Durante el primer trimestre de 2013 han sido ingresados 1.364 cadáveres a la morgue de Bello Monte. Así trascendió en los predios de la medicatura.
Eso significa un incremento de 7% con relación a los ingresados para el mismo período de 2012. En esos primeros tres meses se reportaron 1.265 cuerpos sometidos a autopsias.
De acuerdo a funcionarios consultados, quienes prefirieron mantener su identidad anónima, 65% de ese total, es decir 886 de los casos, fueron homicidios. El 35% restante quedaron reportados con otras tipificaciones tales como: accidentes de tránsito, accidentes laborales, averiguación de muerte y muertes naturales.
Las fuentes policiales consultadas estiman que la cifra del primer trimestre de 2013 aumentará un poco, pues marzo terminó a las 12 de la noche de ayer y el número, hasta el cierre de esta edición, no fue ofrecido. Hasta este domingo, el mes con mayor número de rotación por la sala de autopsias de la morgue de Bello Monte ha sido febrero con 495 ingresos. Enero cerró con 419, y hasta las 8:00 a.m. de este domingo se habían registrado 450 entradas durante el mes de marzo.
Jairo Eliecer Fermín, de 22 años, fue la persona asesinada cuyo cuerpo quedó identificado con el número 449.
A él lo asesinaron el sábado a las 7:05 de la noche. Estaba con un grupo de amigos en una bodega ubicada en la parte alta de La Acequia, sector La Invasión, del barrio San Pablito de Antímano.
Al sitio llegó el asesino, un conocido hampón del barrio. Eliécer le extendió la mano para saludarlo. El hombre no respondió el saludo, ni tampoco accedió al apretón de manos, sino que desenfundó su arma de fuego y le disparó tres veces a Eliécer, directo al pecho.
El joven de 22 años intentó huir, pero el pistolero lo alcanzó, y lo remató. Luego huyó con el cómplice que lo acompañó a consumar la fechoría.
A los amigos de Jairo Eliécer no les dio tiempo de socorrerlo. El muchacho murió en la calle. Según relataron sus familiares, Jairo Eliécer había ido a San Pablito a pasar la Semana Santa con su mamá.
Desde hacía algunos meses, él se había mudado para la casa de su hermana en Caricuao, pues había tenido algunos impasses con los maleantes. Y para evitar una tragedia, la familia tomo esa decisión.
«Él venía cada 15 días, a veces una vez al mes. Antes de Semana Santa, vino en Carnavales y pasó esos días tranquilo en la casa», dijo un familiar, que por miedo no dio su nombre.
Jairo Eliécer trabajaba como obrero en el Hospital Militar, así colaboraba con su hermana y su mamá. No tenía hijos. El joven de 22 años no fue el único en morir en este hecho. Víctima de la angustia, la impotencia y el miedo, el dueño de la bodega donde interceptaron a Jairo Eliécer, murió tras sufrir un infarto. Él respondía al nombre de Ramón Montilla.
Efectivos del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas ya abrieron la investigación, pero los deudos no esperan mucho. No creen que el caso de Eliécer deje de ser solo un número más de los 450 de marzo.
Fuente: EU