible que estemos en los últimos lugares en alimentación, en seguridad, en educación, en protección de la salud, en prestación de servicios públicos, en calidad de vida, en producción, en progreso, en bienestar. Lo que está dictadura ha hecho es inadmisible.

 

 

¿Ellos insisten en hacernos ver, con permanente exhibición y uso de armas, que no darán respiro a la sociedad venezolana y que tenemos que calarnos su permanencia y sus desafueros? Nosotros queremos que nuestros ciudadanos, que los dictadores y que la comunidad internacional sepan que vamos a seguir luchando hasta vencer. ¿Que no tenemos armas? Lucharemos sin ellas y lograremos vencerlos. Y si terminan siendo indispensables, contaremos con quienes en el mundo si las tienen y estarían dispuestos a usarlas para vencer mal. Pero lo más importante que puede tener la ciudadanía y sus dirigentes es la determinación, el arrojo, el coraje, la disposición, la constancia, la valentía, los principios, los valores, la dignidad, la integridad para librar la lucha que haya que librar y lograr el triunfo frente al mal. ¡Venezuela va a vencer!

 

Juan Pablo Guanipa

Crónica necesaria

Posted on: abril 19th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

 

 

La historia tendrá que registrar todas las tropelías que esta dictadura moribunda ha cometido contra los ciudadanos venezolanos. También registrará la grosera persecución en contra de la dirigencia política que lucha por la libertad. Como acompañé al presidente encargado de la República, Juan Guaidó, en su reciente recorrido por los estados Zulia y Falcón, narraré los hechos de los que pude ser testigo o actor.

 

 

 

El viernes 12 de abril recorríamos el municipio Baralt de nuestro estado Zulia, cuando recibí la información de la visita, al día siguiente, de Juan Guaidó. Unas horas después estábamos en la Basílica de nuestra Señora de Chiquinquirá. De allí salimos a Machiques de Perijá y comenzaron las irracionales trabas. En el kilómetro 21 se habían apostado un grupo de indígenas Yukpas. La verdad es que fueron colocados allí con la orden de impedir el paso sin mediar palabras y buscar un enfrentamiento en el que ellos fueran victimizados.

 

 

 

Decidimos retroceder y tomar una trocha que nos llevó al kilómetro 25 y continuamos nuestra ruta. En la alcabala antes de llegar a La Villa, un policía municipal junto a funcionarios de la GNB atravesaron un convoy militar en la vía. La actuación unitaria de quienes acompañábamos a Guaidó y vecinos que hacían cola de gasolina, nos permitió vencer ese obstáculo y seguir adelante. Ya en la entrada de Machiques, tuvimos un nuevo percance: grupos de partidarios de la dictadura, instigados por una alcaldesa que tiene cero arraigo en ese pueblo, trancaban el paso. Nos enfrentamos contra sus armas, piedras y palos, y vimos cómo corrían despavoridos y desmoralizados. Sentimos la satisfacción de asumir riesgos e impedir que nos truncaran el camino. De esa manera pudimos llegar al primer destino: Machiques. La actividad se realizó exitosamente en medio de una indescriptible emoción que percibí en toda la gira.

 

 

 

De regreso cumplimos con la actividad en la Villa del Rosario y ya en camino a Maracaibo, teníamos nuevamente, a muchos kilómetros de distancia de aquel kilómetro 21, a los mismos indígenas Yukpas. No perdimos tiempo y comenzamos un nuevo periplo por trochas que nos permitieron cruzar La Cañada y Lossada hasta llegar a Maracaibo. El trayecto de 45 minutos lo hicimos en más de tres horas. La gente en nuestra ciudad esperó y, todavía con mucha luz natural, Juan pudo dar un emotivo discurso que animó a una ya entusiasta población que, a pesar de todo lo que hemos pasado en materia de servicios, salió masivamente a la calle a dar una extraordinaria demostración de dignidad.

 

 

 

El día domingo, ya informados de trancas en el puente sobre el lago,  salimos en lancha a Los Puertos y de allí a Cabimas y Ciudad Ojeda. De esta manera terminó la gira al Zulia. Todas las actividades se realizaron exitosamente a pesar del intento de saboteo.

 

 

 

Inmediatamente nos fuimos a Falcón. Junto a mi equipo nos adelantamos a la  caravana presidencial. Llegando a Coro nos topamos con un grupo de hombres -cuatro armados-, mujeres y niños. Impidieron que pasáramos y que echáramos hacia atrás. Así nos tuvieron por unos 30 minutos. Agredieron físicamente a nuestra periodista y a parte de nuestro equipo, prendieron fuego en los alrededores de nuestra camioneta e hicieron varios disparos. Cuando logramos salir de esa situación, recorrimos –junto a Guaidó– una trocha para llegar a Coro y seguir a Punto Fijo donde, a pesar del retraso, nos esperaba la gente con renovada emoción.

 

 

 

Al día siguiente, cuando desayunábamos para ir a la concentración de Coro, identificamos a un funcionario del SEBIN que pensábamos que solo nos vigilaba. Lo que hacía era “cantar la zona” mientras otros funcionarios abrían mi vehículo y hurtaban mi teléfono, cámara fotográfica, maletas, porta cds, etc.

 

 

 

¿Cómo dudar que este país está secuestrado por delincuentes? Pero todo lo vivido y el éxito de la jornada de Zulia y Falcón, refleja que seguiremos adelante y lograremos la liberación de nuestra Venezuela.

 

 

 

Juan Pablo Guanipa V.

@JuanPGuanipa

¿Cómo logramos unirnos?

Posted on: enero 5th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

 

 

 

Los venezolanos nos exigen unidad. La comunidad internacional comenta que una de las dificultades más importantes para lograr el cambio político en Venezuela es la falta de unidad del mundo opositor. La realidad es que no estamos unidos. Sin embargo, no comparto los niveles o magnitudes de los que se habla. Creo que se exagera. La dirigencia opositora –casi toda– se reúne con más regularidad de la que muchos piensan. Pero hay criterios enfrentados. Hay diversos puntos de vista. Aunque todos estamos de acuerdo en que debe lograrse el cambio político en nuestro país, hay diferencias en el cómo y esas diferencias nos llevan a divergencias en el cuándo. Es un asunto complejo que debe ser atendido con una visión estratégica.

 

 

Desde mi perspectiva, la unidad no es un fin en sí mismo, pero sí pareciera ser, en estos momentos, una condición necesaria para el logro del objetivo planteado. Para muchos sería muy fácil lograr la unidad. De este lado, no lo veo como algo fácil, pero sí posible. ¿Cuál es la dificultad más importante para lograrla? La falta de confianza. Sin ella no hay unidad consistente. ¿Que hace falta entonces para lograr la unidad como herramienta para el logro del cambio político? Creo que es necesario y urgente que planteemos una serie de puntos básicos  a ser respetados por todos y me atrevo a proponerlos: 1. El objetivo fundamental es recuperar el país y para eso es imprescindible lograr el cambio político.  Nada puede llevarnos a tomar decisiones que consistan en la permanencia de la dictadura en el poder. 2. La unidad no sólo atañe a los factores políticos sino al país nacional. Debe lograrse el fortalecimiento de instancias como el Frente Amplio Venezuela libre, en el que todos podemos encontrarnos. 3. Debemos tener claro que el momento requiere que intensifiquemos la presión, interna e internacional, hasta que se den condiciones para el logro de ese cambio político. 4. Ese ejercicio de la presión junto a sus riesgos, debemos asumirlo todos.   5. Ningún dirigente opositor debe tener comunicación con ningún actor de la dictadura. Cualquier intento en este sentido tiene que ser conversado y acordado previamente. 6. La negociación será una realidad cuando, logrado el máximo nivel de presión, deban darse garantías a los dictadores para que salgan del poder. 7. Todos debemos comprometernos con bases acordadas para la transición y con un plan de gobierno que una a todo el país alrededor de acciones tendientes a la urgente recuperación económica, social, política e institucional.

 

 

 

El momento es realmente crucial y definitivo. El proceso político debe ser guiado, orientado por un sector político que debe tener muy clara la dimensión de nuestro rol en este momento histórico. Por eso me parece que es necesario que recordemos a Santo Tomás Moro, patrono de los gobernantes y los políticos. La defensa de sus valores y principios lo llevó a una injusta sentencia de muerte que asumió con honor y dignidad. También me parece pertinente que recordemos al Cardenal vietnamita Xavier Van Thuan, quien pasó trece años de su vida preso por el régimen comunista de su país. Este último es el autor de las Bienaventuranzas del Político que, por servirnos de guía, anexo a continuación:

 

 

1. Bienaventurado el político que tiene un elevado conocimiento y una profunda conciencia de su papel.

 

 

2. Bienaventurado el político cuya persona refleja la credibilidad.

 

 

3. Bienaventurado el político que trabaja por el bien común y no por su propio interés.

 

 

4. Bienaventurado el político que se mantiene fielmente coherente,

 

 

5. Bienaventurado el político que realiza la unidad y, haciendo a Jesús punto de apoyo de aquélla, la defiende.

 

 

6. Bienaventurado el político que está comprometido en la realización de un cambio radical.

 

 

7. Bienaventurado el político que sabe escuchar,

 

 

8. Bienaventurado el político que no tiene miedo.

 

 

¡Hagamos todo para salvar a Venezuela!

 

 

juanpguanipa@gmail.com

@JuanPGuanipa

Gobernador Electo del Estado Zulia

El 10 de Enero

Posted on: noviembre 17th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

 

La dictadura de Maduro persiste en su mala intención de mantenerse en el poder sin apoyo popular. Los venezolanos debemos tener esperanza y confianza de que podremos juntos salir de esta barbarie que secuestra a nuestra nación. En toda esta lucha el día 10 de enero de 2019 cobra vital importancia. No podemos generar falsas expectativas con respecto a ese día, pero si podemos afirmar que a partir de ese día se profundiza la ilegitimidad de Maduro y del sistema que ha implantado en Venezuela. Ese día, violando la Constitución Nacional y la soberanía popular, ante un ente írrito y fraudulento como la ANC, se colocará de nuevo la banda dictatorial y jurará –en vano– cumplir la constitución y la ley que ha ultrajado infinidad de veces desde que en 1999 se hizo parte de la peor de las tragedias que hemos vivido en este norte de América del Sur.

 

 

 

Según nuestra Constitución, el 10 de enero, el presidente electo debe tomar posesión y juramento ante la Asamblea Nacional. Todos sabemos que en Venezuela no hubo elección presidencial. El 20 de Mayo se produjo una farsa y un fraude descomunal. Tanto, que la mayoría de los países del mundo –salvo los que tienen negocios políticos y económicos en nuestras tierras, como Cuba, China, Rusia e Irán– decidieron desconocer eso como elecciones y anunciaron que no reconocerían un nuevo periodo presidencial de Maduro. Por lo tanto, el 10 de enero se convierte en el hito que lanza al abismo de la ilegitimidad completa a un dictador y a sus cómplices, autores de la debacle más grave que ha sufrido nuestro pueblo.

 

 

 

En la sesión del martes pasado, la Asamblea Nacional decidió “…Declarar como inconstitucional la pretensión de Nicolás Maduro Moros de continuar usurpando los poderes presidenciales a partir del 10 de enero de 2019, y convocar al pueblo de Venezuela y a la comunidad internacional a defender la Constitución y propiciar el cambio político en nuestro país.” Esta declaración tiene total consonancia con lo que ha sido la posición de la mayoría de los países del mundo. Por eso, a partir de esa fecha, debemos intensificar la presión política, social e institucional que –acompañada por la presión internacional– provocará lo más pronto posible el cambio político en nuestro país. Cuando esa presión nos haya llevado al máximo posible de acumulación de fuerzas, llegará el momento propicio para negociar las garantías que permitan que Maduro y sus cómplices salgan del poder y logremos darnos una nueva oportunidad como país.

 

 

 

¿Cómo saldrá este dictador del poder? Es difícil predecirlo. Hay modos que no podemos controlar los ciudadanos y cuya probabilidad también desconocemos –algunos hablan de decisiones militares o foráneas–. Nosotros apostaríamos por una salida bajo presión, con garantías, o por un llamado a proceso electoral presidencial –también bajo presión, no hay otra forma– previo el cumplimiento de las condiciones políticas y electorales que tantas veces hemos comentado: liberación de todos los presos políticos –civiles y militares–, retorno de los exiliados, levantamiento de las inhabilitaciones, formalización de la legalidad de todos los partidos políticos, elección de un nuevo Consejo Nacional Electoral que garantice la participación igualitaria, el acceso a los medios de comunicación y, en general, las condiciones mínimas para que los venezolanos recuperen la confianza en el voto, herramienta democrática que ha sido degradada por el régimen madurista.

 

 

 

A pesar de que las cosas van de mal en peor en materia política, económica, social, institucional y cultural en Venezuela, debemos mantener la esperanza de que podremos salir de esto y de que tendremos la fuerza suficiente para recuperar para siempre a nuestra patria. No podemos dejar de luchar hasta lograr vencer al mal que gobierna a Venezuela. Siempre lo he dicho: acción y oración son fundamentales en el esfuerzo diario por lograr la liberación de nuestra patria. ¡Venezuela lo va a lograr!

 

 

Juan Pablo Guanipa

Gobernador Electo del Estado Zulia

@JuanPGuanipa

Lucha frontal

Posted on: septiembre 26th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

Los demócratas debemos explorar todas las vías constitucionales para lograr liberar –lo más pronto posible– a Venezuela e iniciar un impostergable proceso de reconstrucción nacional. Esa es –junto a la lucha por la sobrevivencia en medio de esta tragedia inducida– la más importante de las tareas que tenemos los venezolanos. Y debemos decirlo: los ciudadanos de esta patria hemos transitado todos los caminos para lograr ese objetivo. Y –aunque se han producido avances– no lo hemos logrado, por nuestros propios errores, pero fundamentalmente por la actitud inmoral y sanguinaria, despótica y cruel, de una dictadura a cuyas cabezas no les importa producir hambre, precariedad, represión, violencia, cárcel, muerte, exilio o lo que sea para mantenerse en el poder. Es la patología del poder llevada a su máxima y más denigrante expresión.

 

 

En este momento de la lucha, es necesario que nos detengamos brevemente para ratificar nuestro objetivo y para hacer un análisis de qué recursos tienen o no vigencia de acuerdo a las circunstancias actuales. Lo digo porque es cierto que no podemos negarnos a ninguna vía y no lo hemos hecho. Cuando lo adecuado ha sido ir a procesos electorales, hemos ido con fuerza y actitud combativa. Cuando hemos tenido que denunciar agotada la vía electoral por la cobardía y abusos del régimen, lo hemos hecho con la misma fuerza. Cuando ha sido necesario marchar, protestar, luchar en la calle, lo hemos hecho y esa lucha ha costado vidas y libertad de héroes que han abonado el terreno de la lucha. Cuando se ha buscado por la vía del diálogo y la negociación la posibilidad de lograr condiciones para que Venezuela logre el cambio político, hemos acompañado esos esfuerzos.

 

 

Pero en este momento, en estas circunstancias, luego de transitar –simultáneamente o uno por uno– esos caminos, es necesario que aprovechemos esa experiencia acumulada y sirva ella de base a nuestras decisiones. ¿Es sensato sentarse a conversar, dialogar, negociar con una dictadura sin máscaras que ha utilizado todos los procesos anteriores con la única finalidad de ganar tiempo, burlarse de Venezuela y el mundo y mantenerse destruyendo a nuestros ciudadanos desde el poder? La respuesta contundente debe ser ¡No! Este no es momento ni para conversar ni para negociar con este régimen. ¿Vale la pena participar en algún proceso electoral en las circunstancias actuales, con un árbitro vendido al régimen y en las condiciones que tantas veces hemos denunciado? Indudablemente !NO! Y aquí no vale “mediación” alguna, menos la del expresidente español a quien debería dar vergüenza salir de su casa.

 

 

 

La negociación y la vía electoral han sido minadas por este régimen de mentiras y oprobios. Que líderes de la oposición insistan en estos momentos en esas posibilidades perjudica la lucha de todos por salir de esta pesadilla. ¿Es tan difícil comprenderlo? ¿Se le puede hacer el juego de esta manera al genocida de Maduro y a sus cómplices?

 

 

 

¿Qué podemos hacer entonces? Lo que se ha convertido en la política asumida por varios partidos y sectores de la sociedad civil y que seguro comparte la mayoría de los venezolanos. Este régimen tiene el repudio de casi el 90% de la población. Quienes lo adversamos debemos reagrupar nuestras fuerzas y generar presión en todos los ámbitos: político, social, institucional, militar, internacional. Esa presión va a producir el nivel de conflictividad necesaria que ponga al régimen en una situación límite y allí, en ese momento, sí podría ser pertinente una negociación, pero para discutir la forma en la que van a salir del poder Maduro y sus cómplices. Ese es nuestro objetivo y esa es nuestra política. Este es tiempo de definiciones y no de negociaciones. Es muy importante que todos creamos que si es posible lograr el cambio político. Que debemos activarnos cada día más y arriesgar lo que tengamos que arriesgar para lograr recuperar la democracia y la libertad de nuestra Venezuela.

 

 

juanpguanipa@gmail.com
@JuanPGuanipa

Al Rector Luis Emilio Rondón

Posted on: mayo 19th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

La profunda crisis que vive el país requiere de gente que tenga valor, coraje para enfrentar las injusticias que vivimos. Su presencia en el CNE en nada ha ayudado para combatir a una gente que ha convertido a ese ente del cual usted es rector, en una dependencia del partido de gobierno.

 

 

 

Las condiciones electorales se han ido reduciendo y usted lo sabe. Han llegado a su mínima expresión y no dan garantía alguna para que al votar realmente podamos elegir.

 

 

 

Usted decidió acostumbrarse, cohabitar, sin dejar huella de lucha por la dignidad de los ciudadanos venezolanos. Usted ha debido renunciar hace rato a ese ente que prepara la farsa del 20M. Solo con esa acción lograría mucho más que lo que ha hecho en sus años de rectoría.

 

 

 

¿Con qué fin decide seguir allí? ¿Va a terminar siendo cómplice de esa farsa? La historia nos pone en situaciones en las que debemos tener definiciones y dar testimonios.

 

 

 

Que vaina que en los momentos más difíciles no contemos en las instituciones con ciudadanos que estén dispuestos a ganarse los enemigos que sean con tal de luchar por la justicia

 

 

¡Lamentable!

 

 

Juan Pablo Guanipa