El Gobierno de Filipinas instó a los seis mil filipinos que residen en Egipto a abandonar este país tras la sangrienta represión de las protestas de los Hermanos Musulmanes que ayer causó medio millar de muertos.
El Departamento de Asuntos Exteriores indicó en un comunicado que a consecuencia de la «escalada del conflicto social y la inseguridad» eleva el nivel de alerta que lleva a la «voluntaria repatriación de filipinos en Egipto».
El Gobierno también suspendió la salida de nuevos trabajadores hacia Egipto y el retorno a ese país de trabajadores en vacaciones, esposas filipinas de ciudadanos egipcios y estudiantes en universidades islámicas.
Los disturbios del miércoles en Egipto, desencadenados tras la operación policial lanzada para desmantelar las acampadas de los islamistas, se han saldado con la muerte de al menos 525 personas y 3.717 heridos, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad egipcio.
Las autoridades de Egipto decretaron ayer el estado de emergencia durante un mes y el toque de queda por la noche tras la violencia que se extendió por todo el país.
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