Durante la sesión del Consejo Permanente para discutir la situación de la República Bolivariana de Venezuela, el representante de Costa Rica, Rogelio Sotela, expresó su preocupación ante la falta de independencia de los poderes, la crisis alimentaria y la violación a los derechos humanos.
A continuación, el discurso de Costa Rica.
Intervención de Costa Rica durante la sesión del Consejo Permanente para discutir la situación de la República Bolivariana de Venezuela. Martes 28 de marzo de 2017. Salón de las Américas, Organización de los Estados Americanos, Washington, D.C.
Muchas gracias, señor Presidente.
Costa Rica es uno de los 18 Estados que convocó la celebración de esta sesión extraordinaria del Consejo Permanente para discutir los desafíos de la gobernabilidad democrática en la República Bolivariana de Venezuela, y uno de los 14 que firmó la Declaración Conjunta del 23 de marzo pasado, así como las Declaraciones del 1 y 15 junio, del 11 de agosto, del 21 de octubre y del 16 de noviembre de 2016.
Costa Rica es consciente de la responsabilidad que conlleva vivir en una región democrática y desea reiterar una vez más su firme convicción de honrarla y de trabajar en ese sentido con los demás Estados.
Por ello, permítame, señor Presidente, realizar las siguientes reflexiones:
Quienes estamos en este foro deseamos ver a Venezuela crecer, con estabilidad social, política y económica, y disfrutar de los dividendos de la paz y del desarrollo. Sin embargo, el hermano país de Venezuela vive una profunda crisis estructural que se evidencia no sólo en el debilitamiento del respeto a los derechos humanos fundamentales, en el deterioro de un sistema de salud desprovisto de medicinas y de condiciones mínimas, y una crisis alimentaria marcada por la escasez y el desabastecimiento. Todo ello, ha provocado alarmantes niveles de inseguridad y violencia en todo el país.
Como miembros de esta Organización, no podemos continuar indiferentes ante este escenario, a cuya solución debemos contribuir.
Quienes estamos en este foro conocemos el compromiso de los venezolanos con la libertad y con la solidaridad. Precisamente, por ello nos angustia el manifiesto debilitamiento de las instituciones democráticas en el país y, en particular, las reiteradas amenazas que se han cernido sobre el principio de separación de poderes y sobre el régimen electoral. No tranquiliza a este respecto el que se dilaten los comicios o se impida, como se hizo en su momento, el referéndum revocatorio.
Las elecciones “transparentes y creíbles” con la presencia de observadores internacionales reconocidos, constituyen el mejor camino para superar esta situación.
Contrario sensu, no contribuyen a ese objetivo ni que el Tribunal Supremo de Justicia declare “en desacato” a la Asamblea General, ni que el Ejecutivo se declare en permanente “estado de emergencia.”
Se trata entonces de buscar soluciones a los problemas, no en negarlos ni en responsabilizar a los demás de sus propios errores. Se trata de construir un acuerdo nacional que le devuelva al país la tranquilidad de sus habitantes. Ese es el espíritu que motiva la participación de los Estados Miembros en la búsqueda de una solución negociada y pacífica a las crisis que vive ese hermano país.
Ese acuerdo nacional es urgente y requiere definir una “hoja de ruta.” Una hoja de ruta verificable, que proponga acciones en el corto, mediano y largo plazo.
Una hoja de ruta que afiance el Estado de Derecho, que garantice la separación de poderes, en particular los poderes electoral y judicial, así como la independencia de la Defensoría del Pueblo, y que ofrezca las garantías constitucionales para que sus ciudadanos ejerzan todos sus derechos.
Una hoja de ruta que garantice el debido proceso, evite las detenciones arbitrarias e incluya también medidas para la pronta liberación de los presos políticos.
En este sentido, Costa Rica reitera su respaldo a los llamados que ha realizado el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, para “garantizar la adecuada protección de los opositores políticos, los defensores de derechos humanos y otras personas que enfrenten amenazas por su trabajo,” entre otros.
Costa Rica aboga por sociedades justas, que se construyen en paz, apegadas al derecho y respetuosas de todos los derechos humanos. Los costarricenses sabemos que Venezuela tiene todo para llegar a donde se lo proponga, siempre buscando el bien común y que su Gobierno pueda dar pruebas inequívocas de que está comprometido con ello.
Señor Presidente,
La estabilización de Venezuela y su recuperación democrática depende de los venezolanos y su Gobierno, y también de nosotros, la comunidad internacional, que no debe ser indiferente.
Costa Rica reitera, como lo hizo en la Declaración Conjunta del 1 de junio de 2016, “nuestro fraternal ofrecimiento a la República Bolivariana de Venezuela a fin de identificar, de común acuerdo, algún curso de acción que coadyuve a la búsqueda de soluciones a su situación mediante un diálogo abierto e incluyente entre el Gobierno, otras autoridades institucionales y todos los actores políticos y sociales de esa nación para preservar la paz y la seguridad en Venezuela, con pleno respeto a su soberanía.”
Costa Rica está en la mejor disposición de contribuir a facilitar ese diálogo abierto e incluyente que, a pesar de su sentido urgencia, no ha logrado traducirse en acciones, en decisiones y, mucho menos, en acuerdos políticos y políticas públicas eficaces para la resolución de la crisis actual.
También, ratificamos nuestro apoyo y total respaldo a esta Organización, cuyo aporte es decisivo para encontrar una solución pronta y justa que atienda el clamor del pueblo de Venezuela.
Muchas gracias.
Por Confirmado: Gabriella Garcés