Entidades estatales, desde empresas hasta centros educativos, en Yunnan (suroeste de China) presionan a sus empleados para que ni ellos ni sus familias participen en las actuales protestas contra la prevista construcción de una fábrica, o incluso comenten al respecto en lugares públicos.
Estas entidades obligan a firmar a sus trabajadores una carta oficial, a la que ha tenido acceso Efe, desde que el día 4 se produjera una protesta en las calles de Kunming, capital de la provincia de Yunnan (suroeste) contra la construcción de una planta petroquímica en una localidad cercana.
De no firmar el documento, o de incumplirlo, los trabajadores corren el riesgo de perder su empleo, según denunció hoy a Efe una de estas empleadas, que habló bajo la condición del anonimato.
Miles de personas participaron en la manifestación del día 4, que hoy se ha repetido cuando, desde la mañana, cientos de ciudadanos se encuentran en las calles de la capital para reclamar la paralización de este proyecto frente a una sede del Gobierno local.
En el documento, el firmante se compromete a «no participar en ninguna protesta o reuniones relacionadas con el proyecto petroquímico en Yunnan; no publicar nada al respecto en Weibo, Wechat o QQ (las redes sociales más importantes del país)».
También debe prometer «no hacer comentarios en público sobre este proyecto y, por último, no dejar que mis familiares participen en las actividades mencionadas anteriormente».
La fuente aseguró que, desde el día 4, se han celebrado diversas reuniones para «disuadir» a la plantilla de que no participen en las manifestaciones.
«Sin este tipo de acciones, mucha más gente participaría», aseguró la trabajadora.
Al parecer, las presiones se dan en grandes empresas estatales pero también en diversos organismos gubernamentales, como universidades.
El daño al medio ambiente es una de las grandes preocupaciones de la población de la segunda potencia mundial, donde el rápido crecimiento ha derivado en algunos puntos en una fuerte contaminación del agua subterránea o del aire de las ciudades.
Estas circunstancias llevan a la ciudadanía a protagonizar cada vez más manifestaciones en las que claman por un agua y un aire «limpios».
Algunas de ellas ya han tenido éxito, como el conseguido en Shanghái, donde se confirmó hoy la paralización de la construcción de una fábrica donde se iban a producir baterías debido a «la preocupación ciudadana».
Fuente: GV