Nelson Chitty La Roche: Brevísimos sobre la despolitización de la sociedad venezolana 

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Nelson Chitty La Roche: Brevísimos sobre la despolitización de la sociedad venezolana 

 

“El tiempo también pinta.» Francisco de Goya

Admito haber dedicado tiempo y emoción, a la reflexión sobre el visible estado patológico, quién podría seriamente negarlo, por cierto, del cuerpo social venezolano y así, quiero conectar y resaltar en el diagnóstico, las equivocaciones, carencias y disfunciones que irradian a la dinámica social, económica, institucional, cultural, dikelógica y política especialmente.

Lo propio de una revolución y así calificaron al proceso político que se inicia con el arribo al poder del hoy difunto, Hugo Chávez en 1999, sería el desmontaje paulatino del orden anterior, supuesto como periclitado y deslegitimado y, a sustituir por otro transformador, progresista, moralizante y consensuado.

Recordemos al respecto, a modo de faro orientador, el abordaje del asunto por Madame De Stael que, se pudiera resumir, poco o más o menos así, “La revolución no es sólo un acontecimiento político, sino un proceso de transformación profunda y continua del orden social y de la civilización, basándose en el legado de la Ilustración y buscando construir una sociedad libre y republicana, organizada por una élite basada en el mérito,” según la IA.

Hay que agregar que, según la talentosa y valiente Germaine, el buen ser humano es aquel que asume sus deberes, como su compromiso existencial y, hace de la perfectibilidad su derrotero. La moderación, dijo alguna vez, recuerdo de memoria haberlo leído, referida a las posturas de los partidos, es más pesada a sobrellevar y exige más coraje.

Empero, solo tangencialmente evoco a la francesa, para insistir en la carga moral que implica atreverse a cambiar, a “liar los bártulos” y por eso es que, en la realidad de los hechos, las revoluciones se sostienen en la virtud de la dirigencia o por el contrario, sucumben a todas las tentaciones y se desvían y extravían entre el bajo psiquismo, el resentimiento y el hedonismo que no se atreve jamás a confesar, regresando, como nos dijo una vez en clase, German Carrera Damas y creo parafrasearlo, “cual procesión de semana santa, a la iglesia, de retorno a sus orígenes”

No obstante, lo crucial de esas pseudorevoluciones y sus líderes, consiste en no llegar a forjar un nuevo y evolucionado orden, fundado en los valores que rezó profesar y particularmente, en lo que enfatizó su mensaje liminar; asumirse en correa de transmisión devota de ese pueblo, al que sabe escuchar y, se presta a gobernar por su bienestar.

La revolución chavomaduristamilitaristacastristaideologista nació con un discurso redentor y lo repitió, a ratos con medidas cónsonas con el propósito populista y demagógico, para decirle al común, lo que quería oír, a través de una arenga embaucadora, manipuladora e inspirada en la deformación y tergiversación incluso de la antipolítica, para luego, mutar y oligarquizarse.

El drama que precede al colapso de las revoluciones es precisamente ese. Ni hacen ni dejan que la sociedad haga política, que atienda sus conflictos y busque soluciones, las revoluciones entonces, suelen derivar hacia autoritarismos ideologizados que conculcan los derechos políticos y se insinúan de genética totalitaria. Creen haber instituido, descubierto, domeñado la eternidad y por supuesto, la impunidad que los sostiene.

En efecto; en la Venezuela en que vivimos, un fenómeno, entre varios más, irrumpe desde el análisis que hacemos sobre nuestros asuntos sociales; nos despolitizamos. No nos hablamos ni nos comunicamos prácticamente, los que gobiernan mandan e imponen y ni siquiera permiten la disensión y menos aún la oposición.

Cuando termina la palabra…ya sabemos que la sigue la violencia y nada más contrario a la política que, aun el pensamiento más radical lo reconoce, “La forma más básica de entender la política es como la función destinada a regular los conflictos sociales. En este sentido, es tan antigua como las primeras comunidades humanas. La causa es simple: la cooperación entre individuos existe para facilitar la consecución de objetivos —de ahí el interés natural por la comunidad—, pero esa misma unión también introduce la posibilidad de conflicto entre personas con deseos e intereses diferentes.

El origen de la política, por lo tanto, radica en la necesidad de la coexistencia, y su fin último es la civilización, entendida como un marco en el que cada individuo, siguiendo el propósito original de la cooperación, puede vivir según su propia voluntad. Dado que la cooperación surge de la búsqueda de fines individuales, cualquier civilización que viole la voluntad individual se contradice a sí misma.” (Política y gobierno: la debilidad del Estado, Instituto Mises, ?29 noviembre 2025,en?Ideología,?Opinión,?Política)

Despolitización, supone una unión de dos palabras con contenidos que apuntan a una unidad del significado y el significante; Des, pérdida, inversión o desmantelamiento de rasgos esenciales y politización que se refiere al proceso mediante el cual un individuo, una idea o un asunto adquiere un carácter político, al involucrarse en asuntos públicos y desarrollar reflexiones y prácticas asociadas. (Diccionario Tricentenario de la RAE)

Así deviene, en regresión, retroceso, retracción la experiencia que, bien puede nacer como revolución y ya presentamos a la susodicha y antes la boceteamos conceptualmente, pero que se aborta, en el tránsito, en la acción, en las conductas que la ponen a prueba y como destrucción no del progreso o por el progreso sino, cuajando la aberración completa, el cierre del espacio público, fagocitando las libertades y cerrándole en consecuencia el oxígeno al pluralismo.

Allí se estrella el barco contra el acantilado. Obliterar la comunicación social, obturar la discusión que delibera, mentir llamando mentira a la verdad y viceversa, impajaritablemente despolitiza, además que desrepublicaniza, desconstitucionaliza, desinstitucionaliza, deshumaniza.

Venezuela yace cual invertebrado, se le priva de toda articulación, se le ha dislocado deliberadamente, a nombre de la revolución de todos los fracasos. El dicharachero popular la intuyó y la resumió acertadamente y aprecio repetirlo, por los inadvertidos o los que los griegos llamaban idiotas “Árbol que crece torcido, nunca su rama endereza.”

 

Nelson Chitty La Roche,

@nchittylaroche,

nchittylaroche@gmail.com 

 

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