El caso más notable en este momento es la candidatura presentada como oposición en las elecciones que la dictadura ha convocado ilegal e ilegítimamente en Venezuela…
La farsa montada por el dictador Nicolás Maduro para manipular elecciones en Venezuela y perpetuarse en el poder, ha puesto en evidencia a los simuladores de oposición, como otro de los elementos fundamentales de las dictaduras en las Américas. En su afán de aparentar democracia, necesitan tener una oposición y la implementan con operadores cómplices que contribuyen al sostenimiento del régimen. Los simuladores de oposición actúan en Venezuela, Bolivia y Nicaragua para sostener las dictaduras de crimen organizado.
No hay democracia ni elecciones validas en regímenes que manipulan el voto con un sistema unipartidista forzado e impuesto como sucede en Cuba. Pero, en la expansión castrista del siglo XXI la dictadura optó por la utilización de la democracia para la suplantación institucional y la eliminación de sus elementos esenciales. Utilizaron el voto popular para hacer fraude, suplantaron las constituciones políticas y reemplazaron la estructura institucional por estatutos dictatoriales que prueban en si mismos la inexistencia de democracia.
Bajo digitación de Cuba, Venezuela con Hugo Chávez y Nicolás Maduro, Bolivia con Evo Morales, Nicaragua con Daniel Ortega y en su momento Ecuador con Rafael Correa, realizaron elecciones frecuentes y para ganarlas siempre, montaron un sistema delictivo de simulación. Parte del fraude y la simulación implementados por el socialismo del siglo XXI hoy convertido en dictaduras de crimen organizado, fue y es la formación , domesticación y manipulación de “simuladores de oposición”.
Son simuladores de oposición los actores políticos y sociales en Venezuela, Bolivia y Nicaragua, que aparentan, fingen o imitan ser contarios al régimen cuando en realidad actúan para sostenerlo. Se presentan como contarios, prometen cambios, proponen ganar elecciones para devolver la libertad al pueblo, cuando en realidad solo le están haciendo el juego a la perpetuación indefinida del dictador. Los simuladores de oposición son parte imprescindible del fraude y del engaño a los ciudadanos y la comunidad internacional. La oposición simulada es simplemente trampa, tongo, fraude, o sea parte de los delitos que los regímenes de crimen organizado institucionalizan con apariencia de normalidad para detentar el poder.
El caso más notable en este momento es la candidatura presentada como oposición en las elecciones que la dictadura ha convocado ilegal e ilegítimamente en Venezuela. Todo el mundo sabe que se trata de un proceso vicioso y viciado destinado a perpetuar a Nicolás Maduro. Es la convocatoria por una Asamblea Constituyente de facto, que ejerce usurpando el poder para sostener la dictadura en un país convertido en narcoestado. Hay que insistir, se trata de un acto criminal que hace tan responsables de los delitos al régimen dictatorial como los simuladores de oposición.
Lamentablemente la simulación de oposición para beneficiar y sostener a las dictaduras de crimen organizado no solo se aplica en Venezuela, se extiende y existe en Bolivia y en Nicaragua donde hay resabios muy pequeños y limitados resistencia política y cívica, imposibilitada de tomar el poder mediante elecciones limpias y justas, con sus líderes inhabilitados, convertidos en presos políticos o exiliados.
Ahora se sufre la utilización de “simuladores de oposición” en Venezuela y es urgente denunciarla para que el mundo sepa que en las elecciones del 20 de Mayo próximo es la dictadura castrochavista de Venezuela la que maneja el candidato oficialista y la oposición simulada. La demostración es muy sencilla y consiste en la negativa de las agrupaciones políticas y ciudadanas a participar de tan escandaloso hecho criminal.
El siguiente escenario en el que ya se maniobra con simuladores de oposición es Bolivia donde Evo Morales inhabilitado para ser candidato el 2019 por mandato del referéndum 21F, impulsa una prematura campaña electoral en la que ya aparecen candidatos que tienen el encargo del régimen de multiplicarse para dividir el rechazo popular y de engañar a los bolivianos convenciendo que pueden ganarle al dictador. Los nombres de los simuladores bolivianos ya están en la prensa, unos auto promocionados y otros haciéndose proclamar, pero todos simulado para que Bolivia olvide que NO es NO y caiga en el falso juego de las elecciones del crimen organizado.
Por Carlos Sánchez Berzaín