¿Sabías que la presentación de los alimentos está relacionada con su poder saciante? ¡No te fíes de las apariencias!

Parece que el hambre funciona de manera muy simple: tu estómago está vacío, lo llenas tomándote una hamburguesa y deja de rugir. Acción, reacción. Siguiendo esta lógica es fácil deducir que cuantas más calorías ingiramos, más satisfechas quedaremos. Pero no, sentimos decirte que no es lo único que debes tener en cuenta.

“Una buena presentación te hace comer el plato con otro espíritu. Una misma receta da más satisfacción si está bien presentada”, opina la chef Samantha Vallejo-Nágera, embajadora de la marca de agua Eden, quien da gran importancia a los emplatados de sus preparaciones. La apariencia de los alimentos puede convertirse en un arma fundamental para aprovecharnos de su poder saciante, ya que comemos por los ojos. Así lo confirma un estudio de American Journal of Clinical Nutrition. Este experimento demostró que los participantes que bebieron un espeso batido de 99 kilocalorías se sintieron más llenos que aquellos que tomaron uno más líquido con 500 kilocalorías.

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“La textura es uno de los factores que más influye en ese sentido. Cuando los alimentos son más densos tenemos una percepción mayor de saciedad”, explica Analía Domínguez, nutricionista de la clínica Logogen. Por si te asaltan las dudas, aquí tienes nuestra lista de la compra con los imprescindibles para que tu apetito no te gane la batalla.

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