El Papa Francisco cita con frecuencia a su predecesor, pero en el Ángelus del domingo dio una sorpresa a más de ochenta mil personas elogiando vigorosamente «el gran ejemplo que nos ha dado» al presentar la renuncia «cuando el Señor le hizo entender, en la conciencia, el paso que debía dar». Benedicto XVI supo seguir, «con gran discernimiento y coraje su conciencia, es decir, la voluntad de Dios que hablaba a su corazón». Su valeroso gesto «nos ha hecho bien a todos y es un ejemplo a seguir».
El Santo Padre estaba comentando el pasaje del Evangelio en que Jesús se pone en marcha hacia Jerusalén, sabiendo que va a morir. Lo hacía libremente, pues no funcionada «con un mando a distancia» que le forzase a cumplir la voluntad del Padre.
Al margen del texto escrito, el Papa añadió con gran fuerza que «¡Jesús es libre y nos quiere libres!». El Señor habla a la conciencia de cada uno per no da órdenes: «¡Jesús no impone nunca! Jesús es humilde. Jesús nos invita -‘si quieres, ven’- pero no impone nada».
Por ese motivo, continuó, «debemos aprender a escuchar más la propia conciencia. Esto no significa hacer lo que me conviene… ¡No es eso! La conciencia es el espacio interior de escucha de la verdad, del bien, de la escucha de Dios».
Ese era el marco en que presentaba la decisión de Jesús de subir a Jerusalén y la decisión de Benedicto XVI de renunciar a su ministerio.
Fue un momento emocionante y una reflexión muy personal sobre la conciencia del Papa anterior, a quien el mundo admira cada vez más. Fue una poderosa catequesis sobre la libertad de cada uno y sobre la valentía que requiere ser consecuente con las decisiones tomadas en libertad.
Fuente: ABC