Un grupo de 500 rabinos instó al mandatario que sea «prioridad» el regreso al país del ex contratista preso en Cuba. Su salud empeora tras casi 5 años de encierro y desde la prisión dice «ya no querer vivir más».
En una carta con fecha del 1 de agosto divulgada el lunes, los rabinos piden al mandatario Barack Obama dar «todos los pasos necesarios» para terminar con la «pesadilla continua» de Alan Gross y su familia.
El contratista estadounidense Gross fue condenado en 2011 a 15 años de prisión. Fue detenido en 2009 cuando trataba de instalar redes de internet sin permiso del Gobierno en una comunidad judía de la isla bajo un contrato con la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), una entidad del Gobierno.
«Alan fue a Cuba en nombre de nuestro gobierno», indican los religiosos en su misiva. Exigen «su inmediata liberación de prisión» en Cuba e indican que su regreso «debe ser una prioridad para la nación».
La salud de Gross sigue deteriorándose y hasta se niega a recibir visitas de funcionarios de Estados Unidos en La Habana. Su abogado, Scott Gilbert, aseveró que su cliente «no puede resistir mucho más tiempo la vida en prisión» y que ya se despidió de su esposa, Jody, y de su hija Nina durante reciente visita. Previamente había dicho que su 65° cumpleaños en mayo sería el último que celebraría en la cárcel, «de un modo u otro».
Judy Gross escribió en una nota a la prensa que «su decisión de despedirse fue muy dolorosa». Sus familiares dicen que Gross ha perdido 46 kilos, tiene problemas en la vista y en las caderas, que casi le impiden caminar. Fotografías publicadas esporádicamente muestran el deterioro físico del detenido.
Gilbert agregó que «el desgaste emocional de su defendido ha sido severo», particularmente tras la muerte en junio de su madre, que tenía 92 años. El estadounidense había pedido autorización al gobierno de los Castro para regresar a Plano, Texas, para participar en su funeral, pero la solicitud fue rechazada.
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