Es reconocida la tendencia en los regímenes de corte autoritario de manipular para su beneficio la historia patria, pretendiendo construir identidades con el nuevo orden político que ambicionan justificar, aun cuando la población los detesta y manifiesta su agobio frente a los relatos e interpretaciones torcidas de los eventos que han conformado el alma nacional.
En el caso venezolano, la personalidad y legado del Libertador Simón Bolívar es motivo del culto de mandatarios y políticos de todo género, quienes aspiran en forma arbitraria a representar su continuidad, mientras que otros lo incluyen en su árbol genealógico como pariente cercano.
En ese contexto es conocida la anécdota de Juan Vicente Gómez, quien habiendo nacido un 24 de julio de 1857, en plena agonía encargó a sus deudos aplazar la fecha su fallecimiento hasta el 17 de diciembre de 1935, cuando en realidad expiró el 14 de diciembre en su amada Ciudad Jardín Maracay. Total, la historia le asignó su sitio: si bien es cierto que acabó con las montoneras del siglo XIX, nadie lo reconoció como un segundo Libertador, por el contrario, fue señalado por su cruel tiranía, que retardó la entrada de Venezuela a la modernidad del siglo XX hasta 1935.
Las mañas no se olvidan y son recurrentes en tiempos del siglo XXI al decidir mediante decretos darle el rango de eventos patrios al 4 de febrero o al aniversario del nacimiento de Hugo Chávez el 28 de julio como días de fiesta nacional, siendo asignadas como asueto obligatorio en el calendario oficial.
Con esa intención fue agregada a nuestra historiografía nacional del mes de julio, en la que destacan en primer lugar el 5 de Julio de 1811, cuando Venezuela se consagra como pueblo libre a partir de la decisión de los representantes de las provincias de Caracas, Cumaná, Barinas, Barcelona, Margarita, Mérida y Trujillo de proclamar libre a la nación del dominio español.
En segundo lugar, el 24 de julio en Venezuela se celebra el natalicio del Libertador Simón Bolívar, un héroe nacional y figura clave en la independencia de varios países latinoamericanos. Este día se conmemora su nacimiento, ocurrido en Caracas en 1783.
Son fechas que convocan al gentilicio venezolano a la defensa de nuestra soberanía y en la Venezuela de 2025 a la búsqueda de una segunda independencia nacional, ante la postración que el régimen ha impuesto a nuestro país al convertirlo en base de operaciones de la Rusia imperial de Putin, y al saqueo de nuestros bienes naturales de manos de la China de Xi Jinping.
En ese contexto ¿qué progreso puede significar para una Venezuela postrada en la miseria contar con una fábrica de drones y de fusiles Kalashnikov? ¿Qué gana nuestro país al convertirse en un satélite de la Federación Rusa? Recordemos que Cuba ya lo fue de la URSS, a punto de extinción durante la crisis de los misiles en octubre de 1962, momento en que Estados Unidos y la Unión Soviética estuvieron más cerca de un conflicto nuclear.
Una de las consecuencias de este vasallaje impuesto por el régimen lo representa la diáspora dispersa en más de 60 países, cuyo número sobrepasa hoy los 9 millones de personas, convirtiéndose en la primera del mundo y en la fuga de cerebros más importante que hoy beneficia a otras sociedades.
El destino no hay que adivinarlo, está presente al ver la ruina de una nación, otrora la más próspera de América Latina y hoy convertida en colonia. Pero la actitud valiente para recuperarla fue evidente el 28 de julio de 2024, cuando el pueblo venezolano ejerció la soberanía nacional mediante el voto democrático y eligió a Edmundo González Urrutia, lo que constituyó un finiquito a la gestión de quienes usurpan hoy el poder en nuestro país.
Froilán Barrios