La esposa y los abogados de Jiang Tianyong, el célebre letrado chino que fue detenido por la policía el pasado 21 de noviembre y sigue desaparecido desde entonces, denunciaron hoy la desinformación sobre su situación y advirtieron de que ha podido ser torturado.
En sendos comunicados a los que tuvo acceso Efe, el entorno de Jiang expresó su preocupación ante las informaciones publicadas a última hora del viernes por varios medios de comunicación oficiales en los que se asegura, citando a fuentes policiales, que el abogado está bajo custodia policial acusado de revelar secretos de estado.
Jiang, que colaboró con el relator especial de la ONU sobre la Pobreza Extrema y los Derechos Humanos, Philip Alston, es conocido por defender en importantes juicios en China a infectados por VIH, miembros del grupo religioso Falun Gong, manifestantes tibetanos o víctimas del escándalo de la leche contaminada de 2008.
Además, fue uno de los arrestados en una operación policial a gran escala contra los abogados defensores de los derechos humanos en el verano de 2015, aunque consiguió escapar de su detención y permaneció huido alrededor de un año.
Según la prensa oficial, Jiang fue detenido el pasado 21 de noviembre por subirse a un tren con un carné de identidad que no era el suyo y, al investigar este suceso, la policía descubrió que tenía en su poder documentos con secretos de estado que, supuestamente, habría dado a “entidades extraterritoriales”.
El célebre letrado, añadieron estas informaciones, ya habría confesado sus delitos, una afirmación a la que su esposa, Jin Bianling, no da ninguna credibilidad.
“Él no hará absolutamente nunca una declaración de autoincriminación. Es probable que ya haya sido gravemente torturado para su confesión”, señaló la esposa del desaparecido en un comunicado.
Tanto Jin como los abogados del desaparecido, Chen Jinxue y Qin Chenshou, tacharon de “montaje” lo publicado por la prensa oficial china y lamentaron no haber recibido ninguna notificación sobre la situación legal de Jiang y desconocer su paradero.
EFE