Lula da Silva fue sentenciado en julio de 2017 a más de nueve años de prisión por corrupción
Lula quiere participar en las elecciones presidenciales de octubre de 2018 en las que es favorito
Río de Janeiro, Brasil.- Unos 3.000 seguidores del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se instalaron hoy en un campamento ubicado a un kilómetro de la sede del tribunal de la ciudad de Porto Alegre, donde el exmandatario será juzgado el miércoles en segunda instancia en un proceso por corrupción.
Los manifestantes, militantes de grupos sociales como el Movimiento de los Sin Tierra (MST), de sindicatos como la Central Única de los Trabajadores (CUT) y de partidos políticos de izquierda, marcharon hoy por las calles del centro de Porto Alegre hasta el Anfiteatro Por-do-Sol, una plaza en la que fueron autorizados a acampar a la espera del juicio, señaló Efe.
La octava sala del Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región (TRF4) juzgará el miércoles si mantiene o revoca la condena a nueve años y medio de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero que le fue impuesta al exmandatario en primera instancia en una causa relacionada con la trama de corrupción destapada en la estatal Petrobras.
El juicio se presenta como decisivo pues en caso de ratificar o incluso aumentar la pena, Lula, que ha manifestado su intención de competir de nuevo por la Presidencia de Brasil y que encabeza todos los sondeos de intención de voto, podría ser impedido de participar en las elecciones de octubre.
La legislación brasileña, además, establece que un condenado en segunda instancia no tiene derecho a libertad condicional, por lo que Lula podría ser encarcelado cuando agote los recursos judiciales para intentar revertir la posible condena.
El expresidente no ha confirmado todavía su presencia en la sala, dado que el juez aclaró que no le interpelará y que no está obligado a comparecer, pero el juicio atrajo a Porto Alegre a militantes convocados por partidos de izquierda, movimientos sociales y sindicatos para respaldarle.
Llegados en caravanas desde diferentes ciudades de Brasil, los manifestantes marcharon hoy cerca de ocho kilómetros por las calles del centro de Porto Alegre hasta el lugar en donde fueron autorizados a acampar.
«La burguesía controla el Congreso, la Justicia y la televisión, entonces al pueblo brasileño sólo nos quedan las calles para manifestar nuestras ideas», afirmó Joao Pedro Stédile, dirigente del MST.
«No nos interesa ser radicales. Sólo queremos acampar ya que no tenemos dinero para pagar hotel», agregó el líder de los campesinos sin tierra al negar que la organización pretenda promover protestas violentas en Porto Alegre durante el juicio.
En diciembre pasado, ante la radicalización de los discursos de dirigentes del Partido de los Trabajadores (PT) por una posible condena de Lula, las autoridades de Porto Alegre solicitaron refuerzos del Ejército para garantizar la seguridad durante el juicio.
La petición fue negada y la alcaldía solicitó a la Justicia que determinara un lugar para que los manifestantes pudieran concentrarse no muy próximo a la sede del tribunal con el fin de impedir posibles disturbios.
«Estamos en las calles para mostrar que nadie puede ser condenado sin pruebas. Reiteramos que las elecciones sin Lula son un fraude», afirmó el presidente regional de la CUT en el estado de Río Grande do Sul, Claudir Nespolo.
En la marcha hasta el campamento participaron dirigentes como la presidenta del Partido de los Trabajadores, Gleisi Hoffmann, el también senador Lindbergh Farias, el exgobernador Olivio Dutra, y el exministro Miguel Rossetto, todos cercanos colaboradores de Lula durante su gestión (2003-2010), así como sindicalistas procedentes de países vecinos, como Argentina, Paraguay y Uruguay.
EFE