Siete hombres encapuchados y armados lo obligaron a levantarse de la cama en la que descansaba, el domingo, junto a su esposa y tres hijos. No hubo tregua para despedidas o forcejeos. Los hampones golpearon varias veces con las cachas de las pistolas a Enio Jesús González en la cabeza hasta dejarlo inconsciente.
Al hombre, de 42 años, lo arrastraron por toda su vivienda en el sector Gato Rey, en el municipio Mara.
A las 2:00 de la tarde lo embarcaron en la parte trasera de una camioneta Toyota, blanca. Se lo llevaron sin rumbo conocido. Le pusieron una bolsa negra en la cabeza. Cinco horas después apareció muerto con ocho tiros.
Su esposa estaba desesperada. Su marido había sido raptado y los tres hijos pequeños lloraban sin consuelo. No entendían lo que había ocurrido.
La mujer alertó a toda la familia de lo sucedido. También llamó a la policía para reportar la desaparición.
Funcionarios del Cuerpo de Policía Bolivariana del estado Zulia (Cpbez) hicieron un cerco en la zona para dar con el paradero de González. Los esfuerzos fueron en vano. Cada minuto que transcurrió fue de agonía en el hogar familiar.
Un hermano contó ayer, aún impactado, en la medicatura forense, que Enio no tenía problemas ni enemigos. Aseguró, además, desconocer las razones por las que ocurrió el hecho.
El pariente dijo que los encapuchados revolvieron toda la casa. “Pareciera que estaban buscando algo, sacaron todo lo que estaba en las gavetas, los armarios, la cocina y hasta debajo de los muebles”, expresó.
Los pistoleros se llevaron una bolsa plástica de supermercado repleta de pertenencias personales de González. Entre ellas documentos y uno que otro objeto de valor que tenía guardado en la casa.
A las 7:00 de la noche del mismo domingo y luego de cinco horas de la desaparición, recibieron la peor noticia.
La policía les informó que el cuerpo de Enio había aparecido con ocho balazos en una trilla en La Concepción, en la vía que conduce a La Paz. No tenía franela.
Los residentes del sector aseguraron haber escuchado las detonaciones. Contaron más de diez.
Los funcionarios de la policía científica llegaron a la escena del crimen para recolectar las evidencias de interés criminalístico, entre ellas varias conchas de balas.
Investigan el móvil del homicidio. Descartaron la tesis del robo.
González “se ganaba la vida vendiendo chivos”, dijeron los familiares. Ayer, fue reclamado el cuerpo en la morgue por varias mujeres vestidas de rojo.
Fuente: Panorama
