El miliciano yihadista que aparece en el vídeo de la supuesta ejecución del periodista James Foley parece ser un británico que abandonó Reino Unido para engrosar las filas del Estado Islámico (EI), según el ministro de Exteriores británico, Philip Hammond.
En una entrevista concedida al programa radiofónico Today de BBC 4, Hammond ha declarado que el hombre que comete el supuesto asesinato «podría ser un británico, a juzgar por su acento». Algo que además no haría más que ejemplificar «el significativo número de británicos que luchan con el IS en Siria e Irak».
«Lo que está ocurriendo e Irak y Siria es un veneno, un cáncer y podría extenderse a otras partes de la comunidad internacional y afectarnos directamente», puntualizó el líder del Foreign Office.
La posibilidad de que el encapuchado que aparece en el vídeo sea británico ha desatado todas las alarmas y el primer ministro de Reino Unido, David Cameron, ha decidido interrumpir sus vacaciones en Cornualles para volver a Londres y presidir una reunión gubernamental centrada en la situación de Irak y Siria. «De ser cierto, el asesinato de James Foley es impactante y depravado», ha declarado Cameron a través de un comunicado.
El primer ministro británico parece tener un don especial para hacer coincidir sus vacaciones con momentos turbulentos en su país. El lunes comenzó su retiro estival en Cornualles e insistió en que no había necesidad de estar en Londres para gestionar la crisis del IS, ya que siempre estaba «a pocos metros de una BlackBerry». Su decisión causó el estupor de la opinión pública y hoy la posible implicación de un británico en la ejecución de Foley ha forzado su regreso.
Hasta ahora, el gobierno británico ha mantenido una postura bastante tibia respecto al conflicto en Irak, que parece haberse convertido en un asunto tabú en el parlamento. Aunque cada vez son más las voces que defienden una intervención militar, Cameron se la limitado a aprobar una operación humanitaria en las montañas de Sinjar. La fuerza aérea británica distribuye suministros, desde alimentos a agua potable y lámparas solares capaces también de cargar teléfonos móviles.
Ahora bien, «Reino Unido no va a implicarse en otra guerra. No vamos a desplegar tropas sobre el terreno. No vamos a enviar al ejército británico», afirmó Cameron en declaraciones a la BBC.
Respecto a la posibilidad de que Gran Bretaña envíe soldados a Irak para entrenar a las fuerzas iraquíes, Hammond agregó que «sin duda es algo que consideraríamos», aunque la formación no necesariamente tendría que tener lugar en el propio Irak.
El abstencionismo de Cameron ha sido duramente criticado por varios sectores. El diario The Times sintetizaba a la perfección en un editorial lo que está en mente de muchos británicos. El rotativo británico afirmaba: «no basta con lanzar ayuda humanitaria hay que lanzar ataques aéreos a los yihadistas, armar a los peshmerga kurdos y apoyar a una nueva administración iraquí inclusiva».
Tampoco se puede obviar que involucrarse en una guerra a nueve meses de las elecciones generales entraña una serie de riesgos que Cameron no está dispuesto asumir. Especialmente con los fantasmas de la controvertida invasión de 2003 todavía rondando.
Fuente: ABC.es