El papa Francisco advirtió hoy de que la humanidad no conseguirá salir nunca de la “espiral del mal” si recurre a la Ley del Talión, pues aseguró que la justicia humana no puede salvar el mundo, sino que solo puede hacerlo la misericordia divina.
Durante el rezo del Ángelus dominical en la plaza de San Pedro del Vaticano, el pontífice argentino recordó parábolas como las de la oveja descarriada o el hijo pródigo para apelar a la misericordia como “la verdadera fuerza” que puede salvar al hombre “del cáncer que es el pecado, el mal moral y espiritual”.
“Si vivimos de acuerdo a la ley del ‘ojo por ojo, diente por diente’, no salimos nunca de la espiral del mal. El Maligno es listo, y nos hace creer que con nuestra justicia humana podemos salvarnos y salvar al mundo. En realidad solo la justicia de Dios nos puede salvar”, dijo Francisco.
“Y la justicia de Dios -añadió- se ha revelado en la cruz: la cruz es el juicio de Dios sobre todos nosotros y sobre este mundo. ¿Pero cómo nos juzga Dios? Dando la vida por nosotros. Éste es el acto supremo de justicia que ha derrotado de una vez por todas al príncipe de este mundo y este acto supremo de justicia es precisamente también misericordia”.
En una lluviosa mañana en el Vaticano y ante numerosos fieles que lo escuchaban bajo sus paraguas, el papa alertó del peligro que entraña que el ser humano presuma de ser justo y, por ello, se dedique a juzgar a los demás e, incluso, a Dios, que nunca olvida ni abandona, sino que respeta la libertad y permanece siempre fiel al hombre.
“Juzgamos también a Dios, porque pensamos que tendría que castigar a los pecadores, condenarlos a muerte, en lugar de perdonarlos. Entonces sí que corremos el riesgo de quedarnos fuera de la casa del Padre”, aseveró Francisco.
“Si en nuestro corazón no hay misericordia, la alegría del perdón, no estamos en comunión con Dios aunque cumplamos todos los preceptos, porque es el amor el que salva, no el solo cumplimiento de los preceptos. Es el amor a Dios y al prójimo el que hace que se cumplan todos los mandamientos”, añadió.
Ya en castellano, la única lengua distinta al italiano en la que habló hoy durante el Ángelus, el papa recordó que este sábado fue beatificado en Argentina el “cura gaucho” José Gabriel Brochero (1840-1914), sacerdote de la Diócesis de Córdoba.
“Deseo unirme a la alegría de la Iglesia en Argentina por la beatificación de este pastor ejemplar, que a lomo de mula recorrió infatigablemente los áridos caminos de su parroquia, buscando, casa por casa, las personas que le habían sido encomendadas para llevarlas a Dios”, dijo Francisco, quien ya ayer envió una carta a los obispos argentinos en esta línea.
“Pidamos a Cristo, por intercesión del nuevo beato, que se multipliquen los sacerdotes que, imitando al cura Brochero, entreguen su vida al servicio de la evangelización, tanto de rodillas ante el crucifijo, como dando testimonio por todas partes del amor y la misericordia de Dios”, concluyó.
Fuente: Agencias