Nick Kyrgios no tuvo una actuación alocada en la final de Wimbledon, pero las salidas de tono sí lo acompañaron en el resto del torneo. Su personalidad, que en muchas ocasiones le convierte a él en su principal perjudicado, fue bastante seria en su primera final de Grand Slam.
No obstante, en el partido final, Kyrgios, no pudo evitar recibir una multa por alzar la voz en varias ocasiones e incluso se enzarzó con el umpire en varias discusiones. Un hecho que le hizo obtener un aviso. Por ello, el torneo le ha multado con 3.000 dólares en la final por haber empleado «lenguaje inapropiado».
Esta no es la primera multa que recibe durante el torneo. De hecho, una de las primeras fue por haber entrado a la rueda de prensa con una bandeja de sushi y comer mientras respondía las preguntas. Hechos como ese han hecho que su facturación final por felonías contra el código de Wimbledon y de la ATP ascienda a los 17.000 dólares.
Una cantidad que no afectará demasiado las finanzas de Kyrgios, especialmente, después de haber sido subcampeón. El australiano por llegar a la final se ha embolsado más de 1 millón de dólares, aunque deberá reducir los 17 mil de las multas y la cena que le debe pagar a Novak Djokovic tras su peculiar apuesta.
Meridiano