Andrés Arauz, Guillermo Lasso y Yaku Pérez | Cortesía larepublica.pe
El domingo los ecuatorianos elegirán un nuevo presidente. Tienen la oportunidad de definir el futuro que quieren para su país, aunque las opciones no sean muy novedosas, pues el espectro partidista se divide entre el pasado correísta, la centro derecha y el movimiento indígena. El problema es la intención de voto que cada una de estas opciones ha levantado.
El candidato del expresidente Rafael Correa, Andrés Arauz, promete romper con el Fondo Monetario Internacional y sus medidas de austeridad. Es el que despunta en las encuestas, pero no con la suficiente diferencia de sus otros contrincantes como para asegurarse el triunfo en primera vuelta. Y eso que asiste a los mitines con una réplica de cartón de tamaño real de su padrino político.
Los que lo adversan recuerdan los actos de corrupción por los que es señalado Correa y por los que han sido enjuiciados varios políticos de su entorno, pero Arauz ha llegado a prometer 1.000 dólares a 1 millón de ecuatorianos que voten por él, lo que dice mucho de su inclinación populista.
El segundo en la contienda, de acuerdo con las encuestas, es un candidato ya conocido por los ecuatorianos, pues ha aspirado a la presidencia en dos oportunidades anteriores. Se trata de Guillermo Lasso, quien ha afirmado sin tapujos que elegir al candidato de Correa llevará a Ecuador a convertirse en otra Venezuela. Sin embargo, no ha podido rebasar a Arauz en los sondeos, ni siquiera asustando a la gente con esta advertencia.
El tercero en la pelea es un candidato de origen indígena, Yaku Pérez, que ha hecho oposición tanto a Correa como al actual presidente, Lenín Moreno. Dicen los analistas que de darse la segunda vuelta, daría su respaldo a Arauz.
Los que tienen la decisión en sus manos son los indecisos, que a escasos días de los comicios llegan a representar aproximadamente 40% del electorado. Son ellos, y no los militantes partidistas, los que decidirán el futuro del país hermano, aunque todo parece indicar que habrá una segunda vuelta el 11 de abril.
Como sea, los ecuatorianos deben valorar la oportunidad que se les presenta, pues sus hermanos venezolanos saben lo doloroso que es no poder elegir en democracia. El destino de todo el país puede cambiar radicalmente de acuerdo con su voto y lo que necesitan tener en cuenta es que el bienestar de un pueblo comienza con la escogencia de los más idóneos para dirigir su destino.
Libertad económica, justicia, equidad social, empleo, disminución de la pobreza, batalla contra la corrupción y respeto al ciudadano son exigencias comunes de los latinoamericanos. Ojalá los ecuatorianos sepan escoger la mejor vía para lograrlas.
Editorial de El Nacional