El consumo de los hogares comienza a desinflarse. Al menos así consta en los números que el Banco Central de Venezuela (BCV) presentó esta semana, según los cuales el consumo final privado creció 3,2% entre enero y marzo de 2013, casi la mitad del nivel de 5,9% registrado un año antes.
Además de un crecimiento económico de apenas 0,7%, el primer trimestre también ha estado acompañado de una devaluación que llevó el valor del dólar de 4,3 a 6,3 bolívares, y de una fuerte aceleración de los precios al consumidor que amenaza con pulverizar la meta inflacionaria establecida para este año.
La presión que ejercen entre ambos fue suficiente para retener el nivel del consumo de los hogares. La capacidad de las familias de cubrir sus gastos con la misma cantidad de bolívares se ha contraído y los analistas no descartan que el poder adquisitivo termine el año en negativo. La firma Ecoanalítica estimó un retroceso del salario de 5,2% en términos reales para finales de este año, resultado que estará presionado por la devaluación ordenada en febrero y por la inflación.
Ante un salario que compra cada vez menos, las posibilidades de que el consumo se recupere a los niveles registrados hace un año lucen lejanas. Para 2012, el emisor reportó que el consumo final privado había crecido 7,1%.
El gasto público, que ha sido capaz de motorizar el consumo en otras oportunidades, no ha sido suficiente para animar las compras de los hogares. El Gobierno central inició el año de una forma acelerada en materia de egresos y, aunque en marzo se calmó el ritmo, en enero y febrero las erogaciones se dispararon, según consta en los datos oficiales que maneja el Ministerio de Finanzas.
Tradicionalmente el aumento del gasto público estimula el consumo de los hogares, pero eso no ha ocurrido en esta oportunidad.
Pero cuando se revisan los datos queda en evidencia que la desaceleración del consumo es general, pues a nivel público la tendencia es similar a lo que ocurrió en el caso privado. El BCV reportó que el gasto en consumo final del Gobierno -una categoría que mide los gastos sociales y que incluye las erogaciones salariales y los subsidios a la población- también reduce su velocidad de crecimiento. Al cierre del primer trimestre avanzó 4,1%, mientras que para el mismo período de 2012 la subida había sido de 5,1%, según el emisor.
El mercado, en medio de una limitada oferta de bienes ocasionada por una escasez que trepó hasta 21,3% en abril, se enfrenta a los efectos de la devaluación. Entre enero y abril los precios al consumidor se dispararon 12,5%, con rubros que registraron aumentos todavía más elevados, como por ejemplo, los alimentos -grupo que está sometido a regulaciones de precios y que, en general, recibe divisas a precio oficial- para el que el ascenso inflacionario fue de 16,1% en ese período.
Pero otras agrupaciones tienen menos influencia de los dólares oficiales, aunque representan 27% de la medición del Índice Nacional de Precios al Consumidor. Ecoanalítica indica que este es el caso de licores y cigarrillos, restaurantes y hoteles, vestido y esparcimiento, cuya fuente de dólares está en el mercado paralelo que se mueve con cotizaciones muy por encima del precio marcado por el BCV.
Fuente: EU