¿Aburrida de lo mismo? ¿La rutina le quitó la magia a tus encuentros? Una especialista en erotismo nos propone una manera diferente de comenzar la relación y una forma súper sensual de entrar en sintonía y excitarse mutuamente. Sedúcelo, tócalo, haz que te desee a más no poder y siéntete una verdadera geisha.
Nosotras los acariciamos como nos gustaría que nos acariciaran. Y ellos nos acarician como les gustaría que los acariciáramos. Resultado: todos nos acariciamos mal. Las mujeres lo hacemos con movimientos largos y suaves, con la punta de los dedos, delicadamente… ¡Y ellos se duermen! No es para sorprenderse, eso es muy aburrido. Los hombres, en cambio, nos aprietan y nos amasan todo el cuerpo, algo que no nos excita para nada.
Lo más difícil es hacer realmente bien los movimientos con las manos para lograr que a ellos les guste, los relaje y erotice. Pero, por supuesto, se puede aprender. Es sólo cuestión de práctica… Y ganas, por supuesto.
Comencemos. Hay un tip básico que no debés olvidar: una mano hace una cosa y la otra mano hace otra cosa. Los movimientos nunca tienen que ser rítmicos, porque lo rítmico relaja pero no calienta. Hacé movimientos circulares, chiquitos y con “intención”; también “amasá”, como hacen los gatos con sus patas. Trabajá sobre su piel, con la yema de los dedos, la palma, el dorso y el antebrazo. Algo súper excitante, es pasar las uñas al revés y con suavidad.
Se siente muy bien cuando hacés cosas diferentes con cada una de las manos. Sin embargo, si al principio no te sale, no te preocupes, lo importante es que puedas entrar en clima, encender la pasión y provocarlo.
Paso a paso
– Él se acuesta boca abajo, en la cama o en el suelo, donde más les guste. Si eligen el piso, coloca toallas para que no resulte tan duro. Bajá las luces y pon música sensual.
– Acomodate a su lado y de rodillas, a la altura de sus caderas. Comenzá acariciándolo desde el tobillo hacia arriba, con movimientos circulares, no rítmicos.
– Subí hacia la espalda con una de tus manos y recorrela y luego dejala apoyada en la cintura, donde empieza la cola. Con tu otra mano, acariciale la entrepierna. Si le gusta (te vas a dar cuenta porque abre un poquito las piernas), acariciale la zona perianal suavemente y bien por el medio.
– Mientras seguís acariciándolo en la entrepierna, podés comenzar a pasarle tu boca, tu pelo o tus pechos por toda su espalda. De ese modo, vas a multiplicar los estímulos…
– Acomódate otra vez bien a su lado, toma un gel íntimo o una buena crema y repetí el masaje en la espalda. Detente en el área perianal, frota y acaricia suavemente. Si le gusta -y normalmente lo hacen- puedes acercarte a su zona anal. Seguí hasta que notes que su trasero se levanta un poquito, ahí mete la mano y comenza a acariciar su miembro. // IPP
Fuente: entremujeres