La economía china crecerá un 5,4% este año pero frenará hasta el 4,6% en 2024 debido a la «continua debilidad» del mercado inmobiliario y a una «apagada» demanda proveniente del exterior, indicó hoy el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En su evaluación anual sobre el estado y las perspectivas de la economía china, la institución explicó que, a medio plazo, sus proyecciones pasan por un debilitamiento paulatino del ritmo de crecimiento hasta situarse en torno a un 3,5% hacia 2028 debido a factores como una «débil productividad» o el envejecimiento de la población.
El crecimiento «alimentado vía crédito» de los últimos años ha desembocado en unos desequilibrios y vulnerabilidades cada vez mayores, con tasas de ahorro «excesivamente altas» que fueron empleadas para financiar inversiones en inmuebles residenciales e infraestructura cada vez menos rentable, «resultando en altos niveles de deuda», indicó hoy la número dos del FMI, Gita Gopinath.
Acerca de la situación en el sector inmobiliario, aunque el organismo aplaudió los objetivos gubernamentales de ajuste en el mercado, Gopinath aseguró que el desafío será ahora «minimizar los costos económicos y contener los riesgos para la estabilidad macrofinanciera».
«Se necesita más para garantizar una recuperación más rápida y minimizar los costos económicos durante esta transición», apuntó la vicedirectora gerente del FMI, que recomendó acelerar la «salida» de promotoras inmobiliarias económicamente inviables, eliminar los impedimentos a los ajustes de precios inmobiliarios, dedicar más fondos gubernamentales a completar las promociones inacabadas y ayudar a las promotoras que sí pueden sobrevivir a «reparar» sus cuentas y adaptarse a un mercado «más pequeño».
«Los riesgos siguen aumentando»
Asimismo, Gopinath pidió a Pekín reformas del marco fiscal y reestructuraciones de balances contables para afrontar el problema de deuda de los gobiernos locales y regionales, que acumulan un alto nivel de pasivos, en muchas ocasiones a través de canales informales de financiación conocidos como LGFV.
Según estimaciones del propio FMI, estas entidades semipúblicas acumulan una deuda total equivalente a unos 9 billones de dólares, más del doble que en 2017.
«Los riesgos para la estabilidad financiera son elevados y siguen aumentando a medida que las instituciones financieras cuentan con colchones de capital menores y afrontan crecientes riesgos de calidad sobre sus activos», alertó Gopinath.
En el marco de las reformas recomendadas, el FMI apunta también que Pekín debería apostar por políticas macroeconómicas más favorables para impulsar la actividad, entre las que destaca una reorientación del gasto fiscal hacia los hogares, bajadas de las tasas de interés y una mayor flexibilidad en los tipos de cambio del yuan.
Por último, Gopinath también pidió a las autoridades chinas que «demuestren su compromiso» con el sistema internacional de comercio y «ayuden a reducir las presiones de fragmentación», algo para lo que deberían «reducir las distorsiones al comercio y la inversión de sus políticas industriales nacionales y restricciones comerciales».
El Nacional