La Casa Blanca definió hoy como «un buen primer paso» el rango de entre 2.000 y 4.000 miembros de la Guardia Nacional que el presidente estadounidense, Donald Trump, quiere enviar a la frontera con México, pero abrió la puerta a desplegar más militares si es necesario.
«El presidente cree que es un buen primer paso tener entre 2.000 y 4.000. Si determinamos que necesitamos más, tomaremos la decisión en ese momento», dijo la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, en una conferencia de prensa.
La Casa Blanca todavía está negociando con los gobernadores de los estados fronterizos para concretar los términos del despliegue de la Guardia Nacional, pero Trump adelantó este jueves que quiere enviar allí a «entre 2.000 y 4.000».
«Probablemente los mantendremos a todos o a una parte grande de ellos hasta que consigamos el muro», dijo Trump a los periodistas en el avión presidencial.
Preguntada por cuándo llegarán los militares a la frontera, Sanders respondió que «lo antes posible», y recordó que aún continúan las negociaciones con los gobernadores, que tienen responsabilidad sobre la Guardia Nacional.
Los gobernadores republicanos de Texas, Arizona y Nuevo México respaldaron la iniciativa de Trump y falta que se posicione California, que por su tamaño y por su claro dominio demócrata se ha erigido en uno de los principales contrapesos a las políticas del presidente, especialmente en materia migratoria.
«Confiamos en que (California) hará lo correcto», subrayó Sanders.
La ley prohíbe usar a los militares para tareas de seguridad y orden público a nivel nacional, por lo que los miembros de la Guardia Nacional tendrán un papel limitado en la frontera y no podrán dedicarse a detener inmigrantes que lleguen a la zona limítrofe.
Según el Pentágono, el trabajo de la Guardia Nacional incluirá a la aviación, ingenieros, vigilancia, comunicaciones, mantenimiento de vehículos y apoyo logístico, al tiempo que asistirá a los agentes de la Patrulla Fronteriza en sus labores.
EFE