Estamos en pleno siglo XXI, ya las conversaciones sobre sexología no deberían representar un tabú para la sociedad. Así que es momento de instruirse y saber qué es aquello tan vital para la reproducción humana.
Conociendo a los diminutos…
Un comerciante neerlandés tenía un negocio de telas y mercería, del cual conocía muy poco, y en el que quería tener éxito. Con la finalidad de mejorar la calidad de sus telas se dispuso a mejorar los artilugios que le facilitara su observación, y así fue como decidió avanzar con el microscopio.
Le dedicó un tiempo considerable a la microscopía, y con ello, descubrió que este campo lo apasionaba. Es así como dejando a un lado las telas, empezó a estudiar otras cosas, entre ellas la sangre, el agua y su semen.
En 1677, envió una carta a la Royal Society (sociedad científica más antigua del Reino Unido), en donde detallaba su descubrimiento de numerosos “animálculos” en el esperma.
Anton van Leeuwenhoek fue el comerciante que gracias a este y otros hallazgos realizados a través de su invento, el “microscopio más avanzado de la época”, logró hacerse del título de “padre de la microbiología”.
Mejor alimentación, mejor semen
Un estudio desarrollado en julio de 2018 por la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona en España, ha expuesto que la alimentación puede influir en la calidad del semen.
Los científicos evaluaron los parámetros que la Organización Mundial de la Salud considera que son las mediciones de la calidad del esperma, y están asociados a la fertilidad. Estos son: el conteo, la vitalidad, movilidad y morfología.
En el análisis participaron 119 hombres de edades comprendidas entre los 18 y 35 años, el grupo fue dividido en dos y los resultados arrojaron lo siguiente:
Quienes consumieron 60 gramos de frutos secos diarios (incluidos en su dieta normal), mostraron mejoras en los espermatozoides, además de la calidad aumentaron en cantidad; el conteo incrementó un 14%, la vitalidad 4%, la movilidad un 6% y la morfología en 1%.
Aquellos que no modificaron su dieta, no mostraron incidencias en su semen. A partir de allí, los analistas recomiendan que introducir en la dieta ácidos grasos omega-3, antioxidantes y ácido fólico de vitamina B, mejorarán la fertilidad y aumentarán las posibilidades de la concepción.
¿Semen o espermatozoides?
El semen es líquido, viscoso y blanquecino, que sirve como “un tanque” que transporta las células reproductivas que tienen la forma de un renacuajo (espermatozoides).
El fluido seminal protege el esperma, ya que su función es ayudarle a cumplir lo considerado como “misión biológica”, que es ingresar al cuerpo de la mujer. El fluido seminal es alcalino, de modo que evita la acidez en el interior de la vagina (que es muy ácido por su pH, situado en época fértil en los valores 4,5 y 5).
¿Qué cantidad de espermatozoides transporta el semen?
Es un promedio de millones. Expertos aseguran que entre los 20 y 300 millones de espermatozoides por cada mililitro, lo que constituye un 5% o 10% de lo eyaculado. La cantidad es sorprendentemente alta si se considera que un hombre puede eyacular varias veces al día.
Sin embargo, el 99% de estos no llegan ni siquiera a aproximarse al óvulo de la mujer, porque el mismo pH de la vagina está encima de 7, de modo que no todos son capaces de “sobrevivir”. Y de igual manera, si logran superar esta barrera natural, el óvulo libera los gránulos corticales, lo que impide que más de un espermatozoide pueda desarrollar un embarazo. Finalmente, es una carrera en donde solo uno de ellos resulta exitoso, si las condiciones se lo permiten.
Es importante destacar que no todos los hombres ni todo el tiempo, transportan la misma cantidad de espermatozoides cuando eyaculan, ya que un hombre promedio puede producir entre 2 y 5 mililitros de semen por vez
¿Desde cuándo un hombre puede producir semen?
Definitivamente no desde el nacimiento. Todo el proceso de producir semen llega en la etapa de la pubertad, cuando se forman en los túbulos seminíferos, órganos fundamentales para la formación del semen en los testículos.
Para completar el proceso de producción y maduración en el cuerpo masculino, son necesarias nueves semanas, en promedio.
Semen como crema corporal
Existen algunas fuentes que mencionan al semen como uno de los tratamientos utilizados por la imponente Cleopatra para mantener su piel joven y bonita. Basándose en esto, incluso existen marcas en el mercado que han empezado a vender productos naturales para la piel con este “componente”. Sin embargo, para la comunidad científica esto todavía no está 100% en lo cierto.
Resulta que el semen tiene espermina, un antioxidante de grandes efectos, además contiene vitaminas como la B12 y la C, lo que promueve el crecimiento de las fibras de colágeno. Sin embargo, el pH de esta sustancia interfiere con la barrera protectora de la piel, lo que permite la entrada de sustancias oxidantes y la hace más vulnerable a infecciones y al envejecimiento cutáneo.
Hombres diminutos
Luego de los hallazgos de Van Leeuwenhoek en el semen, toda la comunidad científica empezó a replantearse las bases de la reproducción humana y surgieron preguntas sobre su composición. No estaba nada claro si se trataba de… ¿parásitos? ¿Bacterias? ¿Humanos diminutos? Sí… se plantearon esa última posibilidad.
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