Estoy seguro que si Steve Jobs estuviera vivo, sería un admirador de clóset del nuevo Galaxy S6 Edge.
Jobs, un obsesivo del diseño, era conocido y famoso por su preferencia por la simplicidad. Pero no era una simplicidad cualquiera: era esa idea de que un producto es perfecto cuando se ha pulido y refinado hasta el cansancio a través de varias etapas de creación.
«Toma mucho trabajo», dijo Jobs, «hacer algo simple, para poder comprender los retos subyacentes y crear soluciones elegantes», según lo cita Walter Isaacson, su biógrafo autorizado, en un artículo para Smithsonian Magazine.
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