El Gobierno de Juan Manuel Santos acusó este miércoles a las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de «desprecio a una víctima» del conflicto armado en un relato publicado sobre su exrehén y actual congresista Clara Rojas, y le exigió a la guerrilla «claridad» en su responsabilidad frente a esos afectados.
En un artículo publicado en su sitio web, la guerrilla dijo que su ex rehén y actual congresista «no tiene derecho» a considerarse víctima porque ella misma rechazó su propia libertad, mencionó AFP.
«Es una muestra de desprecio a una víctima que sufrió durante varios años el secuestro a manos de las FARC y, por tanto, exige de este grupo claridad sobre su sinceridad al acordar principios de reconocimiento y responsabilidad frente a las víctimas», dijo el negociador jefe del Gobierno, el exvicepresidente Humberto de la Calle.
A la entrada de las conversaciones de paz que sostienen en La Habana el Gobierno colombiano de Santos y las FARC, De la calle expresó «su más enérgica protesta» por la difusión» del documento.
«Clara Rojas es ahora representante de la Cámara, en representación de la ultraderecha. Se presenta como una víctima nuestra. Con la mano en el corazón, puedo decirle que no tiene ese derecho», señalaron las FARC en el texto.
De la Calle, por su parte, subrayó que «es todavía más inexplicable lo ocurrido, si se considera que Clara Rojas pese a su inmenso sufrimiento, ha manifestado su fuerte apoyo al proceso de paz. La desafortunada publicación tampoco ha tenido en cuenta los derechos del niño».
Rojas, una abogada de 49 años que tiene un hijo de nueve años nacido de una relación con uno de sus captores, fue liberada por las FARC en enero de 2008, tras lo cual escribió el libro Cautiva sobre su traumática experiencia a manos de la guerrilla, traducido a más de 13 idiomas. Fue secuestrada por las FARC en 2002 cuando hacía campaña electoral como compañera de fórmula de la candidata presidencial verde Ingrid Betancourt. Rojas aspiraba entonces a la vicepresidencia.
«Las FARC deben aclarar estas manifestaciones que a nuestro juicio son incompatibles con un deseo expresado en los acuerdos, de reconocer a las víctimas y asumir las responsabilidades consecuentes», dijo el negociador oficial.
Además- señaló- «genera preocupación que ocurran estos ataques personales, en momentos en que los organizadores de los encuentros con las víctimas deben regirse por un principio de equilibro, en la composición de las delegaciones de víctimas».
Ambas partes analizan actualmente el punto de reparación de víctimas, de las cuales ya testimonio un primer grupo en La Habana, y se espera que en los próximos días lo haga un segundo.
«Es como si se quisiera evitar, aquí en La Habana, su presencia. Estas manifestaciones, además de denigrantes constituyen una presión, inaceptable, sobre los organizadores», dijo De la Calle.
Fuente: EU