Es indudable. Los lobistas que paga Nicolás Maduro en Washington valen lo que cobran (que debe ser una millonada). A menos que sean verdad los rumores que desmiente la Plataforma Unitaria de que fueron ellos los que pidieron la flexibilización de las sanciones, entonces les salió gratis la cosa, y para ellos mucho mejor. Lo cierto es que se supone que lo que hizo el gobierno de Joe Biden fue para propiciar la vuelta a la mesa de “negociaciones” en México, y eso parece que se logró.
Sin embargo, ayer mismo el jefe de la delegación de los chavistas, Jorge Rodríguez, usó su cuenta de Twitter para insistir en que Alex Saab, que según él tiene más de 700 días “secuestrado”, debe participar en la ronda de conversaciones como parte de la delegación de Maduro. ¿Entonces? ¿En qué quedamos? ¿La relajación de las sanciones y el premio al sobrino de la primera combatiente fueron en vano? Porque nadie va a sacar al testaferro de la cárcel para que vaya a México a “dialogar”.
Eso es sencillamente sembrar la incertidumbre en la mente de los opositores. ¿Irán o no a México? ¿Se adelantaron los del gobierno estadounidense en pagar y ahora los músicos ponen condiciones? Como siempre, por más que insistan en que se trata de un proceso transparente con la única intención de ayudar al pueblo venezolano a salir de la crisis, hay puntos turbios en esto del diálogo en México.
Sobre el significado real de las medidas que tomó Washington el martes, se nota que los expertos en manipular mensajes que paga el gobierno también hicieron su trabajo. Andan celebrando como si se tratara de un gran logro y lo que significa es que Chevron puede sentarse a conversar con Pdvsa sobre tratos a futuro, no más allá de eso. Sin embargo, no deja de molestar el hecho de que se haya tomado esta medida sin tener en cuenta que es bastante probable que el gobierno chavista no haga ninguna concesión de su parte. No se caracterizan por ser bien intencionados ni han dado señales nunca de querer salir de Miraflores, que es, al fin y al cabo, el objetivo y lo que necesita el país. Por eso, se justifica la molestia de los senadores Bob Menéndez y Marco Rubio, sobre todo en lo que tiene que ver con Carlos Erik Malpica Flores, un hombre que ha tenido en sus manos grandes cantidades de dinero, precisamente de Pdvsa, y cuya lealtad está con su tía.
No será extraño que otra vez comiencen los viajes a México y las tardes de café y galletas sin que al final nada concreto se pacte con el gobierno chavista. Y entonces, ¿cómo quedará esta medida? Aunque el gobierno estadounidense afirma que puede revertirla cuando quiera e incluso aumentar la severidad de las sanciones, es lógico que el optimismo no sea lo que acompañe esta noticia.
Editorial de El Nacional
