El prestigio del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, socavado para una parte de los brasileños por las investigaciones abiertas en su contra, continúa casi intacto entre los habitantes de la favela Brasilia Teimosa, una de las cunas de sus programas contra el hambre.
Esta barriada a orillas del mar en Recife, la capital de Pernambuco (noreste), fue uno de los lugares que Lula visitó en una gira realizada en sus primeros días de Gobierno, en 2003, con el objetivo de mostrar de primera mano a sus ministros el rostro de la miseria, que él mismo vivió en su juventud.
Esa histórica gira fue el preámbulo del lanzamiento de programas asistenciales como el Hambre Cero y el que le relevó posteriormente, el Bolsa Familia, con los que, según datos oficiales, 40 millones de brasileños comenzaron a poner comida en el plato tres veces por día, algo que no se ha olvidado en Brasilia Teimosa (Brasilia Terca) y por lo que se le guarda gratitud.
“De lo que está ocurriendo con Lula no puedo decir nada, solo puedo decir que no tengo nada contra él. Fue un presidente buenísimo y le votaría de nuevo”, dijo la camarera Maria Lúcia Vanderlei, que resume la opinión de la mayoría de los habitantes de la favela consultados por Efe.
El presidente del consejo de vecinos de Brasilia Teimosa, Wilson Lapa, explica que esta favela no solo valora el trabajo que Lula hizo contra la miseria en todo el país, sino el empeño que puso, después de su primera visita, en urbanizar la barriada con fondos del Gobierno.
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