Los que quieren cerrarlo también leen Tal Cual

Los que quieren cerrarlo también leen Tal Cual

Para el profesor e investigador de la comunicación, Marcelino Bisbal, no hay dudas de que Maduro se ha impuesto acabar con lo que queda de libertad de expresión. El director de posgrado de la UCAB y coordinador de Saldo en rojo, libro que recoge 20 ensayos sobre comunicaciones y cultura en la era bolivariana, confiesa que en los 10 meses de su gobierno, Nicolás Maduro ha pisado el acelerador como si estuviera en un régimen totalitario.

 

Libertad de prensa y libertad de expresión, dos temas en la agenda del gobierno de Maduro que refuerzan la tesis de quienes sostienen que el hijo heredó el autoritarismo del padre ¿Estamos a las puertas de una dictadura? ¬Hay signos cada vez más evidentes que nos indican que, poco a poco, nos estamos acercando a un totalitarismo. Nos quedan todavía algunos espacios a través de los cuales, con ciertas dificultades, podemos expresarnos, pero observamos que cada vez son más reducidos. En estos 10 meses de gobierno que lleva Nicolás Maduro estamos en las puertas de un régimen totalitario de hecho. Ya su gobierno no se conforma con ser autoritario en sus actuaciones de políticas públicas sino cada vez más va en su conducta pública.

 

Sorprende además la estructura comunicacional de la que disponen y acusan a los otros de ejercer una dictadura mediática. ¬Mira, este gobierno heredó una plataforma, a través de los medios de comunicación social, que dejó el anterior. Por ejemplo, a partir del 12 de abril del 2002 y tras el paro nacional, el gobierno se percata del rol, del papel estratégico que juegan los medios de comunicación y conforma una plataforma de medios, sobre todo en la radio y la TV y posteriormente en los impresos, que no tienen precedentes ni en América Latina ni en la historia republicana del país. Ningún gobierno como el presente, al menos en la era democrática ni antes, había contado con tantos medios de comunicación social. En televisión cuentan con 14 estaciones, siendo Venezolana de Televisión la más importante.

 

Se supone que deberían ser de servicio público, pero hoy son de servicio gubernamental, controlada por el partido de gobierno y manejadas por gente del gobierno. No son al servicio del venezolano. Poseen tres periódicos impresos. Correo del Orinoco, Ciudad Caracas, más el diario Vea, que no es de ellos, pero es gubernamental. Dispone de un conjunto radiofónico estatal o para público que si bien es cierto no son de su propiedad, el gobierno las ha venido aupando. Son medios alternativos y/o comunitarios, y ya tienen 500 0 600 emisoras radiales. No son todos afectos al gobierno, pero su inmensa mayoría están cercanos al gobierno.

 

Más el emporio digital… ¬Sí, cuentan con páginas digitales en todos los ministerios, de comunidades, que son realmente impresionantes. En una oportunidad contabilizamos 150 páginas web. En ese sentido quiero citar lo que dijo el profesor Antonio Pasquali: «El chavista es el primer gobierno del país que comprende la importancia capital de las comunicaciones para modelar sociedades, y es una lástima que haya aplicado esa comprensión a la causa equivocada». Lo que llama la atención es que con tantos medios la audiencia es escandalosamente baja. No solamente el número de personas que ve esas televisoras ni que lee esos periódicos ni oye esas radios.

 

¿No es casual entonces, sino que forma parte de una estrategia política? ¬Es la tesis de la hegemonía comunicacional. De ir copando espacios aunque nadie los escuche o los oiga, y en otros casos aplicando un férreo control de medios independientes. Un ejemplo: Unión Radio.

 

Desde hace años en los Altos Mirandinos se les montó una emisora comunitaria que impide escuchar a Unión Radio. Eso ocurre porque Conatel ha venido otorgando frecuencias sin ningún tipo de control ni precaución técnica, irrespetando las normas internacionales de comunicación. Aquí se trata de una intención política: opacar emisoras de radio o TV que son independientes o críticas. Conatel siempre fue un ente técnico, pero ahora pasó a formar parte de la Vicepresidencia de la República, y se convirtió en un ente político. Lo hemos visto en la actuación de su presidente, Willian Castillo quien, vía twitter, sacó de las cableras a NT24, sin levantar un expediente administrativo ni darles oportunidad de defenderse.

 

¿Cómo calificar la asfixia que sufren El Nacional y El Impulso, cuyas trayectorias e influencias en la sociedad venezolana son inobjetables? ¬Maduro ha radicalizado la postura anterior contra los medios de comunicación social. Recordemos cómo, desde Miraflores, anunció la misión Patria Segura: convidó a una reunión a los medios televisivos que no se hacían eco de esa misión, y para mí no quedan dudas de que generó autocensura. Recordemos también las expresiones que ha tenido contra El Universal, El Nacional y TalCual.

 

Las informaciones que les preocupan a los venezolanos, como la escasez de alimentos, la inseguridad, desempleo o la salud son minimizadas. Si los demás informan estás generando caos, zozobra. Nosotros hicimos un pequeño estudio. Tomamos como muestra Correo del Orinoco, El Universal, Vea y Ultimas Noticias. Comparamos el tratamiento de estos temas y comprobamos que para los diarios Vea y Correo del Orinoco son temas completamente inexistentes. Inclusive en cierto modo con Últimas Noticias.

 

Estos temas han desaparecido para algunos medios. Otro aspecto ha sido el proceso de reestructuración de medios en poco tiempo: la compra de Globovisión, la cual no quedó nada clara. ¿Quiénes son sus dueños? ¿Por qué cambió la línea informativa de manera abrupta? ¿Qué significó la compra de la Cadena Capriles? Se trata de una reestructuración de medios, que nadie sabe de dónde vienen, quiénes son, si son testaferros o provienen del alto gobierno. Lo que sí es evidente es que la línea editorial e informativa cambio completamente. Y lo del papel es insólito. El gobierno aspira a cerrar la prensa que no le obedece y radicaliza con expresiones como «No les voy a dar divisas para que ustedes hablan mal del gobierno».

 

Ahora se suma el caso TalCual, a través de una demanda. ¿Cómo ve estas medidas cautelares de un tribunal contra los directivos del diario por un artículo de opinión? ­Aquí, yo creo que al diario TalCual le han tenido siempre la vista puesta. Un diario pequeño, pero crítico, que fija posición política ante los hechos del país y ejerce cierta influencia en los líderes de opinión de ambos sectores políticos. Porque los que quieren desaparecerlo también leen TalCual, porque les resulta incómodo. Esta demanda es una arremetida casi mortal.

 

Lo que llama la atención es cómo surge este juicio. Si la responsabilidad penal es personal, en este caso Carlos Genatios dio su opinión, ¿por qué arremeter entonces contra la directiva del periódico? Muy sencillo, porque quieren sacar a TalCual de circulación. Es otro medio que también les resulta incómodo, y que si ellos pudiesen comprar, lo hicieran. Pero evidentemente TalCual no se vende, nunca estará al servicio de causas innobles. Primero, porque Teodoro Petkoff asume su responsabilidad, y es un venezolano de una ética intachable, que lo ha demostrado a lo largo de su vida política.

 

Luego, está quién ejerce la demanda. Cuando veo declarar a Diosdado Cabello me pregunto quién manda realmente en el país. Porque hemos visto intervenciones del Presidente de la Asamblea que no tienen nada que ver con su cargo como diputado. Lo hemos visto arengando a militares, con la ministra de Defensa al lado, muda, callada, silenciada, y él hablando. Lo hemos visto por varios sitios del país y con un lenguaje destemplado, como diciendo: el que manda realmente soy yo.

 

Cabello está demostrando que tiene una cuota de poder muy importante. Mayor o menor que la de Nicolás Maduro, no lo sé.

 

¿Por qué frente a una actuación tan desmedida contra periódicos de larga tradición, como El Nacional, no ha habido pronunciamiento del sector cultural que está con la revolución? ¿Cómo valorar el silencio de Luis Britto García; José Vicente Rangel, Luis Alberto Crespo, quienes alguna vez escribieron en los diarios ahora llamados «de la derecha»? ­Yo no me lo explico. Porque uno ha compartido ideales con gente que hoy defienden abusos contra los cuales nos opusimos juntos. Será una pregunta para un siquiatra, porque cómo puedes defender a un régimen político que ha destruido prácticamente lo que medio funcionaba en el campo de la salud, la seguridad y que aúpa expropiaciones y celebra el cierre de grandes empresas.

 

¿Cómo se pueden llamar de izquierda si hoy los que están en el gobierno son los más ricos? Quizás un psiquiatra nos diría «allí hay un profundo resentimiento social, una serie de carencias»; y por el otro lado, está el poder y el dinero, que se dan la mano. La corrupción no solamente es política, es ética.

 

¿Qué hacer ante este panorama desolador del periodismo en Venezuela? ­Creo que lo obvio es no claudicar. No debemos quedarnos callados. Hay que denunciarlo dentro y fuera del país. Cada uno desde su espacio. Del espacio que ocupa. En su área académica, en los medios, en los espacios que tenemos. Se trata de una responsabilidad ineludible. Si llega el momento de decirlo entre líneas, lo haremos. Teodoro, por cierto, ha dicho a lo largo de estos 15 años, que esta no es una carrera de 100 metros planos, sino un maratón. De modo que quien se cansa, pierde. Aquí los 7 millones y medio que nos oponemos a este gobierno y no quieren convertirse en colonia cubana tienen todos los días una razón para protestar.

 

Fuente: Tal Cual

Elizabeth Araujo

 

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