Desde que Luis Fragachán compusiera en el siglo XIX el sabroso merengue venezolano «El norte es una quimera», mucha agua ha corrido no solo bajo los puentes de Nueva York, también el mar Mediterráneo y el Canal de La Mancha, al convertirse tanto Europa como Estados Unidos en una especie de tierra prometida, de sueño a alcanzar así la vida corra peligro.
Las olas migratorias de dimensiones épicas, como las registradas desde Irlanda, Escocia, Alemania e Italia hacia una Norteamérica en tiempos de la revolución industrial, remarcada esta última en el excelente filme Cabrini de 2024 que relata el trato inhumano de más de 2 millones de migrantes italianos, a finales del siglo XIX en Nueva York y la gesta heroica de la monja Francesca Cabrini en defensa de su gente.
Por tanto, ¿ha cambiado en el siglo XXI la aspiración de millones de seres humanos a una vida digna en otro país cuando la economía nacional no lo permite? De aquel curso migratorio histórico pasamos a otro que identifica desde mediados del siglo XX hasta el presente otros periplos, al consolidarse la Unión Europea (UE), donde los migrantes del África y el Medio Oriente visualizan su norte franco en esta región, entre tanto América Latina ha acentuado la diáspora en primer lugar hacia Estados Unidos y en menor grado hacia Canadá.
En el caso específico de Venezuela, como ya sabemos, su diáspora alcanza a 9 millones de sus connacionales que se hallan en todos los continentes, particularmente 2/3 en Suramérica, 14% en Europa y 12% en América del Norte, convirtiéndola en la población migrante más vulnerable y notoria a nivel planetario.
En tal sentido, ¿podrán estos muros antiinmigrantes acordados por la UE y América del Norte impedir el flujo de millones en procura del sueño de sus vidas? Evidentemente no, destacando que solo la promoción y el acuerdo de una política migratoria como lo establece el Pacto del Futuro de respeto e integridad a los migrantes, tratándolos como seres humanos sería la base de un nuevo ordenamiento mundial de ese inmenso flujo que ha demostrado su aporte a las economías donde se han incorporado.
De tal manera que ni vuelos de deportación, muros, policías fronterizas no podrán impedir la búsqueda del ser humano a una vida decente para sus familias, para muestra veamos el impacto del flujo migratorio en el caso de la UE, específicamente en Alemania, la menguante situación de la economía ha llevado al FMI a pronosticar que este país será la gran economía con peores resultados en 2023. La falta de trabajadores cualificados ha llevado a los expertos a estimar que el país necesitará 1,5 millones de inmigrantes cada año para mantener su mano de obra. A diferencia de la mayoría de los demás Estados, Alemania ha mantenido sus políticas flexibles para atraer a la mano de obra extranjera (Euronews, 2024).
Entretanto, ¿cuáles serían los beneficios? Frente al temor a los inmigrantes, percibidos por algunos como una amenaza para la cohesión social y la identidad nacional, en la última década se ha producido un cambio de paradigma que percibe a los inmigrantes en Alemania como activos para los mercados laborales nacionales y el sistema de bienestar, impulsando el desarrollo económico.
En el caso de Estados Unidos, en ocasión de un día de protestas sin inmigrantes, el diario El País(07/02/2025) indica que los organizadores tienen como objetivo que todos los inmigrantes del país —más de 47,8 millones— se queden en casa durante un día, para así demostrar lo que sería una jornada sin ellos, veamos los datos para cada sector.
En 2023 había 5,5 millones de inmigrantes trabajando en el sector de servicios educativos, sanitarios y de asistencia social, según cifras de la Oficina del Censo. El segundo sector con mayor cantidad de trabajadores de origen extranjero —4,7 millones en 2023— es el de servicios profesionales, empresariales, administrativos y gestión de residuos y descontaminación, igualmente en 2023, 29% de todos los trabajadores empleados en la construcción eran inmigrantes, con un total de casi 3,3 millones de extranjeros, en el caso del sector de Fabricación y del Comercio faltarían 6,2 millones de empleados al por mayor y al por menor, teniendo como resultado que las fábricas se quedarían sin 20,2% de su plantilla, las tiendas sin 15,5% y cientos de miles de familias sin cómo llegar a fin de mes.
En resumen, en una industria como la de fabricación, que aporta 2,65 billones de dólares a la economía del país, 10,3% del PIB nacional, el impacto económico sería considerable. Finalmente, con referencia a la agricultura, sembrando los campos y recogiendo las cosechas, la realidad es que no menos de 500.000 inmigrantes están empleados en el sector de la agricultura, silvicultura, pesca y caza, según datos oficiales de 2023. En pocas palabras sin el trabajo migrante la economía de la primera potencia mundial tornaría en caos regional y global.
En el caso específico de los migrantes venezolanos la evolución es geométricamente la de mayor expansión como lo registra la investigación Venezuelan Immigrants in the United States, febrero 15, 2023 (Ari Hoffman and Jeanne Batalova) al registrar una cifra para 1980 en Estados Unidos de 33.000 venezolanos a una cantidad para 2021 de 545.000. Dato que se multiplica para 2025 según NTN24 a 1.348.000 venezolanos en territorio norteamericano. Señalarlos como integrantes del Tren de Aragua como excusa para eliminar la protección del TPS es pretender convertir en villanos a más de 1 millón de ciudadanos honestos y profesionales.
Todos estos datos destacan lo planteado por el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, quien acusó el pasado martes 4 de febrero a los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua de ser “enemigos de la humanidad” y de haber desencadenado, por medio de sus prácticas autoritarias, una aguda crisis migratoria. Precisamente por ser dictaduras.
Finalmente, la esperanza y el sueño de los migrantes a nivel global y regional es el impulso de políticas migratorias que reconozcan el sacrificio de seres humanos que dejan sus bienes y sus países en procura de un mejor destino no solo para la diáspora, también para los que no puedan salir de economías en ruinas y se benefician de las remesas como sustento para aliviar el sufrimiento de millones de personas.
Froilán Barrios