El villancico más antiguo, que registra la historia de la música es «Iesus Refulsit Omnium», (Jesús, luz de todas las naciones) data del siglo IV, y su letra se le atribuye a san Hilario de Poitiers.
El más conocido, en cambio es «Noche de paz». Su título original es «Stille nacht, heilige yach» y fue escrito, podría decirse «accidentalmente» por el sacerdote austriaco Joseph Mohr quien al ver que se había malogrado el órgano de su parroquia, la capilla de San Nicolás, ubicada en la pequeña población de Oberndorf, decidió escribir un canto que pudiera interpretarse con guitarra en la misa de gallo. Fue así como la navidad de 1818 se cantó por primera vez «Noche de Paz», actualmente traducido a 330 idiomas.
Otro de los cantos más conocidos en los países de habla inglesa es «Joy to the World» escrito por Isaac Wats, inspirado en el salmo 98 («Cantad al Señor un cántico nuevo porque ha hecho maravillas») y cuya música se le atribuye a Federico Hendel, debido a que las partituras coinciden en varias partes del canto con su célebre obra «El Mesías».
Por su parte, en Italia el villancico más conocido es «Tu scendi dalle stelle» (Tu bajas de las estrellas), escrito por San Alfonso María de Ligorio. Mientras que en Francia está «Il est ne le divin enfat», «Ha nacido el divino niño», traducido al inglés en varias versiones.
En España los más conocidos son «Campanas de Belén», mientras que en la región meridional está «Los Peces en el Río».
En Latinoamérica cada país tiene sus propios villancicos y diversas maneras de interpretar los cantos de navidad universales. En Argentina está «Vamos Pastorcitos» y el «Huachito Torito», en Venezuela «Mi burrito sabanero», en Perú «Llegaron ya», un canto a los reyes magos, en Panamá «Dime niño de quién eres». En Colombia, por su parte está «Tutaina tuturumaina» y en Honduras,»Caminando por Tegucigalpa». Son típicas de Ecuador las tradicionales posadas, un canto que cuenta cómo María y José buscan un lugar donde el Niño Jesús pueda nacer.
Los villancicos originarios de cada país no necesariamente fueron escritos allí, muchos son adaptaciones de cantos españoles como el caso de «Antón tiruriru», muy conocido en Colombia, que es en realidad la adaptación del villancico catalán «La pastora Caterina».
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