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Israel fracasó en su intenta matar en Beirut al líder de Hizbulá, Hasan Nasrala

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Israel fracasó en su intenta matar en Beirut al líder de Hizbulá, Hasan Nasrala

La decena de impactos se han sucedido en torno a las seis de la tarde. Dos oleadas de explosiones que han sacudido los edificios de la capital libanesa. Incluso los que se encuentran en barrios alejados de los suburbios del sur. A los pocos minutos, desde de la terraza del hotel Royal Tulip, se podía percibir un ingente columna de humo entre marrón y naranja que se alzó hacia el cielo.

Así empieza un reporte de El Mundo que informó sobre el ataque que ha desatado el caos en las rutas que unen el centro de Beirut con el aeropuerto y Dahiya, los arrabales donde Hizbulá tiene instalado su principal centro de mando.

No había pasado ni media hora y las calles de la que se ha rebautizado como Avenida Imam Jomeini -toda una ironía- se han llenado de decenas de familias que huían alocadas de las proximidades del enclave atacado.

«¡Nos están masacrando!», gritaba una señora consumida por las lágrimas ante la presencia del extranjero. A su lado, su marido caminaba apresurado con su hija pequeña en brazos. Otros grupos acarreaban maletas o los pocos enseres que habían podido sacar en bolsas de plástico de sus domicilios. Una comitiva interminable de rostros desencajados y miradas repletas de miedo.

 

Los alrededores de Burj El Barajneh, uno de los campos palestinos instalado en el sur de Beirut, estaban plagados de jóvenes que circulaban como posesos en motocicletas. Algunas de las calles que permitían acceder al destino exacto del bombardeo fueron cortadas por milicianos empuñando ametralladoras.

«¡Fuera, fuera!», clamaban los paramilitares sin dejar espacio a ninguna discusión. Uno de ellos parecía llorar de pura rabia.

Mohammad Damj salvó la vida por una cuestión de metros. «No suelo ir a esa zona pero hay comercios que permanecen abiertos hasta muy tarde. No escuché al avión. De pronto empezaron a ‘llover’ misiles. La gente empezó a correr como locos. Agarré la moto y salí acelerando. Ahora sólo quiero irme de aquí (de Beirut)», ha declarado el libanés, de 50 años, tras salir de los arrabales habitados mayoritariamente por la población chií.

 

Nabil Sidani, de 31 años, se encontraba en el hospital Al Rasoul Al Aazam, una instalación regentada por Hizbulá, ubicada a unos 400 metros de donde cayeron los misiles.

«Las paredes temblaron y la gente se puso a gritar ‘¡takbir, takbir!’ (¡Dios es grande!). Creíamos que las explosiones eran en el patio del hospital», ha relatado poco después de que se registrara el suceso.

El objetivo del bombardeo masivo que ha llevado a cabo la aviación israelí -el mayor que ha sufrido la ciudad desde octubre del 2023- se ha sabido poco después. La confirmación ha llegado de la mano del portavoz de los uniformados de Tel Aviv, Daniel Hagari, quien ha reconocido que buscaban destruir el cuartel general de la formación que lidera Hasan Nasrala.

«Hace pocos momentos llevamos un ataque preciso contra el cuartel general de Hizbulá, que se construyó en medio de edificios residenciales como parte de su estrategia para usar a los libaneses como escudos humanos», ha indicado el uniformado.

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