Cuando escribo estas líneas, el Santo Padre Francisco está viviendo un calvario por su salud. No sé qué pasará. Deseo que todo sea para su bien y para el bien de su amada Iglesia.
Francisco es un Santo Padre que siempre pide misericordia para los pecadores: misericordia es la gracia para la conversión, como escribió el cardenal Kasper.
La oración del papa Francisco tiene la fuerza inmensa del sufrimiento. Y sabemos que él reza por toda la humanidad.
Todos los pecadores, empezando por mí, podemos recibir la misericordia si en verdad la pedimos con humildad. El Santo Padre Francisco ha dedicado su pontificado para hacer conocer que la misericordia es para todos y para que la misericordia se derrame en caridad, sin excepción. Todos somos hijos del Padre, aunque no lo sepamos o querramos; el papa Francisco ha luchado para que nuestra libertad sea iluminada por la misericordia del Señor.
Nuestro Santo Padre, desde siempre, pide que recemos por él. Y en este momento en que lleva la Cruz de Cristo, me atrevo a pedirle, desde mi rinconcito, que rece por mí.
Bendito seas Santo Padre Francisco.