Mónica Fernández es abogada y experta en seguridad del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). No ha tenido una vida fácil. En una oportunidad, fue secuestrada y en 2008 recibió un disparo en la espalda. No obstante, desde hace más de un año dicta justicia desde su estrado en el programa Se ha dicho, el cual le ha reportado muy buenos números a Televen, que lo transmite de lunes a viernes a las 6:00 p.m.
-¿Cómo recibió los rumores acerca de la presión que se estaría ejerciendo desde el Gobierno para renovarle la concesión a Televen si sacaba del aire, entre otros, su programa?
-A mí me pareció absurdo porque Se ha dicho no es un programa político, es un programa de ayuda social, fundamentalmente, donde una de las misiones es el fortalecimiento de la ley vigente. Lejos de ser un programa que pueda perjudicar a alguien, favorece el fortalecimiento de la democracia porque siempre insta a la gente que tiene conflictos a que acuda a las instituciones e inclusive se dan los números de teléfono, las cuentas Twitter. Entonces, de alguna manera me sorprendió porque nosotros nunca hemos tenido ni una llamada telefónica de Conatel ni una advertencia ni un ‘bájale el tono’ o ‘quítale esto’. No. Nosotros tenemos ya casi dos años grabando y en ningún momento nadie nos hizo ninguna observación. Nada. Nunca.
-En un momento en el que el número de canales de televisión no son los mismos, ¿tuvo miedo de que Se ha dicho no siguiera en la pantalla chica?
-Creo que siempre hay un miedo, sobre todo porque yo tuve una turbulencia política en mi carrera. Nunca he sido militante de ningún partido ni he hecho activismo político por nadie, pero siempre está eso que sucedió, que, además, mucha gente malinterpretó. Yo afronté un proceso judicial doloroso y complicado. Cuando a mí me secuestraron, la primera llamada que recibí fue la del presidente Hugo Chávez, brindándome su apoyo y su solidaridad. Tengo grandes amigos oficialistas radicales, en cargos públicos, como los puedo tener en el otro lado, es decir, que quienes me conocen saben que yo no juego a política. Yo juego a hacer un país y desde Se ha dicho, de hecho, insisto en la construcción de un país del medio, ese país del medio donde todos entramos por igual.
-¿Cómo se ha portado el rating de Se ha dicho durante casi dos años de transmisión?
-El promedio de share de nosotros se mantiene en 53 puntos, es decir, somos el líder de las 6:00 de la tarde frente a la competencia, que inclusive ha cambiado su programación por nosotros en más de siete oportunidades y le hemos ganado a los grandes clásicos enlatados de toda la vida.
-¿Siente que su programa ha venido a llenar las necesidades de ciudadanos que ven en el sistema de justicia un monstruo de mil cabezas que no les da respuesta?
-Sí, de hecho, eso es un fenómeno latinoamericano, ¿sabes? Las instituciones siempre están ocupadas en los grandes temas y de los pequeños no hay quien se ocupe porque, es decir, ¿tú vas a ir a un tribunal para decir que tu vecina pone música a todo volumen o que prestaste 5000 bolívares a un señor y no me los pagó? El problema es cuando no entendemos como Estado que los problemas particulares son, en definitiva, los que pueden ayudar a transformar la ciudadanía. Es decir, que mientras yo esté preocupada porque mi marido me maltrata o porque no le paga la manutención a mi hijo, yo no tengo tiempo de ocuparme del país como ciudadana. De alguna manera, es un espacio para incentivar a la mediación, a la conciliación, que haya paz y no violencia en la resolución de los conflictos. Yo creo que la justicia tiene que ser más cercana a la gente y el Derecho tiene que ser cada vez más humano.
-A los talks shows y espacios con formatos como el del suyo los persigue la sospecha de que no son verdaderos. ¿Cómo hace cuando se encuentra un caso en el que no todo suena auténtico?
-Yo siempre lo he dicho desde el principio, desde el punto de vista contractual hay una prohibición absoluta de que yo sepa quiénes son las personas que presentan los casos y cuál es el contenido del caso, o sea, yo me entero de la misma manera que el televidente. Yo no tengo un guión, nadie me dice qué tengo que decir y qué no tengo qué decir… lo que sé es que hay casos. Y el que dude de que haya casos, que venga a ayudarnos a contestar los 1.500 correos que tenemos sin responder. Recibimos 300 casos de Maracaibo, casi 500 de Valencia, más de 200 deCaracas. Y no sólo no sé quiénes son, sino que tampoco me importa quiénes son, porque en definitiva lo que tengo frente a mí es un conflicto que a cualquiera le puede suceder y eso es lo que engancha a la gente. Pero, por un tema de responsabilidad ante la ley y la audiencia, al final del programa hay una tapa clarísima en la dice: ‘Alguno de los casos pueden ser dramatizados con la autorización de sus protagonistas’. Nosotros hemos logrado resolver casos con llamadas telefónicas y sin cámaras.
-¿En qué le cambiaron la vida los disparos de los que fue víctima en 2008?
-En muchas cosas. Creo que cuando tienes la oportunidad de vivir por segunda vez, tienes no solo dos cumpleaños sino que te das cuenta de que uno no puede perder tiempo en la vida en tonterías. No puedes dejar nada para después, no puedes darle la espalda a la persona con la que duermes, es decir, siempre hay que vivir un día a la vez, pero vivirlo con absoluta intensidad. Yo de ahí saqué que la vida hay que vivirla con absoluta pasión y que la pasión es el poder del deseo. Y yo vivo así: yo vivo todo con muchísima intensidad y pasión.
Fuente EU