Ley del hielo

Posted on: junio 12th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

Con un poco de imaginación, o posibilidades tecnológicas, el título de este artículo debería estar cubierto de una fina capa de escarcha, o de un alambre erizado de estalactitas heladas y puntiagudas, para ilustrar, en un flash a 35 grados bajo cero, la gélida soledad en la que se ha adentrado el gobierno por su cuenta. Uno se pregunta si su estado natural es hoy la hipotermia, una pérdida de conciencia, de memoria, de reconocimiento del mundo exterior. El universo hecho una estepa siberiana.

 

Atrás, pero muy atrás en la ruta del socialismo del siglo XXI, han quedado los abrazos entusiastas con mandatarios de toda especie, las filas de niños agitando banderas binacionales, los parlamentarios de otros países ansiosos de ser recibidos en Miraflores, los militares de otros ejércitos que se cuadraban expectantes ante un gesto de reconocimiento del máximo líder, los intelectuales que llegaban llenos de ideas huecas y partían plenos de divisas extranjeras en el monedero. Todos se han ido convirtiendo en partículas frígidas de polvo cósmico, difíciles de abrazar, de mamar gallo con ellos. Frío, frío como el agua del río… cantaba Juan Luis Guerra.

 

La reciente visita de Felipe González al país, contribuyó a subrayar, aún más, la soledad en la que está empecinado en encerrarse el gobierno del presidente Maduro. A quien se le haya ocurrido la idea de organizar batallones de repudio para darle la bienvenida al expresidente español, no tiene la menor idea del prestigio e influencia del que todavía goza en el ámbito internacional, y le hizo un flaco favor al gobierno. Es tal el despropósito, que uno llega a pensar que el susurrante de la iniciativa lo hizo a propósito, para abollar aún más la imagen internacional del presidente Maduro. (Es cierto, no luce probable, pero son muchas las noches de insomnio que tenemos viendo Scandal, y a uno le pega en el coco). En todo caso, la rabia comunicacional desatada por el oficialismo, sólo propició un gesto de rubor en muchos gobernantes amigos del régimen -que tanto celebraron el empeño democrático de González en horas más complicadas para ellos- y se tradujo en una gélida falta de solidaridad ante la avanzada del conquistador español.

 

Y, como si fuera poco, con antelación, se había decidido suspender la entrevista que se tendría con el Papa Francisco, aprovechando la asistencia del Presidente venezolano a la reunión de la FAO, en Roma. Es harto conocido lo desagradable que puede resultar viajar en avión con una otitis zumbándole en el oído -más aún si se viaja en un aparato ruso Tupolev de Cubana de Aviación-, pero la posibilidad de ser recibido en audiencia privada por el Papa, no se deja pasar así como así. Digamos, no es una reunión más entre el cura de pueblo, Don Camilo, y el alcalde comunista, Peppone, con cuya zaga deleitó al mundo el escritor italiano, Giovannino Guareschi, en la posguerra europea. La visita a su Santidad, merecía el sacrificio de unas incomodas horas de vuelo; a menos que se quisiera propiciar, con el desplante, una guerra fría con el Vaticano. Además, los Papas suelen hablar muy quedo al oído de sus interlocutores.

 

El último episodio -todavía en desarrollo- en la búsqueda internacional del hielo, ha sido acusar a Guyana de ser un instrumento del imperialismo internacional por haber cobijado las exploraciones de Exxon Mobil en el territorio en diferendo con Venezuela. En vez de haberse dedicado, a tiempo, a contener diplomáticamente las pretensiones del país vecino -como bastante se les alertó- hoy se enfrentan a un hecho consumado que no podrán resolver en base a bravatas. Ahora es cuando el petróleo repartido en el Caricom podría pagar sus réditos, pero éstos, también, están congelados en sus afectos caribeños.

 

Pasar frío en pleno inicio del verano europeo no es atractivo. Por eso se entiende la decisión de tampoco participar en la Cumbre Celac-UE en Bruselas, que contará con la asistencia de casi todos los presidentes y primeros ministros de ambos continentes. Era otra oportunidad única para encontrarse con los amigos de siempre, y denunciar la «guerra económica» o la «agresión imperialista». Pero debe dar como enojo que a uno le apliquen la ley del hielo fuera de su país.

 

@jeanmaninat

Y el discurso parió un ratón

Posted on: enero 23rd, 2015 by Laura Espinoza No Comments

Un grupo amigo de refinados cultores de la jovialidad a toda prueba cruzaron conjeturas acerca de la razón que podría ofrecer el jefe del Gobierno, el Sr. Maduro, para justificar el retardo en presentar su tan esperado informe a la nación ante la Asamblea Nacional. Se barajaron varias alternativas argumentales de su parte, las cuales quedaron consignadas como sigue:

 

Un laboratorio del Pentágono habría enviado un mosquito cargado con una sustancia tóxica que, al picarlo, lo dejó afónico y entre carraspeos y tragos de limón con ron, decidió postergar su presentación hasta que se le aclarase la voz; que dado el extenso y laborioso viaje que lo ocupó durante trece días, con los recurrentes cambios de climas y husos horarios, idiomas exóticos y el frío parejo que padeció, cuando finalmente aterrizó en el país no sabía dónde estaba, ni el día de la semana, ni la lengua en la que lo saludaban en Miraflores; que por un descuido imperdonable de sus escoltas, alguien de la copiosa comitiva de allegados se extravió en alguno de los aeropuertos que tocaron (sí, como aquel mocoso insufrible de Home Alone) y la preocupación por su paradero le impedía la necesaria concentración para revisar su presentación.

 

Y last but not least, que se habría visto obligado a esperar a que el presidente Obama diera su mensaje a la nación, para luego de descifrarlo minuciosamente con su Estado Mayor para el Análisis de Discursos Presidenciales, responderle como se merece a ese «afroamericano Tío Tom» representante del complejo militar-industrial del imperio norteamericano. Y de paso, ver primero cómo venía la mano con lo de Cuba.

 

Mientras se amontonan estos párrafos, el tan ansiado discurso no ha sido pronunciado y no podemos sino hacer conjeturas, elucubraciones, pases de bola de cristal, para antes de la hora de entrega del artículo pautada, tratar de vislumbrar cual sería su contenido. Pasan frente al monitor frases que hicieron memorables algunas alocuciones de líderes políticos: el Ich bin ein Berliner (Soy berlinés o Soy ciudadano de Berlín) del presidente John. F. Kennedy en su discurso frente al muro que levantó el gobierno comunista de la antigua RDA para dividir la ciudad y apartar la libertad; o el casi bíblico «no tengo nada que ofrecer salvo sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor» del primer ministro Winston Churchill en su histórico discurso ante la Casa de los Comunes para congregar el espíritu de lucha del pueblo británico contra el fascismo. Nada similar podemos esperar.

 

Hoy miércoles, 21 de enero de 2015 a las 11:30 am, uno ya puede imaginarse el tono amenazante contra la oposición, el expediente de descargar la responsabilidad por la terrible situación que viven los venezolanos: inseguridad, inflación, escasez y largas filas, en fuerzas externas y conspirativas. La ausencia total de comprensión de que para recuperar la nación hay que desmantelar tres lustros de ineficacia económica y tener el valor histórico de hacerlo.

 

A estas horas todavía tempranas, ya se pueden escuchar los vítores oficialistas a cada logro inventado, los abucheos a cada mención de la «derecha apátrida», el recuento épico de un viaje esperpéntico, los millones encontrados, las promesas anunciadas y la cantinela de que los precios del petróleo son víctimas de una conspiración del capitalismo internacional. En suma, el apogeo, una vez más, de una ceguera ideológica sin parangones incluso en la América Latina de hoy día.

 

Para cuando caiga la noche y la sesión especial haya finalizado el discurso habrá parido un ratón, envenenado, pero ratón al fin.

 

@jeanmaninat

¿Regresa la Unidad?

Posted on: mayo 9th, 2014 by Super Confirmado No Comments

La oposición parece haber recobrado su pulso y hay indicios de que estaríaJean Maninat en disposición, y hasta en capacidad, de actuar de nuevo con una visión unitaria y un mensaje común. No quiere decir que los ventiladores hayan cesado en su empeño de distribuir bajezas, ni que los demiurgos de las derrotas eternas hayan tomado un suspiro sabático para dar descanso a los oídos de sus aconsejados. Tuiterlandia sigue siendo un campo minado de injurias y desde Miami se siguen exportando todo tipo de desvaríos, para que los ejecuten otros, sin correr mayor riesgo que el de recibir una multa por estacionamiento indebido.

 

La realidad, que suele imponerse sin pedir permiso, ha dejado sentado cuales serían las tareas que habría que acometer para potenciar el esfuerzo de la oposición y darle un vuelco democrático a la desastrosa situación a la que ha conducido el experimento del socialismo del siglo XXI. Estamos saliendo por donde debimos de haber entrado y cogiendo mínimo; se están reconociendo, no sin cierta cautela, las contribuciones de uno y otro lado en la oposición.

 

La gente pareciera estar cansada de la diatriba entre los diversos factores del campo opositor y exigiendo una mayor eficacia para confrontar al régimen. Bien caería una reunión de la MUD para que quienes dirigen a la oposición se digan lo que se tengan que decir y luego, más calmos, acorralen una plataforma mínima común y la expongan al país.

 

Hay material suficiente gracias a un equipo gobernante dispendioso en fabricar disparates tras disparates, y en constante pérdida de apoyo popular tal como lo indican las encuestas más recientes. No quiere decir que el mandado esté hecho, pero nunca había sido tan notoria la incapacidad que se enquistó en Miraflores y tan palpable su terrible impacto en la cotidianidad de la gente.

 

La ruina económica que ha creado la impericia e irresponsabilidad del gobierno de Maduro, es uno de los asombros que recorren los medios de comunicación y las sedes de gobierno de la región. El otro: cómo es posible que quienes lo confrontan no hayan aprovechado la oportunidad que tamaña incompetencia les ofrece para consolidar un sólida mayoría opositora. La respuesta habría que encontrarla rápido, más aún ahora que se comprobó que consignas no preñan, y que hace falta un sólido bloque opositor capaz de crecer convenciendo, y manifestando pacíficamente su insatisfacción cuando sea necesario.

 

El gobierno tiene ante sí algunos retos inmediatos. Las elecciones en San Cristóbal y San Diego tienen una carga de profundidad simbólica de alto poder y su derrota sellaría el fracaso de quien cree que reprimiendo se acaba la insatisfacción en el país. El titular podría ser sísmico: Maduro pierde en los municipios que intentó confiscar.

 

El diálogo que se lleva a cabo lo va a obligar a ceder en sus posiciones si quiere mantener alguna credibilidad con los países que hasta ahora han sido sus valedores en la región. Puede darle una patada a la mesa -el puntapié es uno de sus reflejos condicionados- pero le restaría la poca credibilidad que todavía existe acerca de su capacidad para gobernar. El entusiasmo por su persona está bastante debilitado. Pregúntenle a Lula.

 

Las elecciones legislativas, cada día más cercanas, aún con sus peculiaridades locales, pueden ser el desaguadero por donde se vierta el creciente malestar popular con la gestión gubernamental. La preparación por parte de la oposición para acometerla, podría constituir una eficaz campaña para continuar señalando las insuficiencias a medida que la situación se deteriora. La sola escogencia de los eventuales representantes a la Asamblea Nacional -de hacerse con transparencia y equidad- constituiría ya un espacio de contraste y discusión importante. Serían varios meses de exposición nada desdeñables y una ocasión para enviar una potente señal de integración.

 

La protesta social seguramente continuará a pesar de la represión y sus líderes naturales -como en el caso de los estudiantes- sabrán determinar su ritmo y extensión. Afortunadamente, los polizontes rara vez culminan la ruta.

 

¿Regresa la unidad? Quienes tienen la respuesta en sus manos que respondan.

 

@jeanmaninat

Por Jean Maninat