Venezuela vive una etapa de oscuridad en muchos sentidos. No solo se trata de la ola de apagones que, prolongados y sin previo aviso, atraviesan al país. La otrora poderosa empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) también se apaga y con ella la economía venezolana.
PDVSA figuraba como la tercera empresa petrolera del mundo por su capacidad para refinar 3,3 millones de barriles por día, antes de la llegada del chavismo al poder en 1999. En la década de los años 90 aparecía con frecuencia como referencia entre las mejores en diferentes rankings.
Pero en 2017, Forbes la catalogó como la peor empresa petrolera del mundo.
La debacle de PDVSA se ve con claridad en relación con su producción diaria de petróleo. En 1998 producía 3,1 millones de barriles por día. Hoy apenas supera los 800.000 barriles diarios.
«Se trata de una situación sumamente preocupante para el país. Estamos produciendo en este momento lo que producía Venezuela en 1944, es decir hace 75 años», advierte Rafael Quiroz Serrano, economista petrolero, a cargo de la cátedra petrolera en los postgrados de la Universidad Central de Venezuela (UCV), en entrevista con DIARIO DE CUBA.
De acuerdo con las fuentes que maneja este estudioso dentro de la industria venezolana, al viernes 19 de abril la producción estaba en 835.000 barriles por día. Una cifra semejante la dio a conocer la Agencia Internacional de Energía en su informe del mes de abril de 2019.
Se estima que Venezuela, en el último semestre, ha perdido cada mes la capacidad de producir 50.000 barriles. El descenso, sin embargo, se registra desde 2011, cuando aún Chávez estaba vivo, acota Quiroz Serrano.
Para el académico especializado en petróleo, lo más grave es que PDVSA no ha logrado parar la caída de su producción.
«Las causas son varias y están combinadas. A PDVSA la distrajeron de sus tareas principales, enfocadas en la producción petrolera. Le asignaron otras tareas. Se suma la mala gestión. La mayoría de gerentes de PDVSA no saben de petróleo. Un ejemplo es el general Quevedo (el actual presidente), que no tiene formación petrolera», sostiene el profesor de la UCV.
Quiroz Serrano apela al lenguaje popular para reflejar lo que ocurre con los directivos de la petrolera venezolana: «No han dado pie con bola, como se dice popularmente. Ni siquiera han logrado detener la caída en la producción, que es algo urgente e imprescindible».
El ritmo con el que viene cayendo la producción hace prever a algunos analistas un shock total en PDVSA, que sigue siendo la principal fuente de divisas para Venezuela.
A fines de 2018, como lo reseñó DIARIO DE CUBA, la firma Ecoanalítica advertía que en 2019 Venezuela podría dejar de ser un país exportador de crudo, una situación inédita en la historia económica nacional. Esta advertencia tuvo lugar antes de que se aplicaran sanciones de Estados Unidos sobre PDVSA, en el marco de la política de Donald Trump para presionar por la salida del poder de Nicolás Maduro.
Inversión para salvar la industria petrolera
La crisis no solo se refleja en la merma de divisas que tiene el régimen madurista o en su predecible incapacidad para seguir llevando petróleo a Cuba en condiciones ventajosas, también se vive en el día a día dentro de Venezuela.
Este corresponsal destina entre 45 y 90 minutos cada vez que requiere cargar de gasolina su automóvil. Las colas por combustible son usuales en Venezuela, con excepción de Caracas. En los estados fronterizos con Colombia las personas pernoctan en colas para surtirse de gasolina. Eso está relacionado con la pérdida del 75% en la capacidad de refinación registrada en los últimos años.
La falta de mantenimiento es causa también del declive. Quiroz Serrano pone el ejemplo de cómo el principal centro refinador del país, Amuay, afectado por un incendio, en la Península de Paraguaná (al noroeste de Venezuela), seis años después aún no haya sido reparado y puesto en funcionamiento a capacidad plena.
La propaganda internacional que defiende a Maduro suele hablar con frecuencia de que Estados Unidos no quiere la democracia para Venezuela sino tomar su petróleo. Si este fuese el caso, va a necesitar inversiones colosales.
Según Quiroz Serrano, para llevar la producción a un nivel de 2,4 millones de barriles por día se requieren inversiones en el orden de 25.000 millones de dólares por un lapso de cuatro o cinco años.
Es decir, hablamos de inversiones que podrían alcanzar los 100.000 millones de dólares y aun así no alcanzaría Venezuela los niveles de producción que exhibía en 1998, antes de que el chavismo llegara al poder.
Andrés Cañizalez