Recurrentes se han vuelto los hechos de violencia dentro de la sala de emergencias del Hospital Victorino Santaella (HVS), donde el pasado lunes dos motorizados que fueron ingresados baleados comenzaron a golpearse por una vieja rencilla y una pediatra fue agredida por la madre de un niño con fiebre debido a que le parecía que tardaban mucho para atenderlo.
«Somos blanco de la inseguridad. Han entrado hombres a bordo de motocicletas hasta la emergencia y nos han amenazado de muerte bien sea para salvar o dejar morir a una persona», confesó un médico que por temor a represalias solicitó el anonimato.
«Cada vez que sale a la luz pública algún hecho irregular en el único hospital tipo cuatro del estado Miranda, anuncian un plan de seguridad», apuntó el galeno, haciendo referencia a la promesa del 2011 hecha por el entonces viceministro de seguridad ciudadana Néstor Reverol de establecer controles de acceso de motos al área de emergencias y el funcionamiento de una brigada motorizada; seguida en el 2013 por la propuesta del director del hospital, Guillermo Puche, de carnetizar a todo el personal y automatizar el ingreso. Este año se prometió incorporar a un comando motorizado conformado por efectivos de diversos cuerpos de seguridad.
El exdirector Jesús Tovar tomó en cuenta el tema de la seguridad debido a las múltiples agresiones tanto a médicos como pacientes, así como los robos, hurtos y fugas de reos que son trasladados desde las prisiones hasta el centro médico, pero con la transición a una nueva directiva todo quedó paralizado.
Según el entrevistado, no han sido incorporados los vigilantes prometidos ni habilitadas las 46 cámaras de seguridad que serían dotadas por el Ministerio de Relaciones Interiores Justicia y Paz. «Sólo contamos con efectivos de la milicia, que sin ánimos de desprestigiar, no están en condiciones de protegernos. El día de la golpiza entre los motorizados, quienes fácilmente pudieron haber sacado armas y abrir fuego, ellos llegaron una hora después de lo ocurrido», detalló.
Pese a la situación reinante y al incremento de ingresos de personas heridas en hechos violentos que suele registrarse durante diciembre, el personal de seguridad (24 hombres) se dividió en dos grupos de guardia, según corroboraron enfermeras consultadas.
«Ahora apenas contamos con 12 personas para vigilar las instalaciones, al personal, a los pacientes y a los enfermos. Si antes estábamos desamparados, de aquí hasta la primera semana de enero estaremos a la buena de Dios», afirmó.
Pese a que se intentó establecer contacto telefónico con el director, José Delgado, no contestó los llamados y al acudir al centro hospitalario se prohibió el acceso al equipo reporteril por no estar pautada la entrevista.
EL UNIVERSAL