Es una triste realidad el hecho de que ni con las remesas se pueden cubrir las necesidades de los niños venezolanos para asegurarles un sano crecimiento. Es una denuncia que hace la organización no gubernamental Centros Comunitarios de Aprendizaje y que se añade a los demás indicadores, como la inflación y el costo de la canasta alimentaria, que evidencian que en Venezuela nada se arregló, ni siquiera la economía, aunque Nicolás Maduro pida un Nobel por supuestamente haber acabado con la hiperinflación.
Es lamentable que por lo menos una vez al mes en este editorial se tenga que hablar de estos temas; ojalá más bien se pudieran celebrar logros reales. Pero el deber de un medio de comunicación siempre será hablar con la verdad, y en este caso quiere decir poner en perspectiva el hecho de que el país sigue llevándose el primer lugar en inflación. Entre mayo de 2021 y mayo de 2022 el incremento fue de 167%, el más alto del mundo. La acumulada va por 23,9%, y estas son cifras del Banco Central de Venezuela, claro está, disfrazadas bajo el nombre de índice de precios al consumidor.
También hay que destacar el aumento del tipo de cambio por dólar y la consiguiente devaluación del bolívar, aunque de eso no les gusta hablar a los líderes del gobierno chavista. La divisa se incrementó en 10,5% y esto quiere decir que esos 30 dólares que a duras penas reciben los empleados que cobran sueldo mínimo, así como los pensionados, les alcanzan para mucho menos.
Por eso, cuando Cecodap denuncia que ni siquiera con lo que mandan los familiares de otros países se cubren las necesidades de los niños, los más vulnerables de la población, se entiende perfectamente. En promedio, alrededor de 24% de las familias venezolanas reciben 40 dólares mensuales. Pero, por ejemplo, la canasta alimentaria de mayo llegó a 382 dólares. Claro, como dirían popularmente, peor es nada, pero no hay que perder de vista que son pocos los hogares que cuentan con esta pequeña y sacrificada ayuda.
Entre la inflación que se come el poder adquisitivo, el aumento del dólar y el desempleo, la realidad de la mayoría es una tragedia. Esa es la explicación de 94% de pobreza en el país, de la terrible desnutrición e incluso de la migración a escalas gigantescas. Basta de darle la razón al gobierno chavista; la macroeconomía no refleja la crisis compleja que vive el país. Hay que detenerse en números, pero en los que retratan el sufrimiento de los ciudadanos para asegurarse la subsistencia.
Ninguna de las medidas que ha puesto en práctica el gobierno chavista ha sido exitosa, eso en el caso de que en realidad hayan ideado alguna política e implementado algún plan para mejorar la situación económica. Lo más acertado sería pensar que han actuado por omisión, como cuando dejaron circular libremente los dólares; o por intervención puntual, como cuando inyectan dólares al sistema bancario para amarrar el tipo de cambio. Pero esto solo ha sido porque les conviene a ellos.
Mientras tanto, los venezolanos siguen en la miseria y es demasiado triste comprobar que ni con el sacrificio de los que se fueron se puede salir de ella.
Editorial de El Nacional