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Foro Ideas desde el Trabajo Indispensable diálogo social para poner a Venezuela en la senda del progreso para todos

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Foro Ideas desde el Trabajo Indispensable diálogo social para poner a Venezuela en la senda del progreso para todos

 

En el contexto del Primero de Mayo, los abogados laboralistas César Carballo y Alfredo Padilla expusieron la necesidad de reivindicar el derecho y el valor del trabajo en el país, en el foro organizado por el Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro

En Venezuela, 80% de la población trabajadora se desempeña en el sector informal ante la falta de incentivos para la formalidad y de leyes adecuadas, por lo que es indispensable un verdadero diálogo social en el que se reivindique el derecho de los trabajadores y se reconstruya la relación laboral y el sistema productivo para el progreso nacional.

Así lo expusieron los abogados Carlos Carballo Mena, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UCAB; y Alfredo Padilla,  miembro fundador de la Asociación de Trabajadores Autónomos, Emprendedores y Microempresas, en el foro Alternativas: Ideas desde el Trabajo que se realizó en los espacios de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (Faces) de la UCV, a propósito del Primero de Mayo, Día del Trabajador.

El decano de Faces, Luis Angarita, anfitrión y moderador del foro, destacó la importancia del debate, usual en la UCV  y “siempre productivo” e inspirador de ideas para la construcción de lo social en el siglo XXI.

El encuentro fue organizado por el Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro en alianza con Faces, como parte de los eventos que realiza en otras ocasiones junto con la UCAB para debatir temas de interés nacional. Asistieron especialistas y estudiantes de derecho laboral.

Valor del trabajo

Ramón Guillermo Aveledo, presidente  del Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro, al dar la bienvenida al foro, presentó el libro Ideas desde el Trabajo. Para una economía venezolana deseable y posible,  nueva edición de la colección Alternativas, en el que ensayos de los abogados laboralistas León Arismendi, Leida Marcela León, Carballo Mena y Padilla, ponentes en el foro, invitan desde sus perspectivas a una discusión enriquecedora sobre el tema.

Con esta colección el Instituto propone exponer temas que forman parte de la “agenda de carne y hueso” de la gente para ofrecer alternativas producto de la creación de ideas desde distintas perspectivas con una visión más humana, explicó Aveledo.

El libro se puede descargar completamente gratis, como todos los libros del  Instituto,  en la página web www.fermintoro.net

Aveledo citó, en el contexto del Primero de Mayo, un fragmento de la frase del poeta Andrés Eloy Blanco alusiva a la fecha, “trabajo es lo que hay que dar y su valor al trabajo”, su favorita, según dijo.

“Esa es la clave de la recuperación venezolana, que haya trabajo para la gente y que se reconozca y se valore el trabajo de la gente. En este día es importante recordar el significado que el trabajo tiene en la vida venezolana del presente cuando se desarrollan con tan pocos incentivos, con tantas dificultades, y el papel que el trabajo tiene y debe tener en la transformación del país para una sociedad próspera”.

Diálogo social, derecho laboral

Carballo Mena, profesor especialista en Derecho del Trabajo y académico, abordó la relación laboral y los retos en la actualidad venezolana. Basado en su ensayo, citó instrumentos que “son importantes en estos momentos de crisis, de deterioro de las relaciones laborales para poder reconstruirlas”.

Mencionó al diálogo social, la negociación colectiva, y a la participación de los trabajadores en la gestión empresarial que “han cambiado bajo la égida del Estado y que deberían articularse autónomamente” para dejar atrás el modelo controlador que existe desde 1936, cuando surgió paradójicamente el reconocimiento constitucional de los derechos laborales, e ir a uno más democrático y participativo.

El académico indicó que una característica de las relaciones laborales en Venezuela es la legislación es dadivosa en lo individual y de avanzada con relación a otros países, y contrariamente el modelo que persiste y que se exacerbó desde 1999 por razones ideológicas es muy restrictivo en lo político.

Frente a esto, el diálogo social, que debe ser el objetivo central, aparece esporádicamente.

“No tenemos una cultura del diálogo social como mecanismo permanente y estructural del sistema de relaciones laborales ni políticas; es un invitado en momentos de crisis pero que en tiempos de bonanza desaparece y suele ser orquestado desde el poder para descoyuntar el mecanismo”, indicó

Eso impone, en su opinión, pensar en la “normalidad del diálogo cotidiano”, y no extraordinario, que reconoce al otro y que es capaz de entender que las políticas deben construirse desde distintas miradas. “Ese debe ser un objetivo fundamental a lograr en estos tiempos”.

Precisó que el diálogo social “estructurado y productivo” es necesario incluso para reconstruir las relaciones laborales y el sistema productivo.

Carballo definió a este mecanismo como la participación de empleadores y trabajadores, al lado de otros actores legítimos, en el diseño, aplicación y valoración de las políticas públicas en materia económica y social. Y también como derecho verdadero, “y no como opción que el poder puede o no reconocer y diseñar libérrimamente”, según enfatizó.

“Ese diálogo no persigue acuerdos necesariamente, sino que busca la otredad y entender que el otro tiene intereses comunes y que su mirada es trascendente para el diseño de esas políticas que van a favorecer el interés general y es lo contrario que ocurre en las sociedades radicalizadas, como la nuestra”.

Distinguió en el diálogo social dos vertientes que inciden en su reconocimiento como un derecho: La libertad sindical, como instrumento básico para la promoción y defensa de los intereses de empleadores y trabajadores en un mundo en permanente transformación. Y también la participación política en la formulación de las políticas.  Ambos son reconocidos por organismos interamericanos.

Padilla, por su parte, centró su exposición en la situación del emprendimiento, un segmento de la economía privada popular que “no aparece en la agenda del diálogo social ni está amparada, pero representa en la actualidad la mayor fuente de empleo en Venezuela”.

El abogado, con extensa experiencia en el ámbito laboral,  indicó que la economía informal a la fecha representa 80% del sector laboral, con una precaria capacidad de consumo y en la que se desenvuelven 7 millones de trabajadores sin protección legal, entre ellos los vendedores ambulantes o buhoneros.

En ese mundo complejo y diverso, 3 millones de personas, al menos, se consideran emprendedores o trabajadores por cuenta propia, dijo al citar una investigación reciente del IESA y la UCAB, situación que “es resultado de la destrucción del trabajo formal en Venezuela”.

“Los emprendedores insisten en montar un negocio propio con una motivación  y objetivo a lograr, pueden ser empresarios a futuro y generar empleos, pero 91% de ellos lo hacen por sobrevivencia”, señaló Padilla, tras destacar la agudización de la crisis desde 2012.

Argumentó que trabajadores de la informalidad están sometidos al control de precios y de la distribución de alimentos, lo que ha ocasionado la aparición de la economía vecinal, “gente con profesiones y oficios diversos que hacen tortas y ofrecen sus servicios por los chats de la comunidad”.

Padilla atribuyó el crecimiento del trabajo  informal del emprendimiento a los “impresionantes requisitos” necesarios para formalizar su actividad, entre otros, lo que ha llevado al país a incentivar la informalidad.

“Venezuela aparece en el puesto 47 en el ranking de 50 países que tienen la mayor cantidad de barreras que impiden la formalización del empleo”, dijo el abogado basado en un estudio de Cedice.  Y agregó que la Ley para el Fomento y Desarrollo del Emprendimiento (2021) destinada a promover un nuevo modelo de producción representa una limitación.

“La ley establece que los emprendedores deben registrarse en el ministerio, inscribirse y compartir los principios del Plan de la Patria”, afirmó.

Destacó que a pesar de que en Venezuela hay mayor aprecio por el emprendimiento frente a otros trabajos informales, carece del estímulo para avanzar, por lo que se requiere agremiación, aunque la asociación que lo acoge ha suscrito convenios con sectores en estados y municipios.

Padilla puntualizó la necesidad de políticas de empleo y económicas para fomentar la inversión nacional e internacional que generen empleo y productividad y así poder contrarrestar la informalidad del trabajo en Venezuela. Y también la sensibilización sobre el tema “para que el emprendedor pueda crecer”.

 

 

 

 

 

 

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