José Guerra: El Suicidio como Política

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José Guerra: El Suicidio como Política

El  debate político actualmente en Venezuela ha estado signado por las descalificaciones, la satanización y las ofensas.  Ello ha tomado mucha fuerza luego de la victoria no cobrada del 28 de julio de 2024 y la decisión de llamar a la abstención para las elecciones del 25 de mayo de 2025. Se ha traspasado la línea que marca el respeto para hundirse en algunos casos aislados en la ciénaga de la infamia, lo que la afectado nexos personales más allá de las discrepancias políticas naturales en este oficio.

La ruta política seguida hasta el 28 de julio con la victoria de Edmundo González y la evidencia de ese triunfo fue exitosa aunque el triunfó no se ha materializado con la asunción del nuevo gobierno, ello en medio de un cuadro represivo no conocido en Venezuela. A partir de septiembre del año pasado se entró en una fase de estancamiento, que con el paso de los días se ha acentuado y cuyas manifestaciones más claras han sido la pérdida de iniciativa política de calle, el anuncio del presidente electo de regresar a Venezuela que no pudo hacer y posteriormente la convocatoria del 9 de enero de 2025, cuyos resultados claramente no fueron los esperados. Ello ha conformado una situación de disonancia entre anuncios y expectativas no cumplidas que está erosionado a los liderazgos.

Así las cosas, el argumento fue reemplazado por la ofensa con la ya consabida etiqueta de alacrán, epíteto éste que se le endilga a exiliados víctimas de la represión, perseguidos del régimen y tal vez peor, a los presos políticos que ante esta coyuntura ha tenido un posición distinta a la que pretende ser una posición oficial. El uso del lenguaje ha tenido la plasticidad de incorporar otro remoquete a quienes piensan distinto: auxiliares de la dictadura, como si estos supuestos auxiliares no hubiésemos sufrido los rigores de la lucha callejera, el combate parlamentario y haber sobrevivido a  aventuras, concebidas a nuestras espaldas.

Ahora parece que fuese un delito pensar y preguntarse sobre la viabilidad de una política que vista hoy, no ha sido exitosa porque de otra forma Maduro no detenta el poder. Ello recuerda el caso del Gobierno Interino donde hubo momentos donde no era aceptable levantar una voz crítica ante la gestión de ese ente que surgió del famoso Estatuto para la Transición, debido a que quienes lo hacían eran víctimas de una especie de crucifixión mediática, sufragada con dineros no del todo claro, en su origen.

Pareciera que hay una tónica destructiva al interior de partidos para hacer una depuración o purga como ciertos voceros han exclamado públicamente, retrotrayendo a las organizaciones partidistas a las peores prácticas aprendidas del estalinismo y su más temible ejecutor Lavrenty Beria. Justamente ha sido esa intolerancia, entre otros elementos,  la que propició que partidos muy fuertes como AD y también Copei hayan estado al borde de la extinción.

En momentos tan críticos como estos hay que mantener la cabeza fría y recordar que las coyunturas pasan, la amistad queda y que el rencor en política y en la vida no es buen consejero, porque vendrán eventos que pueden mover el tablero político y ello nos debe encontrar unidos.

 

José Guerra

 

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