Las invasiones resurgieron durante el mes de mayo en la isla de Margarita, donde en menos de 15 días se registraron 4 ocupaciones ilegales: 2 de ellas en un hotel en plena operación y otro en ejecución.
El viernes en la noche alrededor de 250 personas llegaron en 4 autobuses al hotel Porlamar Suites & Resort, y argumentaron que realizaban “turismo social”, lograron acceso hasta el área de admisión, pero una vez allí manifestaron su intención de ocupar las habitaciones que no están ocupadas por los socios.
El lunes 29 de abril casi 20 grupos parentales entraron al hotel en construcción en Playa el Ángel, que forma parte de la ampliación del hotel Aquarius, pero fueron desalojados al día siguiente gracias a la presión ejercida por los vecinos del sector. Al día siguiente entraron más familias que alegaron que estaban en la lista de los beneficiados con los terrenos de la Auyama, en los que el gobernador Carlos Mata Figueroa les había prometido construir viviendas, pero en la última depuración los dejaron fuera de la lista de censados.
José Antonio Yapur, presidente de la Cámara de Turismo, considera que los intentos o las invasiones a las instalaciones hoteleras, no solamente atentan contra las garantías económicas de los propietarios sino también contra la actividad turística. “Una cosa es que los hoteleros podamos cooperar en situaciones extremas con el Estado y el Gobierno. Lo hemos hecho, pero eso no justifica las ocupaciones a hoteles operativos o en proyecto, como ha ocurrido recientemente en Margarita”, afirmó.
Exhortó al Gobierno a atender los problemas de viviendas como está consagrado en la Constitución.
“No se justifica ese tipo de atentados contra una actividad que prácticamente sustenta la economía regional”, enfatizó Yapur.
También han ocurrido invasiones en el municipio Maneiro (Pampatar) aunque, según su alcaldesa, Darvelis de Ávila, los vecinos han detenido estas acciones.
Instalados. El 27 de septiembre del año pasado 44 familias damnificadas de varios sectores de la isla invadieron el hotel Full Caribe, en Playa el Agua. Hugo Raúl Mhamed, propietario del establecimiento, aseguró que las personas que ocuparon ilegalmente su negocio exigían al Gobierno su derecho de contar con viviendas propias.
Mhamed había viajado por dos meses a Argentina, su país de origen, para gestionar documentos de identidad y al regreso encontró que estaba ocupado por invasores. Algunos de los ocupantes aseguraron que el Inavi los censó para beneficiarlos con la Gran Misión Vivienda, pero nunca les asignaron las casas que les prometieron
Relató que incluso las habitaciones del personal fueron invadidas por las familias, luego de que varias semanas antes lograron desalojar a unos inquilinos, gracias a la intervención de la Fiscalía.
Otra historia en Playa el Agua. También ubicado en la ruta dorada de Playa el Agua, el hotel Hamilton Beach operaba específicamente con turistas colombianos. Su propietario, Hamilton Martínez Castaño, luego de la vaguada de comienzos de diciembre de 2010, cedió 10 habitaciones para albergar a igual número de familias cuyas viviendas fueron afectadas por las lluvias. Sin embargo, por órdenes de los jefes de la Guardia Nacional en la entidad, las 48 habitaciones y 24 cabañas fueron ocupadas por damnificados.
El 23 de julio de 2012 Martínez Castaño decidió declararse en huelga de hambre y encadenarse a la entrada del establecimiento para pedir la desocupación de las instalaciones. La presión surtió efecto aunque los ocupantes, además de deteriorarlas, optaron por llevarse todos los enseres del hotel.
Martínez había vendido paquetes turísticos a casi 70 familias colombianas que venían de Cúcuta y Bogotá, y no pudo reintegrarles el dinero por lo que fue demandado. Hasta la fecha no ha recibido la indemnización que solicitaba a las autoridades.
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