El interventor que llamó por teléfono al conductor del tren unos dos minutos antes de que este descarrilara en Santiago de Compostela comparecerá este viernes ante el juez que investiga el accidente, en el que murieron 79 personas y más de 150 resultaron heridas.
El juez Luis Aláez ha llamado a declarar en calidad de testigo al interventor del tren siniestrado, Antonio Martín Marugán, quien llamó por teléfono al conductor del mismo, Francisco José Garzón Amo, quien, según fuentes judiciales, confesó que se distrajo y no redujo la velocidad a tiempo.
En el auto sobre la citación al interventor, el juez estima que la llamada telefónica de Marugán a Garzón no es causa del descarrilamiento, y aunque se considere «desafortunada por el lugar o momento en que se hizo», ello se entiende «insuficiente» para atribuirle una imprudencia con relevancia penal por un siniestro, en el que resultaron heridas más de 150 personas.
El accidente parece tener su causa «en la inapropiada e imprevisible conducción del maquinista», añadió el juez.
Aún si se percibiese que la conducta del interventor es «desacertada» porque con su llamada podría haber distraído al conductor, que al no reducir la velocidad en una curva peligrosa provoca una tragedia, Aláez estima que la actuación de Marugán se encuentra dentro de los límites permitidos.
«No es exigible al interventor que prevea que el maquinista no va a adaptar su conducción a las circunstancias marcadas» por la señalización exterior, las indicaciones del libro de horario y el cuadro de velocidades, según el juez.
El magistrado afirmó que la causa primordial del accidente parece estar en «la indebida conducción» al ir Garzón Amo a una «velocidad excesiva» para la configuración o trazado de la vía en el lugar donde ocurrió el descarrilamiento.
Según los datos extraídos de la caja negra del tren siniestrado, la llamada telefónica se inició casi dos minutos antes de llegar al punto kilométrico donde se produce el accidente.
En una primera declaración ante la policía, el interventor omitió informar sobre dicha conversación telefónica con el conductor del tren.
«Estaba muy aturdido. Mi cabeza estaba llena de imágenes terribles. No era trascendental para el accidente. En ningún momento quise ocultar la conversación, y estoy convencido de que Garzón tampoco», dijo Marugán a EFE el miércoles.
Del contenido de la conversación telefónica, que duró aproximadamente dos minutos, Marugán explicó que su única intención era facilitar la bajada de una familia con niños en Pontedeume, localidad situada a unos 15 kilómetros de Ferrol, el destino final del tren.
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