El país se encuentra sumido en una profunda debacle política y económica. Los analistas apuntan a que, a diferencia de su antecesor, el fallecido Hugo Chávez, Nicolás Maduro carece de habilidad política y de carisma.
Desde los salones del Palacio de Miraflores, el Presidente Nicolás Maduro suele observar el Cuartel de la Montaña en el barrio 23 de Enero, donde reposan los restos de Hugo Chávez, su mentor y a quien debió suceder por un hecho tan fortuito y no programado como fue la muerte del Comandante. El próximo 5 de marzo se cumple un año del deceso y el mandatario se ve enfrentado a una severa crisis social y económica, que los analistas señalan que no tiene precedentes en la historia del país.
La llegada al poder de Maduro no fue fácil, al asumir en medio de una fuerte tensión política, con acusaciones de parte de la oposición de fraude electoral. Para lograr la victoria, en su estrategia de campaña se apoyó firmemente en la imagen del ex presidente. Incluso, en la casa natal de Chávez llegó a contar que el fallecido mandatario se le apareció en forma de “pajarito chiquitito” y lo bendijo -mediante silbidos- de cara a los sufragios. Meses más tarde, llegó a comparar a Chávez con el “Cristo redentor” y reveló que muchas veces duerme en el mausoleo donde se encuentran sus restos. Este recurso también le sirvió para que el oficialismo se impusiera en las elecciones regionales de diciembre pasado, con un 44,1% de los sufragios, frente a un 40,9% de la oposición.
Los analistas concuerdan en que Maduro cree que posee el populismo y la oratoria que caracterizó a Chávez e incluso ha llegado a imitar el tono de su voz. Sin embargo, está lejos de contar con el carisma del fallecido líder. “Si bien no hay que minimizar ni subestimar la capacidad que puede tener Maduro en términos políticos, es evidente que no es comparable con Chávez. Este era muy hábil e inteligente políticamente, pero además, con un carisma tan fuerte que le permitía conseguir que la población estuviera dispuesta a hacer sacrificios y postergar gratificaciones para resolver problemas en el futuro y eso es exactamente lo que Maduro no tiene”, dijo a Reportajes Luis Vicente León, analista venezolano y director de la empresa Datanálisis.
En una columna publicada por el diario caraqueño El Universal, en septiembre del año pasado, la periodista Marta Columina señalaba que los venezolanos están indefensos ante “la ausencia absoluta de un gobierno medianamente eficaz para atender los problemas del país”. Además, calificó el legado de Chávez como “destructivo” y al gobierno de Maduro como “el más incapaz y corrupto de todos”. Y lo graficó de la siguiente forma: cuando Chávez llegó al poder, en 1999, había 16 ministerios, mientras que el año pasado aumentaron a 36 (se incrementaron en 125% con varios añadidos por Maduro). Había 900 mil empleados públicos, ahora son 2.300.000 (aumentaron 155% con fines electorales). Chávez recibió la tasa de cambio en Bs. 573,86 por dólar y actualmente es de 6.300 por dólar, lo que significa una devaluación del 997,83%.
La producción petrolera en 1999 era de 3 millones y medio de barriles diarios (bpd) y PDVSA contaba con 40 mil empleados; actualmente, produce 2 millones 300 mil bpd (32,27% menos) y cuenta con una nómina de 120 mil (un aumento de 300%).
A la suma de lo anterior, la continuidad del modelo económico ha derivado en escasez de alimentos y de productos básicos de un 28%, la caída en la producción y renta petrolera, el desplome en las reservas internacionales del país y un incremento en inflación, que en 2013 alcanzó el 56,3%, según las cifras oficiales. “Una parte importante de esta crisis no es responsabilidad exclusiva de Maduro, por cuanto la hereda. Sin embargo, su respuesta en una primera etapa fue tan tibia y miedosa a tomar decisiones que la alargó, agigantando los problemas. Cuando se le viene encima la crisis y su impacto político, la respuesta es de más control y más intervencionismo”, explica Luis Vicente León. En este sentido, en noviembre del año pasado recibió poderes especiales de la Asamblea Nacional, lo que le permitirá gobernar por decreto durante un año. Chávez, en sus casi 15 años de gobierno, acudió a ellos en cuatro ocasiones y sancionó más de 200 leyes.
La situación económica ha llegado a tal punto que en la actualidad las panaderías racionan a dos piezas por cliente la venta de sus productos, producto de la carencia de harina y azúcar. El costo de la vida ha subido tanto que, según Columina, el año pasado costaba comer 65% más que en 2012. “Tienes que andar rebuscando para encontrar lo que necesitas”, contó a BBC Mundo Vicenta Martínez (81 años), mientras hacía fila para conseguir alimentos. “No hay nada de aquí, todo es importado. Yo vengo del campo y antes producíamos comida, ahora nada”, añadió.
Otro de los temas sensibles para los habitantes es la inseguridad. Un ejemplo de ello fue lo ocurrido a comienzos de año, con el asesinato de la ex Miss Venezuela Mónica Spear, a quien le dispararon junto a su esposo y en presencia de su hija de cinco años, que quedó herida. El hecho llevó a los venezolanos a redoblar sus demandas de solución para la criminalidad, que cada año termina con la vida de 11 mil personas, según los datos oficiales, aunque organizaciones no gubernamentales señalan que llega a 25 mil. De hecho, la consultora Datos señala que la tasa de homicidios desde la llegada de Chávez al poder subió 382%.
Por otro lado, durante este tiempo, la oposición -bajo el liderazgo de Henrique Capriles- no se ha consolidado y ha mostrado señales de división. De hecho, el gobernador del estado de Miranda ha preferido reforzar la presencia de su sector en los gobiernos locales, para afirmar su base de apoyo de cara a las elecciones presidenciales de 2019. La prensa ha destacado que, desde comienzos del mes pasado, Capriles vive un proceso de revisión de su liderazgo tras las elecciones municipales de diciembre pasado, cuando actuó como jefe de la campaña electoral de los candidatos de su sector.
La evidencia de estas divisiones se pusieron de manifiesto a comienzos de febrero, con las protestas estudiantiles en contra del gobierno, en las que Capriles decidió marginarse y que resaltó la figura de Leopoldo López, del partido Voluntad Popular, quien actualmente se encuentra detenido por incitación a la violencia. “Maduro tiene una actitud prepotente, excluyente, que maltrata a su adversario, no lo respeta y trata de no reconocerlo. Aun cuando Chávez era un líder duro, un líder complicado, era mucho más hábil en sostener la relación con la otra parte del país que lo rechazaba”, explicó Luis Vicente León.
Fuente: La Tercera/ Cristina Cifuentes