El médico, la mujer y la guerra

El médico, la mujer y la guerra

 

 

Aunque en esta ocasión se pueden nombrar las víctimas inocentes de la balacera que formaron los malandros del Coqui, el Vampi y Garbis, los afectados son muchísimos más. La familia de Deisy Rivas llora su muerte y el médico al que robaron debe estar muy mal con un síndrome postraumático como mínimo.

 

 

Pero ¿y los vecinos de El Paraíso y la Cota 905? Son víctimas del terror que inspiran estas bandas de delincuentes. Esta vez porque les provocó tomar el módulo de la Guardia Nacional. Son tan sanguinarios que mataron a 4 de los suyos y los arrojaron por unas bajantes del túnel. Retuvieron a varios conductores y trataron de prenderle fuego a un camión.

 

 

Pero, aunque suene a exageración, en este caso que se repite cada cierto tiempo en la urbanización del oeste de Caracas los únicos responsables no son los delincuentes. Ni los únicos asesinos. A Deisy Rivas debió protegerla el Estado. Al médico al que le quitaron su único modo de transporte ganado con el esfuerzo de su trabajo también.

 

 

Por eso, en este caso, así como las balaceras que se formaron simultáneamente en las barriadas de Petare y en El Valle, el responsable principal es el régimen. Fueron y han sido los rojitos los que han dejado que estas bandas se armen a su conveniencia, porque en algún momento el comandante muerto pensó que a la hora de defender su mal llamada revolución estos delincuentes iban a hacerlo. Es lo mismo que pasa con los colectivos que amedrentan a todos en la capital y en el interior del país.

 

 

 
Ahora hasta los supuestos “garantes” de la seguridad de los ciudadanos les tienen miedo o comparten intereses. Entonces, es claro como el sol que la muerte de Deisy Rivas pudo prevenirse y que el terror que viven los residentes de estas urbanizaciones podría ser erradicado si en realidad existiera un Estado que se dedicara a cumplir con una de sus principales responsabilidades: la seguridad ciudadana. Pero a los rojitos qué les importa, si andan armados hasta los dientes y con anillos de seguridad que hasta deben estar vacunados ya contra el covid-19.

 

 

Y el que se pregunte por qué la gente no sale a la calle a exigir su derecho a la seguridad, que se voltee a ver lo que los residentes de las urbanizaciones más golpeadas tienen a los lados: asesinos con granadas, armas largas y cortas y todo tipo de instrumentos mortales que no temen usar en contra de los inocentes.

 

 

Hace tiempo que los venezolanos necesitan un gobierno que entienda las prioridades y que no solo se ocupe de meterse el dinero del Estado en los bolsillos.

 

 

 

Editorial de El Nacional

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