BANNU — Una bomba explotó en un vehículo que trasladaba fuerzas de seguridad dentro de una instalación del ejército en una zona al noroeste de Pakistán, con un saldo de 20 muertos, informaron autoridades de seguridad.
La fuerte explosión es un gran golpe a las fuerzas armadas paquistaníes, que combaten a los insurgentes en el noroeste del país y donde bombas y ataques a tiros han matado a miles de efectivos de seguridad y dejado a miles más heridos y discapacitados.
El vehículo fue alquilado por la organización paramilitar Cuerpo de Fuerzas Fronterizas, dijo el funcionario policial Inyat Ali Khan desde la región de Bannu donde ocurrió la explosión. El vehículo era parte de un convoy que estaba a punto de salir de la base militar en el poblado de Bannu en dirección oeste hacia la zona tribal de Waziristán del Norte, dijo.
El convoy era parte de una rotación regular de los domingos por la mañana, dijo una fuente militar, quien agregó que el grueso de las bajas son del Cuerpo de Fuerzas Fronterizas porque la bomba fue colocada en un vehículo alquilado por los paramilitares para transportar a su personal, pero no pudo confirmar si algún civil había muerto.
Los funcionarios hablaron a condición de no ser identificados porque no estaban autorizados a hablar con los medios. Por lo menos 30 personas más resultaron heridas, muchas de ellas de gravedad, dijeron los funcionarios, así que es posible que cifra de fallecidos aumente.
La explosión se escuchó y se sintió en todo el poblado de Bannu.
Waziristán del Norte se considera un baluarte de extremistas vinculados con Al Qaida. En diciembre pasado cuatro soldados paquistaníes perdieron la vida cuando un agresor suicida estrelló un vehículo con explosivos contra un campamento militar en Waziristán del Norte, pero los atentados dentro de complejos militares son poco comunes.
Las fuerzas armadas paquistaníes combaten desde hace años contra extremistas en zonas tribales que desean derrocar el gobierno y establecer un estado islámico de línea dura en todo el país. Los extremistas consideran al ejército y a otras fuerzas militares como interventores de una agenda estadounidense en las zonas tribales, que tienen frontera con Afganistán y también son un refugio de insurgentes en ese país.
Pero a muchos paquistaníes no les agrada combatir a otros musulmanes y se han cansado de la larga guerra. Muchos la ven como una imposición de Estados Unidos después de los atentados del 11 de septiembre y la invasión de Afganistán.
El primer ministro Nawaz Sharif fue elegido en mayo con la promesa de poner fin a la guerra mediante un acuerdo negociado en vez de medios militares. Pero hasta ahora el talibán paquistaní ha mostrado poca disposición de negociar con el gobierno.
Fuente: El Nuevo Herald