Las milicias kurdas, unidas contra el Estado Islámico

Las milicias kurdas, unidas contra el Estado Islámico

Ya desde el puesto de control en la entrada de la ciudad de Majmur, la estampa es bastante inusual. Milicianos ‘peshmerga’ y guerrilleros del PKK patrullan juntos, distinguibles únicamente por la tela del uniforme: más basta y verdosa para los miembros de la guerrilla, marrón desierto para los otros.

 

Los primeros son las fuerzas armadas del Gobierno Regional del Kurdistán, que ha comenzado a recibir armamento de casi una decena de estados occidentales; los últimos un grupo armado que combate al ejército turco desde 1984, considerado un grupo terrorista no solo por Ankara, sino también por EE.UU. y la Unión Europea. Una definición que, naturalmente, indigna a muchos kurdos.

 

Y mientras los ‘peshmerga’ representan en muchos casos al Kurdistán más tradicional, el de los clanes y los feudos de honor, el PKK nació con una ideología marxista que se ha ido moderando con los años, pero que sigue siendo la menos conservadora de la región. Por ello, estos grupos nunca compartieron objetivos. Hasta que llegó el Estado Islámico.

 

«En Majmur, un montón de gente no podía huir ni defenderse. Es por eso que la dirección del PKK decidió que viniésemos y luchásemos aquí», explica Sadiq, un guerrillero que se niega a dar su rango, pero que sin duda posee autoridad. Cuando los yihadistas comenzaron a tomar pueblos de la región, varias columnas de combatientes del PKK se desplegaron en este frente.

 

Unidad kurda

 

Según la mayoría de los testigos, incluyendo a varios comandantes ‘peshmerga’, la reconquista de Majmur fue posible gracias a la pericia bélica de los guerrilleros. Mientras en la mayoría de los casos los kurdos iraquíes no han combatido desde 2003, el PKK está bien entrenado, y desde el inicio del proceso de paz con el gobierno turco hace dos años, ocioso.

 

Majmur está lejos de ser una posición segura: las fuerzas del Estado Islámico están a apenas 4 kilómetros, en las granjas de los alrededores. El peligro del frente lo subrayan dos camionetas que, en el espacio de unos pocos minutos, cruzan corriendo el centro de la localidad con varios ‘peshmerga’ heridos en la parte trasera.

 

La ofensiva yihadista, de hecho, se ha convertido en un rarísimo caso de cooperación entre las diferentes facciones kurdas. En la vecina Gwer, por ejemplo, luchan también miembros de los principales partidos kurdos de Irán, como el PDKI. Pero la paradoja es que, mientras son los peshmerga quienes están recibiendo apoyo occidental, la fuerza de combate más efectiva contra el Estado Islámico parece estar siendo, con mucha diferencia, el PKK y su organización gemela en Siria, las Unidades de Protección Popular (YPG). No obstante, ambos grupos están en la lista de organizaciones terroristas de EE.UU.

 

La imagen internacional del PKK, sin embargo, podría mejorar muy pronto. Esta organización se encuentra inmersa en unas negociaciones de paz con las autoridades turcas que, por primera vez, podrían producir resultados tangibles en un futuro próximo.

 

«Esta guerra que ya dura treinta años se encuentra, a través de una importante negociación democrática, en la fase que se acerca al final», declaró hace dos semanas Abdullah Öcalan, el líder máximo de la guerrilla, encarcelado desde 1999. A pesar de algunos incidentes recientes, tanto el gobierno turco como los representantes políticos del movimiento nacionalista kurdo se muestran optimistas, y se espera que el nuevo primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, anuncie pronto un plan de paz con medidas concretas.

 

 

 

ABC.es

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