LUDOVIC MARIN / AFP
El actual jefe de Estado logra el 58% de votos frente al 42% de su rival, la ultraderechista Marine Le Pen
Emmanuel Macron ha confirmado los pronósticos que, desde hace meses, lo daban como favorito frente a Marine Le Pen.
Emmanuel Macron ha sido reelegido este domingo, por otros cinco años, como presidente de Francia. El actual jefe de Estado ha obtenido el 58% de votos frente al 42% de su rival, la ultraderechista Marine Le Pen, según la estimación hecha por el primer canal público de televisión, TF1. Es una diferencia clara, aunque menor que en el 2017, cuando el primero alcanzó el 66% y su adversaria el 34%.
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El jefe de Estado se disponía a dirigirse al Campo de Marte, junto a la torre Eiffel, para celebrar la victoria con sus partidarios y la mayoría de los ministros de su Gobierno. Le Pen, por su parte, tardó pocos minutos, tras conocer los resultados, en hablar a los suyos, en un espíritu combativo.
Alivio en la UE y la OTAN por la continuidad en el Elíseo
La continuidad de Macron en el Elíseo supone un gran alivio para la mayoría de socios en la Unión Europea y para los aliados de la OTAN. El triunfo de Le Pen, con sus posiciones ultranacionalistas, euroescépticas y condescendientes hacia Moscú, hubiera sido un cataclismo geopolítico.
El presidente francés será en los próximos años el líder natural de los Veintisiete en cuestiones clave como la relación con la Rusia de Vladímir Putin, la transición energética y la estrategia financiera común ante la eventualidad de nuevas crisis como la provocada por la pandemia de la covid o la guerra de Ucrania. Francia es el único miembro de la UE que posee armas atómicas y que ocupa un asiento permanente -con derecho de veto- en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Como ya ocurrió en la primera vuelta de los comicios, el pasado día 10, los sondeos han acertado. Desde hace meses, Macron era el claro favorito pero persistía el temor de un «accidente» democrático, de una sorpresa como la que produjo el triunfo del Brexit en Gran Bretaña y de Donald Trump en Estados Unidos. En Francia no ha sido así.
Macron y su esposa, Brigitte, votaron en Le Touquet-Paris Plage, la localidad costera del Paso de Calais donde ella heredó una casa en pleno centro de este enclave turístico de lujo. Le Pen lo hizo en el municipio de Hénin-Beaumont, en el mismo departamento norteño que Macron, al que la líder ultraderechista representa como diputada en la Asamblea Nacional.
«Lo más duro empieza mañana», augura ‘Le Journal du Dimanche’, que alerta de la dificultad para Macron de tener mayoría parlamentaria
Los analistas franceses auguran un segundo mandato complicado para Macron. El rotativo Le Journal du Dimanche pronostica, en su titular de portada, que “lo más duro empieza mañana”. En un análisis en el interior vaticina “un quinquenio sembrado de emboscadas”, la primera de las cuales será, para el reelegido presidente, conseguir una mayoría en la Asamblea Nacional, algo que no está en absoluto garantizado debido a la atomización política.
A pesar de su victoria, Macron debe ser consciente de que es más ajustada que hace cinco años y que, de nuevo, una parte significativa de quienes le han apoyado lo han hecho casi tapándose la nariz, para cerrar el paso a Le Pen.
Aun habiendo sido derrotada, por tercera vez consecutiva en unas presidenciales, Le Pen ha mostrado que su partido está muy vivo, medio siglo después de su fundación. La progresión de la extrema derecha francesa ha sido continua, en contraste con lo ocurrido en otros países europeos en los que el auge de la ultraderecha ha sido circunstancial.
La líder del Reagrupamiento Nacional, en su discurso ante sus decepcionados partidarios, lamentó «los métodos desleales y brutales» que ha sufrido durante la campaña, aunque dijo no albergar «ni resentimiento ni rencor». Prometió una oposición enérgica y «una gran batalla electoral de las legislativas», el 12 y 19 de junio. Le Pen agradeció el gran apoyo que ha recibido en la Francia rural y en los territorios de ultramar.
La Vanguardia
