Diálogo o negociación

Posted on: mayo 1st, 2017 by Laura Espinoza No Comments

Para la oposición es obvio que ir a un diálogo es absurdo porque ya experimentó que dialogar sin agenda ni tiempos es inútil, a lo cual se suma que el gobierno no cumplió los acuerdos del 2016. De allí que, si queda alguna posibilidad de bajar la intensidad del conflicto y desgaste que está afectando a ambas partes, es por vía de negociaciones; y éstas requieren de agendas y tiempos.

 

 

 

La primera agenda de negociación es electoral y ésta supone, al menos, un Consejo Electoral imparcial, para lo cual hay que nombrar dos nuevos rectores que reemplacen a los que tienen sus términos vencidos;  y un cronograma electoral que fije las fechas de las tres elecciones en puerta: regionales, locales y presidenciales. Pero estas elecciones sólo responden a aspiraciones políticas; mientras que las principales aspiraciones de las grandes mayorías son económicas, por hambre y empobrecimiento; las causas fundamentales de las protestas en curso.

 

 

 

La segunda agenda es la negociación económica y ésta supone que el gobierno negocie o controle a sus radicales para sacarles del cerebro las cucarachas del estatismo, los controles excesivos y la guerra económica y que, luego, negocie con el empresariado para crear condiciones atractivas para la inversión, producción y empleo. Para entenderse con el empresariado, el gobierno sólo tiene que modernizar su Socialismo del Siglo XXI, emulando a los de Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Estos tres socios del ALBA también hablan disparates, pero no los cometen porque, no alcanzándoles el comodín del petróleo, saben que, sin los empresarios, no alimentan al pueblo. Lo que, afortunadamente, también podemos concluir hoy los venezolanos.

 

 

 

Si el gobierno recupera la economía, recuperará parte de su conexión con las masas y potencial electoral y así no le será tan traumático, como le es hoy, ir a otras elecciones. Si no la recupera, se recrudecerá la protesta y le quedarán tres escenarios: hacer elegir a un “Tapao” (@jagilyepes); perder rotundamente las elecciones; o seguir bloqueándolas, rompiendo todo vestigio constitucional, lo cual terminaría de ponerlo en una perspectiva catastrófica.

 

 

 Josè Antonio Gil Yepes

@jagilyepes

«El tapao»

Posted on: abril 17th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

“El tapao” se llamaba en México al próximo candidato presidencial del PRI, durante su monopolio de 71 años en el poder. Lo curioso es que nadie sabía quienes habían elegido al misterioso personaje, mediante qué mecanismo ni a quién habían escogido. Cuando se iniciaba formalmente la campaña electoral, aparecía flamante y sobrado el sabido ganador; hasta que Vicente Fox y su partido de centro derecha, el PAN, lo derrotaron en el año 2000.

 

 

 

En Venezuela están dándose circunstancias que conducen a inferir, por pura lógica, la posible emergencia de un “tapao” pues tampoco se conoce el proceso, ni quienes elegirían a ese eventual candidato, aunque otros rasgos diferenciarían nuestro caso del mexicano.

 

 

 

Es harto conocido que nadie del gobierno actual puede ganar una elección presidencial (si el otro candidato es uno sólo y medianamente atractivo); es muy difícil que el oficialismo intente un fraude electoral en una elección que perdería 75 % a 25%; y también es muy difícil que pueda postergar la elección presidencial del 2018.

 

 

 

Por eso hay que inferir que estos gobernantes tendrían un Plan B: hacer ganar a alguien que les permita refugiarse en el país y asegurar sus bienes. La condición clave es que este candidato venga de la oposición, porque, si no, el electorado no votaría por él: ¡Por eso lo tendrían “tapao”! El oficialismo ya ha quitado del medio, ilegalmente, a sus dos principales contendores: Leopoldo y Capriles, y está eliminando partidos, tipo Nicaragua. Así, la oposición tendrá que escoger un candidato sin el potencial de los dos nombrados y el chavismo presentaría a alguien que pueda sacrificar. Esto daría fuerza a un tercero, que sería el candidato multicolor en cuestión. El chavismo apoyaría financieramente a “El tapao”, y más de un votante chavista se sentiría inclinado o sería exhortado a votar por él. La apuesta chavista es reagruparse, al amparo del “nuevo” régimen, y dejar que calamidades, otro mal gobierno y errores de los contrarios le abran paso para regresar al poder en 2024. En este trance, la oposición tiene que compensar con organización y alianzas la falta de sus mejores candidatos.

 

 

Jose Antonio Gil Yepes

@jagilyepes