El papa Francisco dijo hoy sentir dolor y vergüenza y pidió perdón por los abusos sexuales a menores cometidos por algunos de los miembros de la Iglesia católica chilena, en su primer mensaje de una visita pastoral de tres días que inició el lunes en Chile.
El papa Francisco dijo sentir «dolor y vergüenza» por los abusos sexuales contra menores en las iglesias de Chile. (Foto Prensa Libre: EFE)
«No puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia», dijo el pontífice en un discurso que pronunció la mañana de este martes en La Moneda, la sede del Gobierno chileno, en el marco de su sexta gira por América Latina.
«Me quiero unir a mis hermanos en el episcopado, ya que es justo pedir perdón y apoyar con todas las fuerzas a las víctimas, al mismo tiempo que hemos de empeñarnos para que no se vuelva a repetir», agregó el pontifíce ante la presidenta Michelle Bachelet y autoridades del país en el Patio de Los Naranjos de la sede el Ejecutivo.
Tras pronunciar estas palabras, los invitados y unas 2.000 personas que se encontraban en la Plaza Constitución, fuera de La Moneda, donde podían ver la ceremonia en pantallas gigantes, irrumpieron en un fuerte aplauso.
El tema de los abusos sexuales es un asunto que ha dañado seriamente la credibilidad de la Iglesia y sus miembros. Se estima que unos 70 sacerdotes, diáconos, religiosos, incluida una monja, han sido acusados de abuso sexual de menores, según Bishop Accountability, una ONG de Estados Unidos. El caso más representativo es el del cura Fernando Karadima, sancionado por el Vaticano.
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El papa Francisco saluda a la presidenta de Chile en el inicio de actividades durante su visita de tres días. ( EFE)
Igualmente, el pontífice dijo que el futuro de los países se juega en gran parte en la capacidad de escuchar que tengan el pueblo y sus autoridades.
«Es preciso escuchar: escuchar a los parados (desempleados), que no pueden sustentar el presente y menos el futuro de sus familias; a los pueblos originarios, frecuentemente olvidados y cuyos derechos necesitan ser atendidos y su cultura cuidada, para que no se pierda parte de la identidad y riqueza de esta nación», subrayó.
«La sabiduría de los pueblos originarios puede ser un gran aporte», añadió el pontífice, y señaló que también es preciso escuchar a los niños, a los jóvenes, a los ancianos y a los migrantes.
En su saludo de bienvenida al papa, Bachelet le aseguró que su visita le hace bien al país. «Lo recibimos con mucha esperanza y no me cabe duda que así se lo harán sentir» los chilenos, agregó la mandataria socialista, que deja su cargo el 11 de marzo.
Bachelet recordó también la visita de Juan Pablo II, hace poco más de 30 años, cuando el país estaba bajo la dicatdura militar de Augusto Pinochet. «Qué bueno poder decirle que Chile es otro, por encima de nuestras diferencias», señaló.
El papa Francisco saluda a los chilenos desde el papamóvil durante su trayecto al lugar donde ofició una misa. ( EFE)
Tras el encuentro con la sociedad civil y el cuerpo diplomático, el sumo pontífice sostuvo una reunión privada con Bachelet.
Luego, Francisco se dirigió en el papamóvil hasta el Parque O’Higgins, un amplio recinto ubicado en el suroeste de Santiago, donde miles de personas lo esperaban desde la madrugada para participar en la primera misa que oficiará en Chile, celebrada «por la paz y la justicia».
En tanto, por la tarde visitará un centro penitenciario femenino, tras lo cual se trasladará hasta la Catedral para una reunión con miembros del clero local.
El día de Francisco concluirá con una visita privada al santuario de San Alberto Hurtado, un sacerdote jesuita fallecido en 1952 y conocido por su entrega a los más pobres. El religioso fue beatificado en 1994 por Juan Pablo II.
Además de actividades en Santiago, el papa argentino, de 81 años, viajará el miércoles a la ciudad de Temuco, en la región de la Araucanía, en el sur del país, y el jueves a la ciudad portuaria de Iquique, en el extremo norte, última escala de su visita a Chile antes de dirigirse a Perú.
PrensaLibre