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Erika De La Vega cuenta su experiencia como emigrante

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Erika De La Vega cuenta su experiencia como emigrante

 

No está junto a Luis Chataing, no es Ni tan tarde, y tampoco “se parece igualito”. Es un late show, sí, y es con Érika de la Vega. Pero ni siquiera es la misma Érika de la Vegade sus inicios en televisión.

 

Ha cambiado, -o evolucionado, término que prefiere usar-, pero mantiene la misma esencia, insiste. Ahora es una mujer casada, con hijo, y se residenció en otro país en el que tuvo que enfrentar un nuevo comienzo personal y profesional. Y Ya era hora. Tal y como se llama el programa que marca el regreso de la animadora venezolana al formato que le dio a conocer.

 

Se transmite en Estados Unidos desde la semana pasada, cada domingo a las 10:00 pm. a través de Telemundo. En el late show comenta el acontecer internacional en clave de humor, al tiempo que se realizan entrevistas, parodias, se escucha a una banda en vivo y reciben los aplausos del público presente en el estudio.

 

Ah, cómo no, Boris Izaguirre aparece de vez en cuando a recitar algo y dejar a su paso una estela de genialidad.

 

–Te critican por querer hablar con acento neutro.
-Me impresiona mucho que digan eso, me perturba porque no estoy utilizando acento neutro ni me pidieron que lo hiciera.

Quizás estoy pronunciando un poquito mejor las palabras y no estoy comiéndome las letras, porque, bueno, quiero que me entiendan. Pero yo sigo hablando venezolano.

 

 

–Otros ven con malos ojos su participación en un programa de farándula…
–Suelta la sopa es una oportunidad hacer cosas, de darme a conocer a la gente que no me conoce.

Cuando me fui de Venezuela, me quede sin el público que me ha apoyado a lo largo de mi carrera y que me aceptaba casi todo.

No puedo pensar que a mí se me van a dar grandes oportunidades si no empiezo a agarrar las primeras que se presentan, no importa el tamaño que sean. Ese es el camino que yo pienso es el correcto.

 

 

–Parece que ese público que le sigue no deja de compararla con su pasado.
-Uno va creciendo, transformándose. Es algo natural, uno tiene su esencia, por supuesto, pero no puedo ser la misma de Diente por diente. Me encantaría, pero han pasado los años, he tenido experiencia, soy una mujer casada, tengo un hijo.

Te aseguro que si intentara ser la misma animadora que en Fama, sudor y lágrimas o en Latin American Idol, también sería criticada.

 

 

–En Venezuela escasea el humor en la televisión. ¿Será esa la razón de la añoranza del público?
-Entonces habrá que preservar el humor en la calle, aunque las cosas no están como para reírse.

La gente no va a dejar de sonreír, de ver la realidad, aunque la televisión no sea reflejo de ella.

 

 

–En el primer episodio de “Ya era hora” se ríen de lo que significa migrar a Estados Unidos. ¿Resulta divertido en la realidad?
-No importa cómo lo dejes: en barco, tren, balsa, o jet privado, pero irse de tu país es difícil. Cambias de ubicación y también se te mueve todo por dentro: tu mente, tu corazón, tus afectos.

Te cuestionas: dónde estoy, quién soy. Uno puede llegar a situaciones muy profundas en ese exilio voluntario… O involuntario.

Sobre todo cuando te preguntas ¿qué hice los últimos 20 años y por qué ahora tengo que replantearme hacerlo diferente?

Es una pequeña lucha diaria. Pero la mayoría de los días, lo veo como una oportunidad, porque me fui de mi país buscando una, ¿no? Uno tiene que honrar las decisiones que toma en la vida.

 

 

 

Por: José G. Márquez para El Universal

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