Francisco estará presente en las celebraciones del inicio del Año Lutero, que conmemora el cisma de la iglesia de occidente, dando esperanza a los partidarios de la reunificación
El papa Francisco sigue recorriendo caminos nunca antes andados en la historia de la Iglesia Católica y protagonizando gestos inéditos. Este lunes el pontífice argentino realiza un viaje ecuménico a Suecia para conmemorar los 500 años de la reforma luterana, que separó a los cristianos de occidente en católicos y protestantes.
Francisco celebrará una misa junto con sacerdotes luteranos en un gesto de enorme calado. Y es que sobre todo para los ecuménicos, que defienden la unidad entre todas las iglesias cristianas, la visita es una señal de esperanza.
Este lunes empieza el Año Lutero y la Iglesia Luterana siempre había celebrado las efemérides de la Reforma protestante como una “liberación” de la Iglesia de Roma, pero en esta ocasión la presencia del papa Francisco en Suecia servirá para evocar los esfuerzos hacia la reconciliación.
La frase
El acercamiento nos hace bien a todos. Por el contrario, la distancia nos enferma”
PAPA FRANCISCO
Martín Lutero desencadenó una de las mayores fracturas de la historia de la Iglesia con la división entre protestantes y católicos, que se mantuvieron enfrentados hasta el reinicio del diálogo teológico entre ambos en 1967, tras el Concilio Vaticano II. “El acercamiento nos hace bien a todos. Por el contrario, la distancia nos enferma”, dijo el jefe de la Iglesia católica en una entrevista publicada por la revista Civiltà Cattolica y la de los jesuitas suecos, Sigrum. El Papa destacó la importancia de que la Iglesia se reforme. “Lutero dio un gran paso para dejar la palabra de dios en manos del pueblo”, dijo.
Francisco, que tiene amigos luteranos desde joven y también de los tiempos del ministerio episcopal, asegura que viaja a Suecia para “acercarse” a sus “hermanos y hermanas” porque, según señala, “la cercanía hace bien a todos”. En este sentido, insiste en que no se puede ser al mismo tiempo “católico y sectario”. “La distancia en cambio nos hace mal. Cuando nos alejamos, nos cerramos dentro de nosotros mismos, adquirimos miedos. Es necesario aprender a trascender para el encuentro con los demás. Si no lo hacemos, también nosotros cristianos enfermamos con las divisiones. Con este viaje espero dar un paso de acercamiento”, subraya.
Además, el Pontífice precisa que la Iglesia Católica puede aprender de la Luterana, sobre todo de “reforma y escritura”. La primera porque, según indica, al principio lo de Lutero era un gesto de reforma en un momento difícil para la Iglesia y quería poner “un remedio a una situación compleja”. Sin embargo, añade que después este gesto, también a causa de la situación política, se ha convertido “en un estado de separación y no en un proceso de reforma de toda la Iglesia” que, en cambio, considera fundamental, porque la Iglesia está siempre en reforma.
La reforma de Lutero y las iglesias protestantes hoy
El 31 de octubre de 2017 se cumplirán 500 años desde que Martín Lutero clavara sus 95 tesis contra la venta de indulgencias en la puerta de la iglesia de Wittenberg (Alemania), origen de la reforma protestante y de diversas iglesias con millones de fieles. Desde entonces la Iglesia de Roma y el que pasó a llamarse protestantismo han estado separados por ideas doctrinalmente irreconciliables y que será muy difícil que sean superadas.
La intención inicial de Lutero, según el consenso actual entre los historiadores, no era generar un cisma dentro del cristianismo, sino reformar por dentro la Iglesia católica y las prácticas que consideraba corruptas. El núcleo de su argumentación contra la venta de indulgencias era que la salvación se lograba por la gracia, no por las obras, con lo que pagar dinero a la Iglesia por el perdón de los pecados no tenía sentido.
Es decir, nadie se salva por sí mismo, sino por la voluntad de Dios, y lo único que le queda al ser humano es, con humildad y sin sobrevalorar sus propios méritos, procurar ser digno de la gracia divina día a día.
El segundo pilar de la teología luterana era la lectura directa de la Biblia, cuyo mensaje Lutero oponía en muchos aspectos a la doctrina oficial católica y, ante todo, al comportamiento de muchos clérigos. La Iglesia, además, a su juicio, no tenía el monopolio de la interpretación de la Biblia, sino que cada creyente tenía que confrontarse con ella.
Las principales diferencias
No hay indulgencias, la salvación llega de la gracia y no de las obras, no hay culto a los santos, los únicos sacramentos son bautismo y eucaristía y las mujeres pueden ordenarse sacerdote
Otro elemento clave, sobre todo en la práctica, fue la abolición del celibato, que generó en las casas de los pastores protestantes un nuevo tipo de familia.
Las tesis de Lutero fueron un estímulo para otros reformadores en otros lugares de Europa, que agregaron nuevos elementos a un movimiento que rompería la unidad de la cristiandad en el Occidente de Europa.
La fundación de nuevas iglesias respondió en ocasiones a razones fundamentalmente teológicas, como el caso de Calvino en Suiza, o ante todo políticas, como ocurrió con Enrique VIII en Inglaterra con la Iglesia anglicana.
En Alemania, la cuna de la reforma, la organización protestante más grande es la Iglesia Evangélica, que en realidad es una federación de 20 iglesias distintas, algunas luteranas y otras calvinistas, con 24 millones de fieles.
A nivel internacional, destaca la Federación Luterana Mundial, a la que pertenecen 145 iglesias y 74 millones de fieles y que el próximo lunes conmemorará en Suecia los 500 años del cisma junto al papa Francisco.
No obstante, la libertad religiosa sobre la que se asienta la reforma protestante hace que, junto a esas grandes organizaciones, coexistan muchas pequeñas iglesias en diversas partes del mundo.
Afiliadas o no a entidades más grandes, mantienen siempre una independencia doctrinal y teológica de acuerdo con lo que Lutero llamaba en uno de sus escritos más conocidos “la libertad del cristiano”.
Ello hace que dentro del protestantismo haya tanto corrientes extremadamente conservadoras y hasta fundamentalistas, como se ve con frecuencia en algunas iglesias en EE.UU. y en Latinoamérica, como otras altamente progresistas. En todo caso, la flexibilidad de sus estructuras ha permitido a los protestantes cambiar en muchos aspectos más rápidamente que los católicos, como en el caso del sacerdocio femenino, algo que la iglesia católica no contempla.
El difícil camino de la reconciliación
Desde el Concilio Vaticano II y, sobre todo, en los últimos años se ha comenzado a dialogar y se han dado pasos adelante en la esperada unidad de los cristianos, que incluye también a los ortodoxos. El Concilio ya comprometió a la Iglesia católica “a recorrer el camino de la acción ecuménica” y los posteriores viajes del papa Juan Pablo II a los países protestantes y los encuentros con sus representantes fueron prueba de ello.
Pero el gran paso adelante fue la declaración conjunta sobre la doctrina de la Justificación firmada en 1999 por luteranos y católicos y en las que se aclaraban algunas posiciones que hasta ahora habían sido causa de profundas divisiones. No hubo acuerdo pleno, pero sí muchos puntos en común.
La declaraciónconjunta fue firmada por el cardenal Edward Cassidy, entonces prefecto del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, junto al obispo Christian Krause, presidente de la Federación Luterana mundial, un 31 de octubre, la misma fecha del gesto cismático de Lutero.
La llamada “Justificación” es la definición de la salvación del hombre y mientras los católicos creen que para salvarse son muy importante las obras realizadas durante la vida, los protestantes afirman que la gracia divina, la fe, tiene fuerza suficiente para ello.
La Vanguardia